Jorge Valdés Díaz-Vélez
Miras arder lo que ha quedado
en pie del último sendero:
la luna llena de otro enero
sobre la piel de tu pasado,
un mar que olvidas y ha olvidado
en su esplendor tu verdadero
rostro, la luz que fue primero
verbo y temblor en tu costado
y que hoy dejas partir a solas,
detrás del fuego. Hacia el poniente
moja tu máscara un sol frío.
Ya en ti la noche alza sus olas
mansas. La oyes indiferente
abrir el fuego y tu vacío.
3 comentarios:
Maravilloso soneto en versos de nueve.
Gracias por compartirlo
de este poeta mejicano me leí su libro Los Alebrijes, de Hiperión.
Me lo encontré en la red:
Matzhevá
En un libro de mi padre, leo
la frase: "A ti, que me estás leyendo".
Es el título de una elegía
escrita hace dos siglos, o un hálito
de la soledumbre que ha subido
al lector imaginario desde
fuera de los círculos del tiempo.
Esa línea guarda en cada sílaba
la fresca impresión de su vehemencia:
ser semilla indócil algún día
limítrofe al de ahora, botella
de quebranto lanzada por alguien
igual a cualquiera de nosotros.
Es, junto a la tarde, un epitafio,
un grito que llega de muy lejos,
y hoy, a 29 de febrero
de 2000, estremece mis manos.
La invoco en voz baja, me ilumina
como una oración en cautiverio;
la digo a quien estuviera oyéndome
doblar esta página con frío.
Jorge Valdés Díaz-Vélez
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