domingo, 28 de febrero de 2010
CINE. Oscars 2010. Películas nominadas
Aquí podemos ver los tráilers de las películas nominadas para conseguir el Oscar 2010:
1. AVATAR:
2. THE BLIND SIDE:
3. DISTRICT 9:
4. AN EDUCATION:
5. THE HURT LOCKER (EN TIERRA HOSTIL):
6. MALDITOS BASTARDOS:
7. PRECIOUS:
8. A SERIOUS MAN (UN TIPO SERIO):
9. UP:
10. UP IN THE AIR:
POESÍA. "Oda a las cosas rotas", de Pablo Neruda (1904-1973)
Pablo Neruda
Se van rompiendo cosas
en la casa
como empujadas por un invisible
quebrador voluntario:
no son las manos mías,
ni las tuyas,
no fueron las muchachas
de uña dura
y pasos de planeta:
no fue nada y nadie,
no fue el viento,
no fue el anaranjado mediodía
ni la noche terrestre,
no fue ni la nariz ni el codo,
la creciente cadera,
el tobillo,
ni el aire:
se quebró el plato, se cayó la lámpara,
se derrumbaron todos los floreros
uno por uno, aquél
en pleno octubre
colmado de escarlata,
fatigado por todas las violetas,
y otro vacío
rodó, rodó, rodó
por el invierno
hasta ser sólo harina
de florero,
recuerdo roto, polvo luminoso.
Y aquel reloj
cuyo sonido
era
la voz de nuestras vidas,
el secreto
hilo
de las semanas,
que una a una
ataba tantas horas
a la miel, al silencio,
a tantos nacimientos y trabajos,
aquel reloj también
cayó y vibraron
entre los vidrios rotos
sus delicadas vísceras azules,
su largo corazón
desenrollado.
La vida va moliendo
vidrios, gastando ropas,
haciendo añicos,
triturando
formas,
y lo que dura con el tiempo es como
isla o nave en el mar,
perecedero,
rodeado por los frágiles peligros,
por implacables aguas y amenazas.
Pongamos todo de una vez, relojes,
platos, copas talladas por el frío,
en un saco y llevemos
al mar nuestros tesoros:
que se derrumben nuestras posesiones
en un solo alarmante quebradero,
que suene como un río
lo que se quiebra
y que el mar reconstruya
con su largo trabajo de mareas
tantas cosas inútiles
que nadie rompe
pero se rompieron.
CINE. PRENSA. "An Education", película de Lone Scherfig
Hoy, en "El Día de Córdoba", la crítica de esta película:
Amor y pedagogía: un melodrama educativo
Carlos Colón
"An Education". Reino Unido, 2009, 95 min. Dirección: Lone Scherfig. Guión: Nick Hornby. Intérpretes: Carey Mulligan, Peter Sarsgaard, Alfred Molina, Rosamund Pike, Dominic Cooper, Olivia Williams, Emma Thompson. Música: Paul Englishby. Fotografía: John de Borman. Montaje: Barney Pilling.
Uno de los peores errores cometidos en Europa desde los años 60 es la devaluación de la educación. Los revolucionarios de salón, pedagogos progres y funcionarios con carné que la fueron llevando a cabo hasta alcanzar la situación actual eran, sin saberlo, agentes, no de la libertad del conocimiento, sino de la esclavitud del consumo al que le interesa deseducar hasta desarmar la racionalidad crítica, desnudar de memoria, exiliar de dos mil años de cultura, romper con la tradición iniciada por la paideia de los griegos (la educación integral del joven) y culminada por los movimientos de democratización de la educación exigente de las corrientes progresistas -socialistas o liberales- del siglo XIX y la primera mitad del XX. El resultado es lo que algunos ensayistas han llamado Homo Videns u Homo Consumericus: el hombre reducido a telespectador o videojugador y consumidor unidimensional.
Tal vez el trauma originado por la impotencia de la cultura frente a la barbarie -Auschwitz-, las consecuencias apocalípticas de la ciencia -Hiroshima- o la devastación del planeta a causa del desarrollo industrial estén en el origen de este mal; y tal vez se uniera a ello la caída de las utopías entre 1968 (mayo francés) y 1989 (caída del muro de Berlín). El caso es que hoy vivimos en la situación denunciada por George Steiner: "Si los jóvenes ingleses deciden poner a David Beckham por encima de Shakespeare o Darwin en su lista de tesoros nacionales; si las instituciones del saber, las librerías, las salas de concierto y los teatros están luchando por sobrevivir en una Europa que es fundamentalmente próspera y cuya riqueza nunca ha hablado con voz más alta, el fallo, sencillamente, es nuestro".
Precisamente en la Inglaterra de principios de los 60 se ubica esta película que trata estas cuestiones a través de la parábola eficazmente simple propuesta por el buen guión de Nick Hornby (Alta Fidelidad) basado en artículos autobiográficos de la periodista Lynn Barber. Una parábola que juega con contraposiciones aparentemente simplistas que en realidad no lo son tanto. A un lado unos padres que pueden parecer temerosos (frente a los peligros de la vida), conservadores (frente a los cambios sociales) y arribistas (frente a la posibilidad de que su hija estudie en Oxford o haga una buena boda); y al otro lado el riesgo, el cambio y lo nuevo que en la Inglaterra de 1961 se presentaban tan atractivos frente a un mundo que, olvidados los sacrificios de la guerra y la penuria de la posguerra pero también el heroísmo de lo primero y la austera solidaridad de lo segundo, parecía caduco si no muerto. Es la contraposición entre temerosos viejos gruñones y jóvenes llenos de vitalidad que Richard Lester representó con humor en The Knack.
En lo que a la joven protagonista se refiere el juego de contraposiciones se da entre lo sin vida (los estudios que la preparan para ingresar en Oxford) y lo vivo (Juliette Greco, Camus y el descubrimiento de la vida a través de la experiencia del sexo, el lujo, el arte y la aventura que le ofrece un hombre que le dobla la edad). Al final resultará que los padres estaban equivocados, pero no tanto; que el amante era deslumbrante, pero no tanto; y que no carecía de encanto el horizonte de Oxford frente a la vida alegre y la educación de la calle.
Lone Scherfig, prófuga de la astuta engañifa del movimiento Dogma refugiada en el cine comercial inteligente, autora de Italiano para principiantes o Wilbur se quiere suicidar, dirige con sabiduría convencional este buen melodrama adolescente enriquecido por una espléndida dirección artística que recrea con glamour el atractivo Londres de los 60; y sobre todo por las soberbias interpretaciones del trío protagonista: la sorprendentemente madura y maestra en matices Carey Mulligan (la chica), el seductor Peter Sarsgaard (el amante) y el torpemente conmovedor Alfred Molina (el padre). A los que suma una breve pero maravillosa (y terrible) Emma Thompson y una luminosa Olivia Williams.
Aquí tenemos el tráiler:
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PRENSA CULTURAL. "La libertad de hablar", de Emilio Lledó
Emilio Lledó
La libertad de hablar
"El lenguaje abre las puertas a la razón y la vida", afirma el autor de Filosofía y lenguaje, que inaugurará el 2 de marzo en Valparaíso (Chile), junto a Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards, el V Congreso de la Lengua Española.
EMILIO LLEDÓ 27/02/2010
Vivimos sobre la tierra aunque el cemento y el asfalto la estén recubriendo. Vivimos el aire que respiran nuestros pulmones, aunque el desenfreno o la inconsciencia lo estén corrompiendo. Vivimos del agua, ese líquido imprescindible -lo "mejor es el agua" dijo el poeta griego-. Apenas pensamos que por encima de todos los adelantos tecnológicos, son esos elementos, esos principios fundamentales de la existencia, lo único que no nos puede faltar. No somos capaces de imaginar el día en que se dijera: "Mañana no hay aire; desde mañana nunca más habrá agua, ni campo, ni surcos donde sembrar".
La naturaleza en la que estamos y que nos constituye es la única verdadera realidad. Epicuro había mostrado el carácter esencial de esa naturaleza que es también nuestro cuerpo: una maravillosa organización de la materia que nos conforma, nos realiza y que, como la "caída de las hojas en otoño", nos somete al paso del tiempo y, en él, nos deshace. La naturaleza humana se origina por el impulso de una fuerza vital que consiste, según el filósofo, en "sentir y pensar". La vida es, pues, una energía, un movimiento, que dinamiza todo el "ser" que podemos alcanzar. Porque en la existencia no tiene lugar sólo el proceso que la naturaleza nos señala, sino que, dentro de ese proceso, hay un destino, una forma de evolucionar, una forma de alzar un ser personal, una individualidad consciente, que fluye en cada historia, desde la luz que haya sabido proyectar sobre las palabras y los conceptos del lenguaje en que ha nacido.
El reconocimiento de la estructura de la corporeidad y de que la posible felicidad empieza por ese reconocimiento fue un paso decisivo para la libertad de la mente, que es la más importante de las libertades. Libertad no significa, únicamente, experimentar el mundo como posibilidad, como apertura del mero existir, aunque la idea de libertad surgiese en contraste con la experiencia real de la esclavitud. Ser libre fue un proceso de libertad interior, una liberación individual.
Un elemento imprescindible en el territorio de la libertad es el lenguaje. Pero esa inconsciencia que nos habita en nuestro "estar" en la naturaleza, la padecemos muchas veces ante nuestro ser en el lenguaje. Se ha hecho tan propio de cada individuo el universo conceptual de palabras entre las que vive, que apenas es consciente de que ese espacio hay que habitarlo, construirlo, cuidarlo, pensarlo. La habitación en esa "casa del ser" es una continuada tarea de aprendizaje y claridad.
Pero antes de cualquier proceso educativo, parece que la liberación mental surge de las condiciones de posibilidad para que esa libertad cristalice y se ejerza. Mal puede llevarse a cabo el idealismo o, tal vez, la ensoñación de esos sutiles procesos donde se hace fecundo y creador el uso del lenguaje y su comunicación, si esos sueños tienen inevitablemente que coexistir con la miseria, la violencia, la angustia social, la pobreza. Los sociólogos suelen diagnosticar que la mayor parte de las monstruosidades que llegan a encarnarse en individuos humanos se debe a esa estrechez vital, a ese encierro existencial, a ese magullamiento de la sensibilidad y la inteligencia que, como forma feroz de esclavitud, se empieza a padecer en la niñez y la adolescencia. Las formas de alienación social, la posible ruptura violenta con lo "establecido" son, en principio, degeneraciones de esa necesidad de ser libre, de una patológica y desolada búsqueda de emancipación.
