martes, 22 de diciembre de 2009

LITERATURA. PRENSA. Samuel Beckett



En "El Día de Córdoba" aparece este artículo, firmado por Pablo Bujalance: Leer y escribir después de Beckett. Hoy se cumplen 20 años de la muerte del autor de 'Esperando a Godot', cuya semilla sembrada en la novela, el teatro y la poesía, difícil y radical como pocas, continúa dando frutos y abriendo puertas.

A continuación, reproducimos el principio de una de sus obras más conocidas: Esperando a Godot:

ACTO PRIMERO

Camino en un descampado, con árbol. Atardecer.
ESTRAGÓN, sentado en una piedra, trata de quitarse los zapatos. Se afana obstinadamente en la tarea, con las dos manos. Se detiene agotado, descansa; jadeando, vuelve a empezar. La misma operación. Entra VLADIMIR.


ESTRAGÓN.- (Renunciando nuevamente.) No hay nada que hacer.
VLADIMIR.- (Acercándose a pasos cortos y rígidos, separadas las piernas.) Empiezo a creerlo. (Queda inmóvil.) Durante mucho tiempo me he resistido a esta idea, diciéndome: "Vladimiro, sé razonable; aún no lo has intentado todo". Y reemprendía la lucha. (Se reconcentra, pensando en la lucha. A ESTRAGÓN.) ¿Así que otra vez ahí?
ESTRAGÓN.- ¿Te parece?
VLADIMIR.- Me alegra volver a verte. Creía que te habías ido para siempre.
ESTRAGÓN.- Y yo.
VLADIMIR.- ¿Cómo celebrar este encuentro? (Reflexiona.) Levántate que te abrace. (Tiende la mano a ESTRAGÓN.)
ESTRAGÓN.- (Irritado.) Luego, luego. (Silencio.)
VLADIMIR.- (Molesto, fríamente.) ¿Puede saberse dónde ha pasado la noche el señor?
ESTRAGÓN.- En una zanja.
VLADIMIR.- (Sorprendido.) ¡Una zanja! ¿Dónde?
ESTRAGÓN.-(Inmutable.) Por ahí.
VLADIMIR.- ¿Y no te han sacudido?
ESTRAGÓN.- Sí..., no mucho.
VLADIMIR.- ¿Los de siempre?
ESTRAGÓN.- ¿Los de siempre? No lo sé. (Silencio.)
VLADIMIR.- Cuando pienso..., todo este tiempo..., me pregunto... qué habría sido de ti... sin mí... (Con decisión.) Sin duda, no serías ahora más que un montón de huesos.
ESTRAGÓN.- (Herido en lo vivo.) ¿Y qué más?
VLADIMIR.- (Anonadado.) Es demasiado para un hombre solo. (Pausa. Con viveza.) Por otra parte, ¿por qué desanimarse en este momento? Es lo que yo me digo. Habría que haberlo pensado hace una eternidad, hacia mil novecientos.
ESTRAGÓN.- Basta. Ayúdame a quitarme esta porquería.
VLADIMIR.- Cogidos de la mano nos habríamos tirado de la torre Eiffel, de los primeros. Estábamos bien entonces. Ahora es demasiado tarde. Ni siquiera nos dejarían subir. (ESTRAGÓN se enfrasca en sus zapatos.) ¿Qué haces?
ESTRAGÓN.- Me estoy descalzando. ¿No lo has hecho tú nunca?
VLADIMIR.- Hace tiempo que te digo que es necesario descalzarse todos los días. Más te valdría escucharme.
ESTRAGÓN.- (Débilmente.) ¡Ayúdame!
VLADIMIR.- ¿Te encuentras mal?
ESTRAGÓN.- ¡Mal! ¡Me pregunta si me encuentro mal!
VLADIMIR.- (Acalorado.) ¡Tú eres el único que sufre! Yo no importo. Sin embargo, me gustaría verte en mi lugar. Ya me lo dirías.
ESTRAGÓN.- ¿Has estado malo?
VLADIMIR.- ¡Malo! ¡Me pregunta si he estado malo!
