Don Antonio Machado
palmas y jaleo
para los demás.
Despertad, cantores:
acaben los ecos,
empiecen las voces.
No es el yo fundamental
eso que busca el poeta,
sino el tú esencial.
Abejas, cantores,
no a la miel, sino a las flores.
Da doble luz a tu verso,
para leído de frente
y al sesgo.
El tono lo da la lengua,
ni más alto ni más bajo;
sólo acompáñate de ella.
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