A pesar de esas dificultades reales y para no claudicar necesariamente a su imperio, estamos obligados siempre a plantear los problemas que la esclavitud y el encierro, tan graves casi como los del cuerpo, sobrevienen en el descuido de las palabras con las que nos alimentamos y que constituyen el territorio verbal que ha ido abonándose en nuestra alma.
Tan destructora como la miseria real es la miseria ideal. Las preocupaciones ecológicas que, sin duda, apuntan a una clarividente actitud en la que presentimos nuestro cuerpo como parte integrante del asombroso mundo que nos rodea, del cielo estrellado y los ríos fluyentes, han de encontrar paralelismo en la "existencia interior" que decía Guillermo de Humboldt. Tal "existencia", que abre el horizonte de la humanización, es una existencia "lingüística", un universo de palabras, con soles y estrellas: Esos conceptos esenciales de la amistad o la verdad, por ejemplo, que empezaron a decir los seres humanos porque los necesitaban para vivir. Y hay que aprender a vislumbrar, entre las opacidades de la sociedad, las constelaciones de sensibilidad e inteligencia dormidas en el cerebro, y que alumbran si nos han enseñado a encenderlas.
El aprendizaje es delicado porque en esa sutil atmósfera de palabras, de ideas, de sentimientos y emociones, retumban las tormentas que desencadenan las presiones de grupos armados en la avaricia, el fanatismo y la fomentada ignorancia. Contra ese aprendizaje ilustrado combate también el ejército de las frases hechas, de los hábitos que, nutridos de la indigestión de "conceptos" que se asumen porque interesa y ciega "practicarlos", provocan criminalidad y agresividad. Pero también actúa contra la tensa armonía de la sociedad la falsa practiconería de los grupos de poder despreocupados de lo que verdaderamente dicen, de los conceptos que utilizan con total desconocimiento de la vida que palpita bajo ellos.
La existencia de estos fenómenos que aparecen en el universo de las palabras se debe tal vez a la inercia con que, en los cauces de la mente que pretende pensar, se han establecido unas órbitas más desordenadas y confusas que las celestes, y que delimitan, cierran y aniquilan los círculos de significaciones. Formas sutiles de los reflejos condicionados que el sectarismo educativo ha ido inyectando en el alma, donde provocan respuestas sin conocer qué son y a qué responden.
Esos usos de "energías sucias", de manoseos esterilizadores del lenguaje, necesitan, como los patéticos residuos radioactivos, sus cementerios nucleares. El enterramiento de las costras verbales que ha provocado, sobre la superficie de los conceptos, el escurridizo y desordenado patinaje político o mediático es, en el fondo, más fácil de aliviar que el de los otros residuos. Consiste sólo en eliminar la corteza por donde podemos insensatamente deslizarnos. El aligeramiento semántico, el diluir las ideas en el curso de la existencia que debe buscar objetivos y fines más allá de la atascada y ciega pragmacia tiene que empezar en la escuela que ha de trasmitir no sólo determinados saberes, sino hacer entender esos saberes desde las palabras que los dicen. En la práctica de esa libertad se fomenta la creatividad en el espejo donde el alumno aprende, con la lectura, a verse a sí mismo. Porque los libros no son sólo objetos donde se remansa el lenguaje de la oralidad. Los libros nos leen también porque sus palabras son miradas que se reflejan en el cristal, aún limpio, de nuestros primeros pasos en el conocimiento.
Todo ello ocurre en el suelo de la sociedad donde muchas veces no se dan únicamente las atracciones y reacciones "de quienes mandan" como decía Alicia "en el país de sus maravillas", sino que además la marca de esos reflejos condicionados nos atonta, ofuscándonos ya en la experiencia social y escolar. Ese vocabulario congelado e inerte que se ha metido en el alma, ni siquiera puede responder a la exigencia socrática de "diga lo que piensa", o incluso "piense de verdad lo que dice", porque la degeneración ha llegado al extremo de que no sabemos ya pensar. Los residuos de las palabras desactivadas dormitan siempre en el fondo de nuestro ser, y lo peor de ellos es que aparecen de pronto como formas incurables de irracionalidad.
El lenguaje, que se funda en la verdad, en la honradez personal y política, abre las puertas a la razón y la vida. Suena utópico que los seres humanos lleguen a liberarse del dominio que ejerzan, desde las peores formas de oligarquías, los perturbados de la corrupción mental; pero no hay que renunciar a esa supuesta utopía. La vida democrática jamás podrá realizarse mientras una ciudadanía, desconcertada y engañada con la codicia de los otros, se resigne, por la miserable ideología de la pragmacia, a soportar la dictadura de la indecencia.
Emilio Lledó (Sevilla, 1927) es autor, entre otros libros, de Ser quien eres. Ensayos para una educación democrática (Universidad de Zaragoza), Filosofía y lenguaje (Crítica) y El marco de la belleza y el desierto de la arquitectura (Biblioteca Nueva). El filósofo participará, junto con Jorge Edwards y Mario Vargas Llosa, en la jornada inaugural del V Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará en Valparaíso (Chile) entre los próximos días 2 y 5 de marzo bajo el lema América en la lengua española. http://www.congresodelalengua.cl/.
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PRENSA (3). 28 febrero 2010
En "El País Semanal":
1. Tribunal Russell, Palestina. Artículo de Maruja Torres.
2. Sueños y pesadillas en Kabul. Reportaje de Lola Huete Machado. El escritor afgano Atiq Rahimi, premio Goncourt 2008, relata el impacto que le causó el regreso a Kabul tras 18 años de exilio en París. Vio su país arrasado por los talibanes, que ahora vuelven a estar de plena actualidad.
3. Aprender a disfrutar la jubilación. Reportaje de psicología, por Xavier Guix.
4. Dos escritoras comprometidas. Entrevista, por Rosa Mora. Sus revelaciones sobre la expansión de la Mafia italiana por Europa costaron a la periodista alemana Petra Reski amenazas y querellas. La popular autora de novela negra Donna Leon se ha volcado en la defensa de su causa. Reunimos a las dos mujeres en Venecia con motivo de la publicación de su libro 'Mafia' en España.
5. 'Camiones patera'. Reportaje de Alfredo Bini. Traducción de Virginia Solans. Además, La trampa del Sáhara, por Nicolás Castellano.
6. La breve vida de la posteridad. Artículo de Javier Marías.
1. Tribunal Russell, Palestina. Artículo de Maruja Torres.
2. Sueños y pesadillas en Kabul. Reportaje de Lola Huete Machado. El escritor afgano Atiq Rahimi, premio Goncourt 2008, relata el impacto que le causó el regreso a Kabul tras 18 años de exilio en París. Vio su país arrasado por los talibanes, que ahora vuelven a estar de plena actualidad.
3. Aprender a disfrutar la jubilación. Reportaje de psicología, por Xavier Guix.
4. Dos escritoras comprometidas. Entrevista, por Rosa Mora. Sus revelaciones sobre la expansión de la Mafia italiana por Europa costaron a la periodista alemana Petra Reski amenazas y querellas. La popular autora de novela negra Donna Leon se ha volcado en la defensa de su causa. Reunimos a las dos mujeres en Venecia con motivo de la publicación de su libro 'Mafia' en España.
5. 'Camiones patera'. Reportaje de Alfredo Bini. Traducción de Virginia Solans. Además, La trampa del Sáhara, por Nicolás Castellano.
6. La breve vida de la posteridad. Artículo de Javier Marías.
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PRENSA (2). 28 febrero 2010
En el suplemento Domingo, de "El País":
1. "Hablar con el régimen de Irán es jugar al ajedrez con un mono". Reportaje de Juan Cruz. Azar Nafisi, autora de 'Leer "Lolita" en Teherán', publica sus recuerdos familiares.
2. Ablación, silencio y esperanza. Reportaje de Joseba Elola. Dos mujeres que se han sometido a la operación de reconstrucción de clítoris en la clínica Dexeus de Barcelona relatan su experiencia. El proyecto del doctor Barri Soldevila es un rayo de luz para 130 millones de mujeres que han sufrido la mutilación de sus genitales.
3. El espectáculo del horror. Fragmento del ensayo La muerte como espectáculo, de Michela Marzano, profesora italiana afincada en Francia, que trata de precisar la frontera que separa el derecho a la información, de la anestesia ante la barbarie. Asistimos a una escalada de vídeos sobre torturas, violaciones y degollamientos auténticos que circulan sin restricciones.
4. Escenas de la vida francesa. Artículo de Bernard-Henri Lévy. La clase política parece haber perdido el norte. A la decepcionante visita de Nicolas Sarkozy a Haití se une el estupor creado por los excesos verbales de Dominique de Villepin y el resurgir del 'caso Frêche'. Traducción: José Luis Sánchez-Silva.
5. Una confusión peligrosa. Soledad Gallego-Díaz escribe sobre Miguel Hernández.
6. La era Matusalén. Joaquín Estefanía sobre el envejecimiento de la población.
1. "Hablar con el régimen de Irán es jugar al ajedrez con un mono". Reportaje de Juan Cruz. Azar Nafisi, autora de 'Leer "Lolita" en Teherán', publica sus recuerdos familiares.
2. Ablación, silencio y esperanza. Reportaje de Joseba Elola. Dos mujeres que se han sometido a la operación de reconstrucción de clítoris en la clínica Dexeus de Barcelona relatan su experiencia. El proyecto del doctor Barri Soldevila es un rayo de luz para 130 millones de mujeres que han sufrido la mutilación de sus genitales.