ESTRAGÓN.- (Señalando con el índice.) Eso no es una razón para que no te abroches.
VLADIMIR.- (Inclinándose.) Es verdad. (Se abrocha.) No hay que descuidarse en los pequeños detalles.
ESTRAGÓN.- ¿Qué quieres que te diga? Siempre esperas a última hora.
VLADIMIR.- (Ensoñadoramente.) A última hora... (Medita.) Tardará; pero valdrá la pena. ¿Quién decía esto?
ESTRAGÓN.- ¿No quieres ayudarme?
VLADIMIR.- A veces me digo que, a pesar de todo, llegará. Entonces todo me parece extraño. (Se quita el sombrero, mira dentro, pasa la mano por el interior, lo agita y vuelve a ponérselo.) ¿Cómo lo diría? Aliviado y, al mismo tiempo... (Busca la palabra adecuada.) . . espantado. (Con énfasis.) ES-PAN-TA- DO. (Se quita otra vez el sombrero y vuelve a mirar en el interior.) ¡Lo que faltaba! (Golpea encima como para que caiga algo, mira nuevamente al interior y vuelve a ponérselo.) En fin... (ESTRAGÓN, a costa de un esfuerzo supremo, consigue sacarse el zapato. Mira dentro, mete la mano, da la vuelta al zapato, lo sacude, busca por el suelo por si ha caído algo, no encuentra nada, vuelve a pasar la mano por el zapato, mirando vagamente.) ¡Bueno!, ¿qué?
ESTRAGÓN.- Nada.
VLADIMIR.- Déjame ver.
ESTRAGÓN.- No hay nada que ver.
VLADIMIR.- Trata de ponértelo.
ESTRAGÓN.- (Tras examinar su pie.) Voy a dejarlo que se oree un poco.
VLADIMIR.- He ahí un hombre de una pieza que la toma con su calzado cuando la culpa la tiene el pie. (Se quita el sombrero una vez más, mira el interior, pasa la mano, lo sacude, golpea encima, sopla dentro, vuelve a ponérselo.) Esto empieza a ser inquietante. (Silencio. ESTRAGÓN mueve el pie, separando los dedos para que circule mejor el aire.) Uno de los ladrones se salvó. (Pausa.) Es una proporción aceptable. (Pausa.) Gogo...
ESTRAGÓN.- ¿Qué?
VLADIMIR.- ¿Y si nos arrepintiéramos?
ESTRAGÓN.- ¿De qué?
VLADIMIR.- Pues... (Titubeando.) No hace falta entrar en detalles.
ESTRAGÓN.- ¿De haber nacido? (VLADIMIR suelta una carcajada, pero inmediatamente se contiene, llevándose la mano al pubis con el rostro crispado.)
VLADIMIR.- Ni siquiera nos atrevemos ya a reír.
ESTRAGÓN.- ¡Vaya privación!
VLADIMIR.- Sonreír solamente. (Su cara se distiende en una amplia sonrisa que al punto se hiela, dura unos momentos y después, súbitamente, se extingue.) No es lo mismo. (Pausa.) Gogo...
ESTRAGÓN.- (Molesto.) ¿Qué pasa?
VLADIMIR.- ¿Has leído la Biblia?
ESTRAGÓN.- La Biblia... (Reflexiona.) Le he echado un vistazo, seguramente.
VLADIMIR.- (Sorprendido.) ¿En la escuela laica?
ESTRAGÓN.- Cualquiera sabe si lo era o no.
VLADIMIR.- Debes confundirla con la cárcel.
ESTRAGÓN.- Quizá. Recuerdo los mapas de Tierra Santa. En colores. Muy bonitos. El Mar Muerto era azul pálido. Nada más mirarlo, me entraba sed. Pensaba: "Ahí iremos a pasar nuestra luna de miel. Nos bañaremos. Seremos felices".
VLADIMIR.- Tenías que haber sido poeta.
ESTRAGÓN.- Lo he sido. (Señalando sus harapos.) ¿Es que no se nota? (Silencio.)

No hay comentarios: