martes, 15 de marzo de 2011

POESÍA. "La siesta", de Joaquín Pérez Azaústre

Joaquín Pérez Azaústre
LA SIESTA
El tulipán y el oro. Las tijeras de cobre.
La cafetera roja, el barandal
viendo pasar la tarde en pan caliente,
cristalina y caliza, como si fuera ya
una tarde más larga que la vida.
(El aire que sacude
esta misma terraza, en alquiler,
es una arqueología del instante).
La telera del sol, con las pesas de lata
rellenas del cemento, el óxido gimiente
en los viejos tensores de madera rojiza.
Mientras tu cormorán nos esperaba
en un carey de cuerpos horneados,
protegiendo el empeine, madrigal del quiosco,
tú levantaste el muro sobre las costanillas
para aplacar el fuego de la fábrica oscura:
música pendular, atmosférica y ágil
bajo los soportales barnizados de Alaska.
Cuando tu propio cuerpo reposó
quizá como la piedra, como esa misma piedra
dispersa y retenida, volátil y agitada
por el viento que azota cualquier piedra,
recibí como herencia la llave del jardín.
Somos los defensores del banquete nupcial.

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