3. El espectáculo del horror. Fragmento del ensayo La muerte como espectáculo, de Michela Marzano, profesora italiana afincada en Francia, que trata de precisar la frontera que separa el derecho a la información, de la anestesia ante la barbarie. Asistimos a una escalada de vídeos sobre torturas, violaciones y degollamientos auténticos que circulan sin restricciones.
4. Escenas de la vida francesa. Artículo de Bernard-Henri Lévy. La clase política parece haber perdido el norte. A la decepcionante visita de Nicolas Sarkozy a Haití se une el estupor creado por los excesos verbales de Dominique de Villepin y el resurgir del 'caso Frêche'. Traducción: José Luis Sánchez-Silva.
5. Una confusión peligrosa. Soledad Gallego-Díaz escribe sobre Miguel Hernández.
6. La era Matusalén. Joaquín Estefanía sobre el envejecimiento de la población.
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PRENSA (1). 28 febrero 2010
En "El País":
1. El mando. Columna de Manuel Vicent.
2. Las cosas rotas. Juan Cruz nos habla sobre el terremoto de Chile y el poema de Neruda Oda a las cosas rotas.
3. Hay que hacer hablar a las momias. Reportaje de Jacinto Antón. El análisis a Tutankamón y su familia invita a reflexionar sobre la relación de la ciencia con los cuerpos antiguos. ¿Debe haber límites?
4. "Es un error nivelar por lo bajo". Entrevista a Ángel Gabilondo, ministro de Educación, sobre el hipotético pacto educativo. Por J. A. Aunión y R. de Querol.
5. ¿Hay salida para el imperio norteamericano? Artículo de Norman Birnbaum, catedrático emérito en la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Traducción de Juan Ramón Azaola.
6. Qué va a ser del escritor. Artículo del escritor Suso de Toro.
7. La nueva Tangentópolis. Artículo de Ezio Mauro, director del diario italiano La Repubblica. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. Ciudadanos convertidos en espectadores, el líder como ídolo, la corrupción extendida, así es la Italia de Berlusconi. Un poder populista se otorga la soberanía decretando el estado de excepción permanente.
8. Tramposos, hipócritas y mentirosos. Columna de Moisés Naím, sobre la sinceridad de los políticos, a propósito de Sudamérica y Cuba.
9. Economía sumergida. Columna del escritor Justo Navarro sobre las inundaciones y Andalucía.
1. El mando. Columna de Manuel Vicent.
2. Las cosas rotas. Juan Cruz nos habla sobre el terremoto de Chile y el poema de Neruda Oda a las cosas rotas.
3. Hay que hacer hablar a las momias. Reportaje de Jacinto Antón. El análisis a Tutankamón y su familia invita a reflexionar sobre la relación de la ciencia con los cuerpos antiguos. ¿Debe haber límites?
4. "Es un error nivelar por lo bajo". Entrevista a Ángel Gabilondo, ministro de Educación, sobre el hipotético pacto educativo. Por J. A. Aunión y R. de Querol.
5. ¿Hay salida para el imperio norteamericano? Artículo de Norman Birnbaum, catedrático emérito en la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Traducción de Juan Ramón Azaola.
6. Qué va a ser del escritor. Artículo del escritor Suso de Toro.
7. La nueva Tangentópolis. Artículo de Ezio Mauro, director del diario italiano La Repubblica. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. Ciudadanos convertidos en espectadores, el líder como ídolo, la corrupción extendida, así es la Italia de Berlusconi. Un poder populista se otorga la soberanía decretando el estado de excepción permanente.
8. Tramposos, hipócritas y mentirosos. Columna de Moisés Naím, sobre la sinceridad de los políticos, a propósito de Sudamérica y Cuba.
9. Economía sumergida. Columna del escritor Justo Navarro sobre las inundaciones y Andalucía.
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Vicent Manuel
sábado, 27 de febrero de 2010
CINE. NARRATIVA JUVENIL. "Percy Jackson y el ladrón del rayo"
Percy Jackson y los olímpicos es el título de la saga literaria juvenil creada por el escritor norteamericano Rick Riordan. De corte fantástico y salpicado de mitología griega está compuesta por seis libros.
Al título El ladrón del rayo le siguen El mar de los monstruos, La maldición del titán, La batalla del laberinto, El expediente del semidiós y El último dios del Olimpo.
La película está dirigida por Chris Columbus y está interpretada por Pierce Brosnan y Uma Thurman, entre otros.
(Fuente: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en Facebook)
La película se estrenó el pasado 18 de febrero.
Aquí podemos ver el tráiler:
Así comienza la novela:
CAPÍTULO 1
"ACCIDENTALMENTE VAPORICÉ A MI PROFESOR DE ÁLGEBRA"
Mira, yo no quería ser un mestizo.
Si estás leyendo esto es porque piensas que puedo ser uno; mi consejo es: cierra este libro ahora mismo.
Créete cualquier mentira que tu madre o tu padre te hayan dicho acerca de tu nacimiento y trata de llevar una vida normal.
Ser un mestizo es peligroso. Da miedo. La mayor parte del tiempo, consigues que casi te maten de diferentes formas dolorosas y desagradables.
Si eres un niño normal, leyendo esto porque crees que es ficción, fantasía, sigue leyendo. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto hubiera ocurrido. Pero si te reconoces a ti mismo en estas páginas -si tú sientes algo moviéndose dentro- para de leer inmediatamente. Podría ser que fueras uno de nosotros. Y una vez que lo sabes, es cuestión de tiempo antes de que lo sientas y van a venir por ti.
No digas que no te lo advertí.
Mi nombre es Percy Jackson.
Tengo doce años. Hasta hace unos meses, yo era un estudiante que se alojaba en la Academia Yancy, una escuela privada para niños problemáticos, en el centro de Nueva York.
¿Soy un niño problemático?
Sí. Se podría decir que sí.
Yo podría señalar cualquier punto de mi vida corta y miserable para demostrarlo, pero las cosas realmente empezaron a ir mal cuando nuestra clase de sexto grado hizo un viaje de estudios a Manhattan- veintiocho niños y dos profesores en un autobús escolar amarillo, dirigiéndose al Museo Metropolitano de Arte para mirar la antigüedad de Grecia y Roma.
Lo sé, suena a tortura. La mayoría de viajes de Tancy lo eran.
Pero el Sr. Brunner, nuestro profesor de Latín, organizaba este viaje, tenía esperanzas. El Sr. Brunner era un tipo de mediana edad que iba en una silla de ruedas motorizada. Se le estaba cayendo el pelo; tenía una barba desaliñada y una chaqueta raída de tweed, que siempre olía a café. Tú no pensarías que es guay pero él contaba historias y haciía bromas, además de dejarnos jugar en clase. También tenía una colección grande de armaduras romanas y
armas; era el único profesor con el que no me dormía en clase.
Esperaba que el viaje fuera bien. Al menos, esperaba que por una vez yo no fuera el problema.
Chico, estaba equivocado.
Verás, las cosas malas me ocurren en los viajes de estudio. Como en quinto de primaria, cuando fuimos a Saratoga y tuve ese accidente con un cañón de la guerra de la revolución. Yo no apuntaba al autobús escolar, pero desde luego fui expulsado de todos modos.
POESÍA. "¿Del tirano?...", de José Martí (Cuba. 1853-1895)
José Martí
di todo, ¡di más!, y clava
con furia de mano esclava
sobre su oprobio al tirano.
¿Del error? Pues del error
di el antro, di las veredas
oscuras: di cuanto puedas
del tirano y del error.
¿De mujer? Bien puede ser
que mueras de su mordida;
¡pero no empañes tu vida
diciendo mal de mujer!
(De Versos sencillos).
PRENSA CULTURAL. "Babelia". 27 febrero 2010
En Babelia, suplemento cultural de "El País":
Hoy, dedicado casi por completo a nuestra lengua castellana, con motivo de la celebración en Valparaíso (Chile), entre el 2 y el 5 de marzo, del V Congreso Internacional de la Lengua Española:
1. La libertad de hablar. Reportaje de Emilio Lledó. "El lenguaje abre las puertas a la razón y la vida", afirma el autor de Filosofía y lenguaje, que inaugurará el 2 de marzo en Valparaíso (Chile), junto a Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards, el V Congreso de la Lengua Española.
2. Polola, menso, trucho, rumbear... Por Winston Manrique Sabogal. El español de América protagoniza el Congreso de la Lengua. Durante el encuentro, que reúne a 22 academias, se presentará el Diccionario de americanismos, un recorrido por la historia del castellano en Latinoamérica que muestra la diversidad del idioma.
3. Tantas palabras. Artículo de Antonio Muñoz Molina.
4. Un esclarecedor inventario poético. Crítica de José Manuel Caballero Bonald. Una antología de la poesía latinoamericana agrupa a 58 autores de 19 países, con plurales modales estéticos y otras fórmulas expresivas. Son los últimos heraldos de un marco creativo que desconoce dogmas.
5. (Del arte de) contar historias reales. Reportaje de Leila Guerrero. Nació con los primeros cronistas de Indias y el género no ha hecho más que crecer: el arte de contar la realidad, la no ficción ocupa cada vez un hueco más importante en las letras hispánicas.
6. La aventura del español. Reportaje de Juan Antonio Frago. La andadura del castellano americano durante el periodo colonial se desarrolla en un escenario multiétnico y pluricultural. De ahí la conservación de muchos dialectalismos propios de la primera colonización sin que esté reñido con tendencias innovadoras. Las independencias no rompen los vínculos idiomáticos.
7. El lenguaje de la banda. Por el escritor Élmer Mendoza. "El lenguaje es una bestia que lo que menos desea son héroes". El novelista reflexiona sobre cómo las palabras del hampa han permeado en la literatura.
8. Salvemos la 'acercanza'. Reportaje de Jesús Ruiz Mantilla. Las palabras que caen del Diccionario de la Real Academia lo hacen por desuso en siglos. Pero siempre hay escritores dispuestos a utilizarlas antes de matarlas.
9. El interés por una lengua compartida. Por Francisco Moreno Fernández, director académico del Instituto Cervantes y secretario general del Congreso Internacional de la Lengua Española. Valparaíso acoge el foro sobre la transformación del desarrollo cultural hispánico.
