En Babelia, suplemento cultural de "El País":
Deconstruir a Miguel Hernández
JESÚS RUIZ MANTILLA 20/02/2010
Joan Manuel Serrat analiza canción a canción Hijo de la luz y de la sombra, su nuevo disco dedicado al poeta -el primero lo grabó en los setenta-. El álbum, que coincide con la celebración del centenario del escritor, sale a la venta el día 23.
La mitad, de aperitivo, y la otra parte para después de comer. No hay mejor manera de digerir las nuevas canciones que Joan Manuel Serrat le ha compuesto a Miguel Hernández que a sorbitos, junto a una botella de su vino, Mas Perinet, y mientras hacemos juntos la digestión de una gloriosa pasta con trufa: la que ha preparado el gourmet más curtido y celebrado por esos mundos de la música popular española.
No hay duda de que Serrat sabe exprimir la vida. Y contar su trabajo a fondo, con la pasión del artesano y el gusanillo del eterno principiante, a los 64 tacos. Hernández va y vuelve a su casa con la confianza de un familiar. Ahora se cumple su centenario y Serrat le ha compuesto 13 canciones para ponerlas en la boca y la piel de una nueva generación.
Justo como cuando a principios de los años setenta le recuperó de su voz para no quitárselo ya nunca de la conciencia a los niños hoy cuarentones y a los jóvenes ahora sesentones que tenían noticia por este cantante de la lucha, el drama y la esperanza que libró el poeta de Orihuela. Aquel pastor de cabras, autodidacto, preso republicano, víctima del franquismo, que lanzó sus versos renegando de un destino mísero contra el que luchó con la fuerza del superdotado.
Aquellas primeras canciones que él le presentó a su viuda, Josefina Manresa, un buen día en que tuvo que regalarle un tocadiscos para poder escucharlas juntos han quedado en la memoria. El repertorio hernandiano aumenta ahora con estas piezas nuevas, que publicará en disco el próximo día 23 (Hijo de la luz y de la sombra) y sacará de gira a partir del 27 de marzo. Sólo dedicará las actuaciones al poeta. "Que nadie me pida Mediterráneo porque no la voy a cantar", avisa. Lleva los nervios entre las cuerdas de la guitarra aunque lo niegue. Ha hecho las maletas con poca ropa y un buen recambio de versos. Sale de viaje, otra vez, con Miguel Hernández. Pero antes cuenta el porqué de cada canción.
1. Uno de aquellos. Es el poema que dedicó a los brigadistas. "Las patrias te llaman con todas sus banderas", dice la letra. "Un alma sin fronteras". Para Joan Manuel Serrat refleja el espíritu de que no hay batalla contra la injusticia, contra el abuso, que nos sea ajena. "Es la canción del poeta sin patrias, del luchador idealista, que es completamente extrapolable a muchas situaciones de hoy", asegura.
2. Del ay al ay por el ay. "Aquí se adivina un fatalismo, una sombra visionaria que acojona", dice el músico. Lo comenta al marcar unos versos: "Sucias rachas tumban todos los cometas que levanto". El poema data de 1934, pero es como si indicara lo que le va a ocurrir a lo largo de los años que le quedan de vida antes de morir dejado de la mano de Dios en la cárcel de Alicante. La canción tiene un tratamiento de quejío profundo: "En ningún momento he tratado de pelearme con construcciones musicales. He intentado que el poema me devolviera melodías frescas, naturales".
3. Canción del esposo soldado. Aquí suena de repente un bolero antiguo. "Es algo progresivo", explica Serrat. Una caja que marca los pasos de una marcha con aire raveliano o de saeta y se escucha: "Es preciso matar para seguir viviendo. Un día iré a la sombra de tu pelo lejano".
4. La palmera levantina. Del escalofrío precedente, entra con suavidad una especie de brisa cálida. Se trata de una canción llena de sensualidad mediterránea. "Ésta es la época juvenil, cuando leía a Góngora antes de hacer Perito en lunas", comenta Serrat. "En ese aspecto, Hernández es un poeta transparente. Puedes saber a quién está leyendo en cada momento de su creación".
5. El mundo de los demás. Seguimos inmersos en la humedad de la música. Para esta canción, este autor de mares y cielos abiertos ha elegido un tono, dice él, "acuático, algo que nos mece". Es un viaje interior. "Ciegos de ver, hemos visto, miramos hacia adentro, vemos lo más íntimo". Pertenece al Cancionero y romancero de ausencias. "Posee la lucidez de quien sabe que el mundo no es lo que parece".
6. Dale que dale. "Ésta es la época en la que escribía como san Juan de la Cruz", comenta el autor. "Dale Dios a mi alma hasta perfeccionarla", canta Joan Manuel. Andaba impregnado de un catolicismo muy social, a imagen y semejanza de los místicos. Pero el músico, en el ritmo machacón y obsesivo de los versos, entrevé otras cosas: "Un claro onanismo", asegura. Por atrás suena ligera, discreta, la voz de Miguel Poveda.
7. Cerca del agua. Esta canción es un viaje. Difícil. Imaginario. El que separa la celda del agua. "Es impresionante porque de la oscuridad se traslada a la luz, es una reafirmación de su libertad, quiere escapar al mar", comenta Serrat. "Es todo un ejercicio de resistencia e imaginación".
8. El hambre. Los versos de este poema son intensos. "Es el primero de los conocimientos. La ferocidad de nuestros sentimientos", reza el texto. "No plantea el hambre como una consecuencia, sino como una presencia que configura su identidad", asegura Serrat. La del niño y adolescente que ha vivido la experiencia. El hombre a quien ha construido el hambre.
9. Tus cartas son un vino. Poema de juventud, la época en la que escribía a su mujer, Josefina, con el aliento del amante lejano. "Cuando me falte sangre con zumo de clavel", dicen los versos, por ejemplo. Es una pieza evocadora, melancólica, apasionada.
10. Si me matan, bueno. Es una adaptación de la obra teatral Pastor de la muerte. "La música lleva un perfume cubano por ser homenaje a Pablo de la Torriente, brigadista de la isla, muy amigo de Hernández", asegura Serrat. Un tema combativo que realza el coraje de quienes entregan sus vidas por lo que en apariencia no les incumbe.
11. Las abarcas desiertas. La identidad de la miseria también marca esta pieza. "Me vistió la pobreza / me lamió el cuerpo el río. / De pies a cabeza, / pasto fui del rocío". Se refiere a su infancia pero evocada desde la última juventud. "Las abarcas desiertas eran aquellas en las que los reyes magos nunca dejaban nada. Hay un resentimiento, una protesta social profunda en estos versos", cree Joan Manuel Serrat.
12. Sólo quien ama vuela. Un nuevo viaje fuera de los muros de la cárcel. La ansiedad que le produce lo que quiere y lo que puede hacer. Sólo volando con la imaginación de su escritura se encuentra libre. "Sólo así puede salir, sentirse de otra manera", comenta el músico.
13. Hijo de la luz y de la sombra. Aquí ha sido necesario hacer un trabajo fino. Se trata de un poema tríptico del que Serrat ha querido captar la esencia. "Había que montar una canción que transmitiera el aroma", comenta. El del amor radical, desesperado, que cierra como un círculo lo que abrió con el disco de 1972. Una evocación al seno donde nace todo: "Eres la noche esposa / y yo soy el mediodía... Caudalosa mujer / en tu vientre me entierro".
Hijo de la luz y de la sombra. Joan Manuel Serrat. Sony / BMG. Sale a la venta el próximo martes día 23. La gira comenzará el 27 de marzo en Elche (Alicante). http://www.jmserrat.com/.
sábado, 20 de febrero de 2010
PRENSA CULTURAL. "Babelia". "Deconstruir a Miguel Hernández": entrevista a Joan Manuel Serrat
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