Leonardo Sciascia
Doble metamorfosis
JUSTO NAVARRO 12/03/2011
Hoy no se lee El caso Moro igual que se leía en 1978, fecha de la edición original. El 16 de marzo de 1978 las Brigadas Rojas secuestraron en Roma al presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, y asesinaron a los cinco policías de su escolta. Ese día se votaba nuevo Gobierno democristiano con presumible apoyo, por primera vez, de los comunistas, y Moro había sido el artífice de aquel encuentro imposible. Los lectores de hoy deberían empezar El caso Moro por el final, por la 'Cronología del caso' que ocupa las últimas páginas, y que en 2011 quizá tendría que ir al principio. Leonardo Sciascia (1921-1989) se planteó el caso Moro para entender lo inmediato, en 1978, ese "terrible país en que se ha convertido Italia", y participaría luego, en 1982, como diputado, en la comisión parlamentaria que investigó aquellos hechos. Sciascia utilizó en su momento técnicas de filólogo y de detective novelesco: el asesinato de Moro parecía haber sido prefigurado en dos novelas policiacas del propio Sciascia, El contexto y Todo modo, no porque la literatura posea poderes proféticos ni sea imitada por la vida, sino porque la buena literatura, reflexión sobre lo real, a veces anticipa acontecimientos. El caso Moro analiza las cartas que Moro escribió desde su cautiverio a miembros del Gobierno y compañeros de partido, que, a la vista de lo que Moro decía, lo declararon moralmente muerto, condenándolo así a morir de verdad. Hoy el análisis de Sciascia es un dilema moral, más allá de cualquier realidad inmediata. Moro pide que el Estado negocie con los terroristas para salvar la vida. A sus correligionarios les parece que Moro está fuera de sí; Moro cree que los suyos, incluida la Santa Sede, han perdido los principios y la cabeza, indiferentes en su "rígida cerrazón", en su "decisión de muerte". Hoy El caso Moro es la crónica, lúcida y perturbadora, incómoda, de esa doble falta de reconocimiento, de esa metamorfosis doble y monstruosa.
El caso Moro
Leonardo Sciascia
Traducción de Juan Manuel Salmerón
Tusquets. Barcelona, 2011
188 páginas. 15 euros
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