10. El valor económico de un idioma redondo. Por Miguel Ángel Noceda. El español se consolida en el mundo como segunda potencia lingüística que hablan 440 millones de personas.
11. La lengua polifónica. Por el escritor José María Merino, escritor español que se ha pateado América Latina. Nadie habla ya "el mejor español". El idioma de ambas orillas del Atlántico está lleno de vasos comunicantes por los que la lengua va y viene.
12. Otras músicas. Por Juan Gabriel Vásquez, narrador colombiano asentado en Barcelona. La voz de las novelas es siempre una invención. El autor que vive en el extranjero se debe dejar contaminar para enriquecer la lengua.
13. La vida de los refranes. Reportaje de Elisa Silió. Hispanoamérica ha asimilado, adaptado y reinventado un buen número de dichos peninsulares. A esta filosofía popular ha añadido la cultura de sus pueblos nativos como el guaraní o el jopará. Veintidós escritores de sendos países, donde hay una Academia de la Lengua, comparten los refranes preferidos o que mejor retratan a sus regiones. Hay espacio para todo: desde resonancias del Quijote hasta cultos afrocubanos.
Otros artículos:
14. Besos con lengua. Por Marcos Ordóñez. Los bosques barrocos a menudo no dejan ver los árboles. Sin embargo, en Valle-Inclán y en Lorca tiemblan todas las hojas y se te llena la boca de fruta. Dos espíritus libres y salvajes que escriben para el teatro del porvenir.
15. El corazón convulso de Pablo Neruda. Por Manuel Vicent. Era volcánico en los versos y en los amores. Tras la muerte de Vicente Huidobro, se acabó la rabia. Serenado ya el ánimo, fue atravesando cuerpos de mujer y recibiendo honores con gorra de marino y blazer azul con botones de ancla.
Hoy, dedicado casi por completo a nuestra lengua castellana, con motivo de la celebración en Valparaíso (Chile), entre el 2 y el 5 de marzo, del V Congreso Internacional de la Lengua Española:
1. La libertad de hablar. Reportaje de Emilio Lledó. "El lenguaje abre las puertas a la razón y la vida", afirma el autor de Filosofía y lenguaje, que inaugurará el 2 de marzo en Valparaíso (Chile), junto a Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards, el V Congreso de la Lengua Española.
2. Polola, menso, trucho, rumbear... Por Winston Manrique Sabogal. El español de América protagoniza el Congreso de la Lengua. Durante el encuentro, que reúne a 22 academias, se presentará el Diccionario de americanismos, un recorrido por la historia del castellano en Latinoamérica que muestra la diversidad del idioma.
3. Tantas palabras. Artículo de Antonio Muñoz Molina.
4. Un esclarecedor inventario poético. Crítica de José Manuel Caballero Bonald. Una antología de la poesía latinoamericana agrupa a 58 autores de 19 países, con plurales modales estéticos y otras fórmulas expresivas. Son los últimos heraldos de un marco creativo que desconoce dogmas.
5. (Del arte de) contar historias reales. Reportaje de Leila Guerrero. Nació con los primeros cronistas de Indias y el género no ha hecho más que crecer: el arte de contar la realidad, la no ficción ocupa cada vez un hueco más importante en las letras hispánicas.
6. La aventura del español. Reportaje de Juan Antonio Frago. La andadura del castellano americano durante el periodo colonial se desarrolla en un escenario multiétnico y pluricultural. De ahí la conservación de muchos dialectalismos propios de la primera colonización sin que esté reñido con tendencias innovadoras. Las independencias no rompen los vínculos idiomáticos.
7. El lenguaje de la banda. Por el escritor Élmer Mendoza. "El lenguaje es una bestia que lo que menos desea son héroes". El novelista reflexiona sobre cómo las palabras del hampa han permeado en la literatura.
8. Salvemos la 'acercanza'. Reportaje de Jesús Ruiz Mantilla. Las palabras que caen del Diccionario de la Real Academia lo hacen por desuso en siglos. Pero siempre hay escritores dispuestos a utilizarlas antes de matarlas.
9. El interés por una lengua compartida. Por Francisco Moreno Fernández, director académico del Instituto Cervantes y secretario general del Congreso Internacional de la Lengua Española. Valparaíso acoge el foro sobre la transformación del desarrollo cultural hispánico.
10. El valor económico de un idioma redondo. Por Miguel Ángel Noceda. El español se consolida en el mundo como segunda potencia lingüística que hablan 440 millones de personas.
11. La lengua polifónica. Por el escritor José María Merino, escritor español que se ha pateado América Latina. Nadie habla ya "el mejor español". El idioma de ambas orillas del Atlántico está lleno de vasos comunicantes por los que la lengua va y viene.
12. Otras músicas. Por Juan Gabriel Vásquez, narrador colombiano asentado en Barcelona. La voz de las novelas es siempre una invención. El autor que vive en el extranjero se debe dejar contaminar para enriquecer la lengua.
13. La vida de los refranes. Reportaje de Elisa Silió. Hispanoamérica ha asimilado, adaptado y reinventado un buen número de dichos peninsulares. A esta filosofía popular ha añadido la cultura de sus pueblos nativos como el guaraní o el jopará. Veintidós escritores de sendos países, donde hay una Academia de la Lengua, comparten los refranes preferidos o que mejor retratan a sus regiones. Hay espacio para todo: desde resonancias del Quijote hasta cultos afrocubanos.
Otros artículos:
14. Besos con lengua. Por Marcos Ordóñez. Los bosques barrocos a menudo no dejan ver los árboles. Sin embargo, en Valle-Inclán y en Lorca tiemblan todas las hojas y se te llena la boca de fruta. Dos espíritus libres y salvajes que escriben para el teatro del porvenir.
15. El corazón convulso de Pablo Neruda. Por Manuel Vicent. Era volcánico en los versos y en los amores. Tras la muerte de Vicente Huidobro, se acabó la rabia. Serenado ya el ánimo, fue atravesando cuerpos de mujer y recibiendo honores con gorra de marino y blazer azul con botones de ancla.
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Vicent Manuel
PRENSA. 27 febrero 2010
En "El País":
1. Batman pudo a Superman. Por Álvaro Pons. Un cómic del justiciero, vendido por 792.000 euros. Bate, a los tres días de la anterior, la marca del tebeo más caro.
2. El ciudadano se aleja de sus líderes. Reportaje de Andrea Rizzi. La crisis abre un desafío colosal al ejercicio del poder, desata desconfianza en las élites y abre un nuevo flanco a los populistas. La excepcional tensión entre las necesidades de largo plazo y el castigo electoral a corto dificulta la acción de gobierno.
3. Lo que sobra y lo que falta. Artículo de Fernando Savater sobre ETA y el País Vasco.
4. Burka. Columna de Samí Naïr.
1. Batman pudo a Superman. Por Álvaro Pons. Un cómic del justiciero, vendido por 792.000 euros. Bate, a los tres días de la anterior, la marca del tebeo más caro.
2. El ciudadano se aleja de sus líderes. Reportaje de Andrea Rizzi. La crisis abre un desafío colosal al ejercicio del poder, desata desconfianza en las élites y abre un nuevo flanco a los populistas. La excepcional tensión entre las necesidades de largo plazo y el castigo electoral a corto dificulta la acción de gobierno.
3. Lo que sobra y lo que falta. Artículo de Fernando Savater sobre ETA y el País Vasco.
4. Burka. Columna de Samí Naïr.
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viernes, 26 de febrero de 2010
MINICUENTO. "Aserrando una rama", anónimo árabe
Aserrando una rama
Nasrudín subió a un árbol para aserrar una rama. Alguien que pasaba, al ver cómo lo estaba haciendo, le avisó:
-¡Cuidado! Está mal sentado en la punta de la rama... Se irá abajo con ella cuando la corte.
-¿Piensa que soy un necio que deba creerlo? ¿O es usted un vidente que pueda predecir el futuro? -preguntó Nasrudín.
Sin embargo, poco después, como siguiera aserrando, la rama cedió y Nasrudín terminó en el suelo. Entonces corrió tras el otro hombre hasta alcanzarlo:
-¡Su predicción se ha cumplido! Ahora dígame: ¿Cómo moriré?
Por más que el hombre insistió, no pudo disuadir a Nasrudín de que no era un vidente. Por fin, ya exasperado le gritó:
-¡Por mí podrías morirte ahora mismo!
Apenas oyó estas palabras, Nasrudín cayó al suelo y se quedó inmóvil. Cuando lo encontraron sus vecinos lo depositaron en un féretro. Mientras marchaban hacia el cementerio, empezaron a discutir acerca de cuál era el camino más corto. Nasrudín perdió la paciencia y, asomando su cabeza fuera del ataúd, dijo:
-Cuando estaba vivo solía tomar por la izquierda; es el camino más rápido.
Nasrudín subió a un árbol para aserrar una rama. Alguien que pasaba, al ver cómo lo estaba haciendo, le avisó:
-¡Cuidado! Está mal sentado en la punta de la rama... Se irá abajo con ella cuando la corte.
-¿Piensa que soy un necio que deba creerlo? ¿O es usted un vidente que pueda predecir el futuro? -preguntó Nasrudín.
Sin embargo, poco después, como siguiera aserrando, la rama cedió y Nasrudín terminó en el suelo. Entonces corrió tras el otro hombre hasta alcanzarlo:
-¡Su predicción se ha cumplido! Ahora dígame: ¿Cómo moriré?
Por más que el hombre insistió, no pudo disuadir a Nasrudín de que no era un vidente. Por fin, ya exasperado le gritó:
-¡Por mí podrías morirte ahora mismo!
Apenas oyó estas palabras, Nasrudín cayó al suelo y se quedó inmóvil. Cuando lo encontraron sus vecinos lo depositaron en un féretro. Mientras marchaban hacia el cementerio, empezaron a discutir acerca de cuál era el camino más corto. Nasrudín perdió la paciencia y, asomando su cabeza fuera del ataúd, dijo:
-Cuando estaba vivo solía tomar por la izquierda; es el camino más rápido.
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PRENSA. "El ágora digital", artículo del editor Andreu Jaume
Artículo aparecido en "El País", el 23 de este mes:
El ágora digital
Internet es una nueva plaza pública que, como tal, requiere una organización que permita un tráfico regulado. No debería convertirse en un universo caótico y acrítico. La figura del editor es clave.
ANDREU JAUME 23/02/2010
La paulatina implantación en España del libro digital ha empezado a suscitar en el gremio entusiasmos y detracciones de diversa índole, indignados unos por la marginación de la imprenta, angustiados otros por cuestiones relativas a los derechos de autor y encantados algunos con lo que consideran, gracias a la alquimia cibernética, la imparable universalización de la cultura. Sin ánimo de menoscabar ninguno de estos asuntos, todos ellos de incontestable trascendencia, quizá valga la pena llamar la atención sobre otras cuestiones que sobrevuelan, de un modo menos aparente, el actual panorama literario, y cuya cabal apreciación tal vez ayude a nutrir el debate en torno a esas preocupaciones.
No hay duda de que nos encontramos en una encrucijada cuyos caminos dibujan brumosas fugas. El ruido y la confusión de estos días recuerdan de algún modo a la algarabía del siglo XIX, cuando la consolidación de la burguesía trajo consigo la apoteosis de la novela, la incorporación a la lectura de las nuevas masas urbanas, la eclosión del periodismo y, en definitiva, la arquitectura de una nueva concepción democrática de la cultura que desembocaría, ya en el crepúsculo de esa época, en una reacción y en una crisis que duraría hasta bien entrado el novecientos. Ahora, como entonces, vivimos una profunda transformación de los medios de difusión literaria cuyo alcance todavía no vislumbramos pero que deberíamos empezar a juzgar con mayor cautela y espíritu crítico.
Por encima de todo, Internet es una nueva plaza pública que, como tal, requiere una jerarquía y una organización que permitan un tráfico regulado. El entusiasmo desmedido por la tecnología ha llevado incluso a algunos a proclamar eufóricos, por ejemplo, la desaparición de los editores en el nuevo régimen virtual, partidarios de una red libre donde los autores serían empresarios y publicistas de sí mismos, aliados fraternalmente con sus lectores. En la práctica, esta propuesta supone condenar a los escritores a la autoedición en un mercado atestado de creadores que, sin orden ni concierto, se desgañitan por vender sus obras a cuatro amigos que al final, hartos de tanta payasada, acabarán leyendo Anna Karenina.
Además de muchas otras misiones peregrinas, un editor cumple una evidente función social, inspirada en el criterio con que construye su catálogo y orientada a mediar entre el autor y su público ideal; una labor que, en última instancia, ayuda a configurar ese espacio común: el ágora de la polis. Para culminar su trabajo satisfactoriamente, el editor necesita otra figura que últimamente parece condenada al ostracismo: el crítico. Sin crítica no hay literatura porque simplemente no hay lectura eficaz. Si el editor, para entendernos, representa al autor, el crítico se erige como abogado del público, aunque muchas veces impugne o condene su gusto. La responsabilidad del editor estriba también en exigir una crítica combativa y valiente, capaz, sí, de desautorizar sus elecciones y entablar así la contienda sin la cual una cultura no puede aspirar a elevarse y perpetuarse. Tan importante como la libertad de expresión es la necesidad de juicio, que es una cuestión moral. Internet no debería convertirse en un reino acrítico donde todo tenga el mismo valor. En Estados Unidos, por ejemplo, la crítica literaria está desapareciendo de los grandes periódicos para refugiarse en una infinidad de blogs que proliferan en el caos digital, dirigidos a grupos de lectores cada vez más reducidos y vecinales, un proceso que paradójicamente convierte la pretendida universalidad del invento en una inesperada regresión provinciana: la hoja parroquial.
La edición de poesía, por poner un caso concreto, se ha resentido claramente de la deserción crítica. El lector, ante la ausencia de una lectura pública y consistente de tal o cual poeta joven, se ve obligado a recurrir a la enésima edición de Auden, Eliot o Lorca con la que el editor llena su programa tras haber comprobado la inutilidad de publicar esos otros poemarios desconocidos que vuelven intactos de la librería al almacén sin que nadie les haya dado voz.
La debilidad de la crítica está relacionada, por otro lado, con la deslegitimación del principio de autoridad, usurpado por una democratización de la opinión que en realidad supone una perversión y aun una degradación de la idea de democracia. Basta ver la general banalidad de la participación de los lectores en la prensa digital y la intoxicación que a su vez produce en la calidad de la información. El síndrome se ha extendido incluso fuera de la Red. Todo el mundo parece estar encantado de que la televisión haya ideado un programa como Tengo una pregunta para usted, donde una selección de ciudadanos -la idea romántica de pueblo- sustituye al periodista o al politólogo a la hora de interpelar al presidente del gobierno o al líder de la oposición, con el inevitable empobrecimiento de la dialéctica entre el poder y la opinión pública, uno de los principales puntos de articulación de una verdadera democracia.
La crisis que tuvo lugar a finales del XIX y que apuntábamos al principio se gestó en un escenario parecido. El máximo representante entonces de la defensa aristocratizante de las letras frente a su secularización demótica fue, inevitablemente, Mallarmé, que cifró su poesía en las sentinas del lenguaje para ahuyentar a los lectores de periódicos y novelas. El eco del hermético resonó a lo largo de la primera mitad del siglo XX y perdura todavía en un escritor como Nabokov, cuya aversión hacia Freud implica, entre otras cosas que ahora no vienen al caso, un rechazo de la colectivización de la creatividad -el psicoanálisis y la interpretación de los sueños supusieron para algunos el reconocimiento de la universalización de la capacidad creativa-, intolerable para un escritor que se había educado todavía en el principio de la alta cultura y en el desprecio más absoluto hacia el filisteísmo.
Ahora, a principios del siglo XXI, afrontamos un fenómeno similar, aunque de diagnóstico más problemático. Internet podría verse como un nuevo inconsciente gracias al cual uno puede ser transitoriamente culto, artista, editor o periodista. No se trata ahora de oponer un elitismo pueril, sino de reclamar un mínimo de atención hacia ciertas inercias que están tomando carta de naturaleza. La Red permite sin duda la ampliación del derecho fundamental a la información y la cultura, pero pone de manifiesto también el problema cada vez más ominoso de la educación. El crítico inglés James Wood ha dicho con mucha gracia que Internet es como una fiesta a la que uno llega cuando todo el mundo está ya muy borracho. Y ya se sabe que para estar a la altura hay que beber muy rápido y perder la conciencia cuanto antes. Como lector agradezco todavía, en este sentido, que haya quien tenga la autoridad suficiente para hacer callar e incluso para echar al más pesado de la fiesta.
T. S. Eliot, uno de los pocos que pudo ser autor, editor y crítico al mismo tiempo, respondió una vez a un indignado escritor al que le había rechazado un manuscrito con la siguiente declaración de intenciones: "Me pagan para evitar que se publiquen tantos libros como sea posible". I am nothing if not critical ("No soy nada si no soy crítico"): las palabras de Yago parecen siempre resonar tras la voz del impertinente poeta.
Sin una respuesta crítica, tanto el autor como el editor acaban trabajando exclusivamente para el mercado, un camino que inevitablemente conduce al totalitarismo intelectual, gobernado por una sola idea y donde nadie exige nunca nada a nadie. La llegada del libro digital quizá sea una buena oportunidad para proponer una reflexión en profundidad en torno al oficio de escritores, editores y críticos -más allá de cuestiones técnicas o legislativas-, sin olvidar la idea del ágora, cuya preservación como espacio indispensable para la creación y transmisión del conocimiento quizá sea el principal reto de nuestra generación.
Andreu Jaume es editor de Lumen.
El ágora digital
Internet es una nueva plaza pública que, como tal, requiere una organización que permita un tráfico regulado. No debería convertirse en un universo caótico y acrítico. La figura del editor es clave.
ANDREU JAUME 23/02/2010
La paulatina implantación en España del libro digital ha empezado a suscitar en el gremio entusiasmos y detracciones de diversa índole, indignados unos por la marginación de la imprenta, angustiados otros por cuestiones relativas a los derechos de autor y encantados algunos con lo que consideran, gracias a la alquimia cibernética, la imparable universalización de la cultura. Sin ánimo de menoscabar ninguno de estos asuntos, todos ellos de incontestable trascendencia, quizá valga la pena llamar la atención sobre otras cuestiones que sobrevuelan, de un modo menos aparente, el actual panorama literario, y cuya cabal apreciación tal vez ayude a nutrir el debate en torno a esas preocupaciones.
No hay duda de que nos encontramos en una encrucijada cuyos caminos dibujan brumosas fugas. El ruido y la confusión de estos días recuerdan de algún modo a la algarabía del siglo XIX, cuando la consolidación de la burguesía trajo consigo la apoteosis de la novela, la incorporación a la lectura de las nuevas masas urbanas, la eclosión del periodismo y, en definitiva, la arquitectura de una nueva concepción democrática de la cultura que desembocaría, ya en el crepúsculo de esa época, en una reacción y en una crisis que duraría hasta bien entrado el novecientos. Ahora, como entonces, vivimos una profunda transformación de los medios de difusión literaria cuyo alcance todavía no vislumbramos pero que deberíamos empezar a juzgar con mayor cautela y espíritu crítico.
Por encima de todo, Internet es una nueva plaza pública que, como tal, requiere una jerarquía y una organización que permitan un tráfico regulado. El entusiasmo desmedido por la tecnología ha llevado incluso a algunos a proclamar eufóricos, por ejemplo, la desaparición de los editores en el nuevo régimen virtual, partidarios de una red libre donde los autores serían empresarios y publicistas de sí mismos, aliados fraternalmente con sus lectores. En la práctica, esta propuesta supone condenar a los escritores a la autoedición en un mercado atestado de creadores que, sin orden ni concierto, se desgañitan por vender sus obras a cuatro amigos que al final, hartos de tanta payasada, acabarán leyendo Anna Karenina.
