Jesús Aguado
Todavía recuerdo
el tintineo frío de sus labios
y el tintineo cálido de sus pulseras,
y a mi amada desnuda corriendo por la orilla
perseguida por tigres y la aurora,
y a mi amada desnuda sumergiéndose en mí
como un tiro de flecha
que atravesara
el corazón del tiempo.
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