Además de muchas otras misiones peregrinas, un editor cumple una evidente función social, inspirada en el criterio con que construye su catálogo y orientada a mediar entre el autor y su público ideal; una labor que, en última instancia, ayuda a configurar ese espacio común: el ágora de la polis. Para culminar su trabajo satisfactoriamente, el editor necesita otra figura que últimamente parece condenada al ostracismo: el crítico. Sin crítica no hay literatura porque simplemente no hay lectura eficaz. Si el editor, para entendernos, representa al autor, el crítico se erige como abogado del público, aunque muchas veces impugne o condene su gusto. La responsabilidad del editor estriba también en exigir una crítica combativa y valiente, capaz, sí, de desautorizar sus elecciones y entablar así la contienda sin la cual una cultura no puede aspirar a elevarse y perpetuarse. Tan importante como la libertad de expresión es la necesidad de juicio, que es una cuestión moral. Internet no debería convertirse en un reino acrítico donde todo tenga el mismo valor. En Estados Unidos, por ejemplo, la crítica literaria está desapareciendo de los grandes periódicos para refugiarse en una infinidad de blogs que proliferan en el caos digital, dirigidos a grupos de lectores cada vez más reducidos y vecinales, un proceso que paradójicamente convierte la pretendida universalidad del invento en una inesperada regresión provinciana: la hoja parroquial.
La edición de poesía, por poner un caso concreto, se ha resentido claramente de la deserción crítica. El lector, ante la ausencia de una lectura pública y consistente de tal o cual poeta joven, se ve obligado a recurrir a la enésima edición de Auden, Eliot o Lorca con la que el editor llena su programa tras haber comprobado la inutilidad de publicar esos otros poemarios desconocidos que vuelven intactos de la librería al almacén sin que nadie les haya dado voz.
La debilidad de la crítica está relacionada, por otro lado, con la deslegitimación del principio de autoridad, usurpado por una democratización de la opinión que en realidad supone una perversión y aun una degradación de la idea de democracia. Basta ver la general banalidad de la participación de los lectores en la prensa digital y la intoxicación que a su vez produce en la calidad de la información. El síndrome se ha extendido incluso fuera de la Red. Todo el mundo parece estar encantado de que la televisión haya ideado un programa como Tengo una pregunta para usted, donde una selección de ciudadanos -la idea romántica de pueblo- sustituye al periodista o al politólogo a la hora de interpelar al presidente del gobierno o al líder de la oposición, con el inevitable empobrecimiento de la dialéctica entre el poder y la opinión pública, uno de los principales puntos de articulación de una verdadera democracia.
La crisis que tuvo lugar a finales del XIX y que apuntábamos al principio se gestó en un escenario parecido. El máximo representante entonces de la defensa aristocratizante de las letras frente a su secularización demótica fue, inevitablemente, Mallarmé, que cifró su poesía en las sentinas del lenguaje para ahuyentar a los lectores de periódicos y novelas. El eco del hermético resonó a lo largo de la primera mitad del siglo XX y perdura todavía en un escritor como Nabokov, cuya aversión hacia Freud implica, entre otras cosas que ahora no vienen al caso, un rechazo de la colectivización de la creatividad -el psicoanálisis y la interpretación de los sueños supusieron para algunos el reconocimiento de la universalización de la capacidad creativa-, intolerable para un escritor que se había educado todavía en el principio de la alta cultura y en el desprecio más absoluto hacia el filisteísmo.
Ahora, a principios del siglo XXI, afrontamos un fenómeno similar, aunque de diagnóstico más problemático. Internet podría verse como un nuevo inconsciente gracias al cual uno puede ser transitoriamente culto, artista, editor o periodista. No se trata ahora de oponer un elitismo pueril, sino de reclamar un mínimo de atención hacia ciertas inercias que están tomando carta de naturaleza. La Red permite sin duda la ampliación del derecho fundamental a la información y la cultura, pero pone de manifiesto también el problema cada vez más ominoso de la educación. El crítico inglés James Wood ha dicho con mucha gracia que Internet es como una fiesta a la que uno llega cuando todo el mundo está ya muy borracho. Y ya se sabe que para estar a la altura hay que beber muy rápido y perder la conciencia cuanto antes. Como lector agradezco todavía, en este sentido, que haya quien tenga la autoridad suficiente para hacer callar e incluso para echar al más pesado de la fiesta.
T. S. Eliot, uno de los pocos que pudo ser autor, editor y crítico al mismo tiempo, respondió una vez a un indignado escritor al que le había rechazado un manuscrito con la siguiente declaración de intenciones: "Me pagan para evitar que se publiquen tantos libros como sea posible". I am nothing if not critical ("No soy nada si no soy crítico"): las palabras de Yago parecen siempre resonar tras la voz del impertinente poeta.
Sin una respuesta crítica, tanto el autor como el editor acaban trabajando exclusivamente para el mercado, un camino que inevitablemente conduce al totalitarismo intelectual, gobernado por una sola idea y donde nadie exige nunca nada a nadie. La llegada del libro digital quizá sea una buena oportunidad para proponer una reflexión en profundidad en torno al oficio de escritores, editores y críticos -más allá de cuestiones técnicas o legislativas-, sin olvidar la idea del ágora, cuya preservación como espacio indispensable para la creación y transmisión del conocimiento quizá sea el principal reto de nuestra generación.
Andreu Jaume es editor de Lumen.
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POESÍA. "En este mismo instante...", de José Agustín Goytisolo (1928-1999)
José Agustín Goytisolo
En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
PRENSA. 26 febrero 2010
En "El País":
1. Daba miedo. Columna de Juan José Millás.
2. Negro. Columna de David Trueba.
3. Juicio a las reglas de Internet. Reportaje de David Alandete. El caso contra Google en Italia cuestiona la subida libre de contenidos por los usuarios. ¿Dónde acaba la responsabilidad de la 'web' si se delinque?
4. DEBATE DEL PACTO EDUCATIVO. Educación abrirá vías distintas según el nivel de los alumnos. Por J. A. Aunión. La última propuesta de Gabilondo se acerca a las ideas del PP, pero este partido se enroca en sus exigencias. El pacto cambiaría 21 artículos de la LOE. Menos asignaturas en los primeros cursos de la ESO.
5. La gestión del combustible nuclear gastado. Artículo de Juan M. Kindelán, ex presidente de ENRESA y ex presidente del Consejo de Seguridad Nuclear.
6. Zapata, el irreductible. Artículo de Ernesto Hernández Busto, ensayista (premio Casa de América 2004 por Perfiles derechos. Fisonomías del escritor reaccionario). Desde 2006 edita el blog de asuntos cubanos PenúltimosDías.com. El disidente cubano que acaba de fallecer tras una huelga de hambre nunca aceptó renunciar a su dignidad. El régimen castrista le castigó por ello con un calvario carcelario que duró siete años, hasta su muerte.
7. CINE. CRÍTICAS. Un profeta, de Jacques Audiard (Por Jordi Costa). An Education, de Lone Scherfig (por Javier Ocaña). The Lovely Bones, de Peter Jackson -basada en la novela Desde mi cielo, de Alice Sebold (por Javier Ocaña). Al límite, de Martin Campbell (por Jordi Costa). Daybreakers, de Michael y Peter Spierig (por Jordi Costa).
1. Daba miedo. Columna de Juan José Millás.
2. Negro. Columna de David Trueba.
3. Juicio a las reglas de Internet. Reportaje de David Alandete. El caso contra Google en Italia cuestiona la subida libre de contenidos por los usuarios. ¿Dónde acaba la responsabilidad de la 'web' si se delinque?
4. DEBATE DEL PACTO EDUCATIVO. Educación abrirá vías distintas según el nivel de los alumnos. Por J. A. Aunión. La última propuesta de Gabilondo se acerca a las ideas del PP, pero este partido se enroca en sus exigencias. El pacto cambiaría 21 artículos de la LOE. Menos asignaturas en los primeros cursos de la ESO.
5. La gestión del combustible nuclear gastado. Artículo de Juan M. Kindelán, ex presidente de ENRESA y ex presidente del Consejo de Seguridad Nuclear.
6. Zapata, el irreductible. Artículo de Ernesto Hernández Busto, ensayista (premio Casa de América 2004 por Perfiles derechos. Fisonomías del escritor reaccionario). Desde 2006 edita el blog de asuntos cubanos PenúltimosDías.com. El disidente cubano que acaba de fallecer tras una huelga de hambre nunca aceptó renunciar a su dignidad. El régimen castrista le castigó por ello con un calvario carcelario que duró siete años, hasta su muerte.
7. CINE. CRÍTICAS. Un profeta, de Jacques Audiard (Por Jordi Costa). An Education, de Lone Scherfig (por Javier Ocaña). The Lovely Bones, de Peter Jackson -basada en la novela Desde mi cielo, de Alice Sebold (por Javier Ocaña). Al límite, de Martin Campbell (por Jordi Costa). Daybreakers, de Michael y Peter Spierig (por Jordi Costa).
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jueves, 25 de febrero de 2010
PRENSA. 25 febrero 2010
En "El País":
1. Pintar con pintura. Columna de Vicente Verdú sobre el mercado del arte.
2. Salvad al creador, no al amigo. Reportaje de Tereixa Constenla. La vida cultural sufre la embestida de la crisis por su dependencia de lo público. Las subvenciones son necesarias, pero demasiadas veces derivan en clientelismo. El gremio defiende la rentabilidad inmaterial. ¿Acaso dan dividendos los colegios?
3. Torturadores sin castigo. Columna de Lluís Bassets sobre las torturas en la época de Bush.
1. Pintar con pintura. Columna de Vicente Verdú sobre el mercado del arte.
2. Salvad al creador, no al amigo. Reportaje de Tereixa Constenla. La vida cultural sufre la embestida de la crisis por su dependencia de lo público. Las subvenciones son necesarias, pero demasiadas veces derivan en clientelismo. El gremio defiende la rentabilidad inmaterial. ¿Acaso dan dividendos los colegios?
3. Torturadores sin castigo. Columna de Lluís Bassets sobre las torturas en la época de Bush.
miércoles, 24 de febrero de 2010
POESÍA. "El oficio del poeta", de José Agustín Goytisolo (1928-1999)
José Agustín Goytisolo
El oficio del poeta
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.
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PRENSA. "Mirones del horror", de Manuel Rodríguez Rivero
Grabado de William Hogarth
Reproducimos este artículo de Manuel Rodríguez Rivero, aparecido hoy en "El País":
Mirones del horror
MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO 24/02/2010
MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO 24/02/2010
A mediados de los setenta comenzó a difundirse la expresión snuff movie para designar un tipo de películas de circulación clandestina en las que, según se aseguraba, se ponían en escena con brutal sadismo violaciones, torturas, mutilaciones y hasta asesinatos de personas reales. Como ocurre con cualquier "boca a oreja" que conecta con oscuros pánicos morales o ansiedades colectivas más o menos explícitas, el rumor se difundió rápidamente, y mucha gente llegó a convencerse de la realidad de tales cintas macabras, pretendidamente rodadas para uso y disfrute de depravados que podían pagárselas. Pero lo cierto es que, a pesar de las sistemáticas investigaciones llevadas a cabo por el FBI y otras agencias gubernamentales norteamericanas, jamás llegó a confirmarse su existencia. En todo caso, la industria del cine aprovechó el tirón, como demuestra un buen número de títulos -desde Hardcore (1979), de Paul Schrader, a Tesis (1996), de Alejandro Amenábar-, que competían en el empeño de crear la ilusión de que mostraban el horror "real", sin ningún tipo de mediación o artificio "artístico".
Desde entonces las cosas han cambiado. La constante exposición a la realidad-horror a través de los medios de comunicación ha permeabilizado de tal modo las fronteras entre ficción y realidad que, a menudo, se tiene la inquietante sensación -casi un vértigo- de que ambas instancias no son del todo separables. Mientras almorzamos, y entre dos tandas de comerciales, podemos presenciar más o menos distraídamente un informativo repleto de escenas reales de muerte y destrucción no muy diferentes de las que, en prime time, nos brindan largometrajes o series de ficción basadas en el trabajo de guionistas pagados por las mismas compañías que envían a los escenarios de guerra y terror a los reporteros y corresponsales de guerra.
El espectáculo de la violencia sin mediación goza ahora del favor de ciertos públicos no tan minoritarios como podría creerse. Las escenas de violencia adolescente grabadas en las cámaras de móviles y difundidas posteriormente a través de Internet son, si cabe, la punta del iceberg de algo impensable hace unos años, antes de que las imágenes de tortura de Abu Ghraib (2004) grabadas por los ejecutores "por diversión" (for fun), fueran difundidas globalmente por los medios y "colgadas" en la Red. Sólo mediante la cosificación absoluta de las víctimas -a las que no se considera seres humanos- es posible reducir su sufrimiento a puro espectáculo que merece ser compartido.
Como afirma Michela Marzano en su breve, intenso y legible ensayo La muerte como espectáculo (Tusquets), la insensibilidad ante esa ficcionalización de la crueldad es, a la postre, el efecto no previsto logrado también por los espantosos (los adjetivos resultan tan gastados) vídeos de "ajusticiamientos" y decapitaciones difundidos por los islamistas radicales a partir de comienzos de siglo. Vídeos que, por cierto, en ocasiones fueron producidos con técnicas y puesta en escena auténticamente profesional (como habrían hecho los cineastas de las snuff movies).
Hoy, las imágenes de los despiadados asesinatos propagandísticos (perpetrados por sus verdugos en nombre de Alá, el clemente, el misericordioso) de Nick Berg, Ken Bigley, Paul Johnson, Daniel Pearl o Kim Sun Il, grabadas originalmente con el doble objetivo de proselitizar a los islamistas y aterrorizar al enemigo infiel, forman parte, merced a una perversa inversión, del extenso catálogo de realidad-horror disponible en Internet. Es allí donde, libre de la autocensura consensuada que practican los medios de comunicación convencionales, puede verse todo. Uno busca "vídeos de decapitación" en ciertas páginas web y los encuentra, a veces con la inane advertencia de que "podrían dañar la sensibilidad" del espectador. Y, más tarde, puede discutirlos en foros en los que las distintas opiniones abundan a menudo en las mismas cuestiones que en los chats sobre películas de éxito. Al final, la víctima (y su suplicio) pierde realidad: tiende a ficcionalizarse. Y en ello (cada vez más) estamos.
Desde entonces las cosas han cambiado. La constante exposición a la realidad-horror a través de los medios de comunicación ha permeabilizado de tal modo las fronteras entre ficción y realidad que, a menudo, se tiene la inquietante sensación -casi un vértigo- de que ambas instancias no son del todo separables. Mientras almorzamos, y entre dos tandas de comerciales, podemos presenciar más o menos distraídamente un informativo repleto de escenas reales de muerte y destrucción no muy diferentes de las que, en prime time, nos brindan largometrajes o series de ficción basadas en el trabajo de guionistas pagados por las mismas compañías que envían a los escenarios de guerra y terror a los reporteros y corresponsales de guerra.
El espectáculo de la violencia sin mediación goza ahora del favor de ciertos públicos no tan minoritarios como podría creerse. Las escenas de violencia adolescente grabadas en las cámaras de móviles y difundidas posteriormente a través de Internet son, si cabe, la punta del iceberg de algo impensable hace unos años, antes de que las imágenes de tortura de Abu Ghraib (2004) grabadas por los ejecutores "por diversión" (for fun), fueran difundidas globalmente por los medios y "colgadas" en la Red. Sólo mediante la cosificación absoluta de las víctimas -a las que no se considera seres humanos- es posible reducir su sufrimiento a puro espectáculo que merece ser compartido.
Como afirma Michela Marzano en su breve, intenso y legible ensayo La muerte como espectáculo (Tusquets), la insensibilidad ante esa ficcionalización de la crueldad es, a la postre, el efecto no previsto logrado también por los espantosos (los adjetivos resultan tan gastados) vídeos de "ajusticiamientos" y decapitaciones difundidos por los islamistas radicales a partir de comienzos de siglo. Vídeos que, por cierto, en ocasiones fueron producidos con técnicas y puesta en escena auténticamente profesional (como habrían hecho los cineastas de las snuff movies).
Hoy, las imágenes de los despiadados asesinatos propagandísticos (perpetrados por sus verdugos en nombre de Alá, el clemente, el misericordioso) de Nick Berg, Ken Bigley, Paul Johnson, Daniel Pearl o Kim Sun Il, grabadas originalmente con el doble objetivo de proselitizar a los islamistas y aterrorizar al enemigo infiel, forman parte, merced a una perversa inversión, del extenso catálogo de realidad-horror disponible en Internet. Es allí donde, libre de la autocensura consensuada que practican los medios de comunicación convencionales, puede verse todo. Uno busca "vídeos de decapitación" en ciertas páginas web y los encuentra, a veces con la inane advertencia de que "podrían dañar la sensibilidad" del espectador. Y, más tarde, puede discutirlos en foros en los que las distintas opiniones abundan a menudo en las mismas cuestiones que en los chats sobre películas de éxito. Al final, la víctima (y su suplicio) pierde realidad: tiende a ficcionalizarse. Y en ello (cada vez más) estamos.
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PRENSA. CIENCIA.
Hoy, en "El País", este artículo de ciencia:
Enrique Álvarez es catedrático de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid y en el Instituto de Física Teórica UAM/CSIC.
Dos átomos para Einstein
Asombrosa detección del minúsculo efecto de la gravedad en la luz
ENRIQUE ÁLVAREZ - Madrid - 24/02/2010
Asombrosa detección del minúsculo efecto de la gravedad en la luz
ENRIQUE ÁLVAREZ - Madrid - 24/02/2010
Tres físicos han medido recientemente con una precisión 10.000 veces mayor que la medida precedente un pequeño efecto sobre la longitud de onda de la luz predicho por Einstein. El primer firmante del artículo es Holger Müller, un joven físico de la Universidad de Berkeley; el segundo firmante es Achim Peters, que trabaja en la Universidad Humboldt de Berlín, y el tercero es nada menos que Steven Chu, también de Berkeley, pero que ahora es ministro de Energía del Gobierno de Obama en Estados Unidos. Chu, que compartió el Premio Nobel de Física de 1997 con Cohen-Tannoudji y Phillips por "desarrollar métodos para enfriar y atrapar átomos usando láser" es el líder del grupo en el que se formaron los dos primeros autores de este trabajo.
Dos años después del descubrimiento de la relatividad especial, Einstein tuvo lo que él mismo consideraba "la idea más feliz de su vida", el llamado principio de equivalencia. Este principio postula que todas las leyes de la física son exactamente las mismas localmente en un sistema en caída libre en un campo gravitatorio, como el constituido por la estación espacial internacional, que en un sistema sobre el que no actuase gravitación alguna.
Con esta idea, Einstein iniciaba el camino que le llevó, en 1915, a formular las ecuaciones de la teoría relativista de la gravitación, la relatividad general. Estos ocho años constituyen una de las aventuras intelectuales más fascinantes de la historia del pensamiento humano.
La teoría de la gravitación entonces aceptada era la ley de la gravitación universal descubierta por Isaac Newton en otro de los saltos conceptuales más importantes de la ciencia, al darse cuenta de que la misma fuerza que hacía que se cayesen las manzanas de los árboles es la que era responsable de las órbitas de los planetas alrededor del Sol. En la teoría de Newton la fuente de la gravitación es la masa.
Pero la teoría de Newton es una teoría de acción a distancia; cualquier cambio en la posición de la fuente produce efectos en el mismo instante de tiempo absoluto en todos los puntos del universo. Esto es incompatible con el postulado básico de la relatividad especial de que la velocidad de la luz es la velocidad máxima de propagación de las interacciones y, además, esa velocidad no depende del sistema de referencia que se considere, siempre que no haya aceleraciones involucradas. Por ello, Einstein se puso a la tarea de construir una teoría relativista de la gravitación. Ya en 1907, es decir, desde que concibió el principio de equivalencia, Einstein se dio cuenta de que su idea implicaba que los campos gravitatorios también deberían afectar a la luz. Después de todo, el propio Einstein fue la primera persona que entendió que la luz está compuesta de unos cuantos de energía, los fotones, y que la energía de cada cuanto es inversamente proporcional a la longitud de onda de la luz correspondiente. Cuanto más pequeña es la longitud de onda, más grande es la energía de los fotones asociados.
Ahora bien, dada la equivalencia de masa y energía, Einstein sabía que la fuente de la gravitación no podía ser sólo la masa, sino que tenía que ser la energía, toda forma de energía. Es sabido que un cohete necesita energía para salir de un campo gravitatorio. En el caso del cohete, esa energía está proporcionada por los motores. Pues bien, lo mismo es cierto para los fotones. También los fotones pierden energía cuando salen de un campo gravitatorio; su energía al salir es más pequeña de la que tenían previamente, y dada la proporcionalidad inversa con la longitud de onda de la que hablábamos hace un momento, esto quiere decir que la longitud de onda ha aumentado, o sea, que la luz se ha corrido hacia el rojo (en el espectro del arco iris, el rojo tiene la longitud de onda más grande, y el azul violeta la más pequeña).
Los tres físicos de los que hablábamos al principio han sido capaces de detectar la diferencia de longitud de onda debido a una separación en altura de dos átomos de una décima de milímetro, lo que origina una pequeñísima diferencia de atracción gravitatoria. Müller ha dicho que si fueran capaces de separar los dos átomos un metro, serían capaces de detectar ondas gravitatorias (que es una de las más importantes predicciones de la relatividad general todavía sin verificar).
Una vez más, la precisión alcanzada en el experimento es asombrosa: cualquier hipotética desviación de la teoría de Einstein en este aspecto ha de ser más pequeña que una parte en cien millones. El avance en los experimentos de precisión es sumamente importante para tener una idea de qué sorpresas puede depararnos la gravitación en un futuro más o menos próximo.
Dos años después del descubrimiento de la relatividad especial, Einstein tuvo lo que él mismo consideraba "la idea más feliz de su vida", el llamado principio de equivalencia. Este principio postula que todas las leyes de la física son exactamente las mismas localmente en un sistema en caída libre en un campo gravitatorio, como el constituido por la estación espacial internacional, que en un sistema sobre el que no actuase gravitación alguna.
Con esta idea, Einstein iniciaba el camino que le llevó, en 1915, a formular las ecuaciones de la teoría relativista de la gravitación, la relatividad general. Estos ocho años constituyen una de las aventuras intelectuales más fascinantes de la historia del pensamiento humano.
La teoría de la gravitación entonces aceptada era la ley de la gravitación universal descubierta por Isaac Newton en otro de los saltos conceptuales más importantes de la ciencia, al darse cuenta de que la misma fuerza que hacía que se cayesen las manzanas de los árboles es la que era responsable de las órbitas de los planetas alrededor del Sol. En la teoría de Newton la fuente de la gravitación es la masa.
Pero la teoría de Newton es una teoría de acción a distancia; cualquier cambio en la posición de la fuente produce efectos en el mismo instante de tiempo absoluto en todos los puntos del universo. Esto es incompatible con el postulado básico de la relatividad especial de que la velocidad de la luz es la velocidad máxima de propagación de las interacciones y, además, esa velocidad no depende del sistema de referencia que se considere, siempre que no haya aceleraciones involucradas. Por ello, Einstein se puso a la tarea de construir una teoría relativista de la gravitación. Ya en 1907, es decir, desde que concibió el principio de equivalencia, Einstein se dio cuenta de que su idea implicaba que los campos gravitatorios también deberían afectar a la luz. Después de todo, el propio Einstein fue la primera persona que entendió que la luz está compuesta de unos cuantos de energía, los fotones, y que la energía de cada cuanto es inversamente proporcional a la longitud de onda de la luz correspondiente. Cuanto más pequeña es la longitud de onda, más grande es la energía de los fotones asociados.
Ahora bien, dada la equivalencia de masa y energía, Einstein sabía que la fuente de la gravitación no podía ser sólo la masa, sino que tenía que ser la energía, toda forma de energía. Es sabido que un cohete necesita energía para salir de un campo gravitatorio. En el caso del cohete, esa energía está proporcionada por los motores. Pues bien, lo mismo es cierto para los fotones. También los fotones pierden energía cuando salen de un campo gravitatorio; su energía al salir es más pequeña de la que tenían previamente, y dada la proporcionalidad inversa con la longitud de onda de la que hablábamos hace un momento, esto quiere decir que la longitud de onda ha aumentado, o sea, que la luz se ha corrido hacia el rojo (en el espectro del arco iris, el rojo tiene la longitud de onda más grande, y el azul violeta la más pequeña).
Los tres físicos de los que hablábamos al principio han sido capaces de detectar la diferencia de longitud de onda debido a una separación en altura de dos átomos de una décima de milímetro, lo que origina una pequeñísima diferencia de atracción gravitatoria. Müller ha dicho que si fueran capaces de separar los dos átomos un metro, serían capaces de detectar ondas gravitatorias (que es una de las más importantes predicciones de la relatividad general todavía sin verificar).
Una vez más, la precisión alcanzada en el experimento es asombrosa: cualquier hipotética desviación de la teoría de Einstein en este aspecto ha de ser más pequeña que una parte en cien millones. El avance en los experimentos de precisión es sumamente importante para tener una idea de qué sorpresas puede depararnos la gravitación en un futuro más o menos próximo.
Enrique Álvarez es catedrático de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid y en el Instituto de Física Teórica UAM/CSIC.
PRENSA. 24 febrero 2010
En "El País":
1. Titiriteros. Columna de Elvira Lindo.
2. Matar. Columna de David Trueba.
3. El tebeo del millón de dólares. Por Bárbara Celis. Vendido en Internet por 740.000 euros el primer número de 'Action Comics', de 1938, en el que aparece por vez primera el personaje de Superman. Álvaro Pons analiza el tema en Explosión en el mercado del cómic.
4. Mirones del horror. Columna de Manuel Rodríguez Rivero.
5. Satánicos y de Carabanchel. Artículo del economista José Juan Ruiz.
6. Los recuerdos de Canetti. Artículo de Jorge M. Reverte, periodista y escritor. Su último libro es El arte de matar. No tiene nada que ver el lícito recuerdo de quienes quieren recuperar los cuerpos y la dignidad de sus muertos en la guerra con el abusivo intento de cambiar lo sucedido para que sirva a intereses nuevos.
7. Dos átomos para Einstein. Reportaje de Enrique Álvarez. Asombrosa detección del minúsculo efecto de la gravedad en la luz.
1. Titiriteros. Columna de Elvira Lindo.
2. Matar. Columna de David Trueba.
3. El tebeo del millón de dólares. Por Bárbara Celis. Vendido en Internet por 740.000 euros el primer número de 'Action Comics', de 1938, en el que aparece por vez primera el personaje de Superman. Álvaro Pons analiza el tema en Explosión en el mercado del cómic.
4. Mirones del horror. Columna de Manuel Rodríguez Rivero.
5. Satánicos y de Carabanchel. Artículo del economista José Juan Ruiz.
6. Los recuerdos de Canetti. Artículo de Jorge M. Reverte, periodista y escritor. Su último libro es El arte de matar. No tiene nada que ver el lícito recuerdo de quienes quieren recuperar los cuerpos y la dignidad de sus muertos en la guerra con el abusivo intento de cambiar lo sucedido para que sirva a intereses nuevos.
7. Dos átomos para Einstein. Reportaje de Enrique Álvarez. Asombrosa detección del minúsculo efecto de la gravedad en la luz.
martes, 23 de febrero de 2010
POESÍA. Recordando a Miguel Hernández
Miguel Hernández
Recordar a Miguel Hernández, que desapareció en la oscuridad, y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela, cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!
Gracias, Ana.
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CONCURSO DE RELATO E ILUSTRACIÓN 2010
Aquí podemos leer las bases.
PRENSA. 23 febrero 2010
En "El País":
1. No entiendo. Columna de Rosa Montero.
2. Más formación=más desigualdad. Reportaje de M. Ceberio Belaza y C. Morán. La brecha salarial entre hombres y mujeres crece a medida que aumenta la cualificación de los empleos. España firma peores índices que la media de la UE.
3. Europa planea enterrar la basura nuclear a 400 metros bajo tierra. Por Mónica Salomone. Suecia, Finlandia y Francia proyectan instalaciones definitivas para los residuos. España participa en los estudios como opción a largo plazo.
4. Malamadre y el buen padre de familia. Artículo de
Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género; y de Luis Tosar, actor, protagonista de Celda 211.
5. El ágora digital. Artículo de Andreu Jaume, editor de Lumen. Internet es una nueva plaza pública que, como tal, requiere una organización que permita un tráfico regulado. No debería convertirse en un universo caótico y acrítico. La figura del editor es clave.
6. El sobrepeso adelanta hasta en cuatro años la regla de las niñas. Por Mayka Sánchez. Científicos españoles identifican una proteína que explica el proceso. El hallazgo abre la posibilidad de adecuar el desarrollo físico y el psicológico.
1. No entiendo. Columna de Rosa Montero.
2. Más formación=más desigualdad. Reportaje de M. Ceberio Belaza y C. Morán. La brecha salarial entre hombres y mujeres crece a medida que aumenta la cualificación de los empleos. España firma peores índices que la media de la UE.
3. Europa planea enterrar la basura nuclear a 400 metros bajo tierra. Por Mónica Salomone. Suecia, Finlandia y Francia proyectan instalaciones definitivas para los residuos. España participa en los estudios como opción a largo plazo.
4. Malamadre y el buen padre de familia. Artículo de
Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género; y de Luis Tosar, actor, protagonista de Celda 211.
5. El ágora digital. Artículo de Andreu Jaume, editor de Lumen. Internet es una nueva plaza pública que, como tal, requiere una organización que permita un tráfico regulado. No debería convertirse en un universo caótico y acrítico. La figura del editor es clave.
6. El sobrepeso adelanta hasta en cuatro años la regla de las niñas. Por Mayka Sánchez. Científicos españoles identifican una proteína que explica el proceso. El hallazgo abre la posibilidad de adecuar el desarrollo físico y el psicológico.
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