EL CABALLO DE MADERA
Hace mucho tiempo, en un bosque muy lejano, en una pequeña casa había un caballo de madera, en un viejo desván, que los antiguos dueños de esa casa habían dejado allí. Pero no era un caballo de madera normal y corriente. Era especial porque tenía vida y podía hablar. Era marrón, de ojos brillantes y sobre todo muy viejo.
Al cabo de un tiempo, vino una familia muy alegre para pasar la navidad. Esa familia estaba compuesta por un niño pequeño y los padres.
Un día, el niño subió al desván para ver qué había y, al ver el caballo de madera, se quedó muy sorprendido porque él nunca había visto nada igual. Entonces llamó a su madre y le preguntó qué era. Ella le dijo que era un caballo de madera muy antiguo, que seguramente habían dejado allí olvidado.
Al niño le gustó tanto que decidió quedarse con él como regalo de Navidad. Se lo llevó a su habitación y allí lo limpió y empezó a jugar con él. Pero, ¡cuál fue su sorpresa!, el caballo le sonrió y empezó a hablarle. Le contó la historia de cómo lo habían abandonado hacía mucho años, al ser muy viejo, y la ilusión que le hacía pasar la Navidad con una familia que le quisiera. Entonces, el niño pensó que él le cuidaría y sería siempre su amigo, y le dijo que sería la mejor navidad de su historia y que nunca jamás la podría olvidar. En ese momento, algo extraño sucedió: el caballo de madera ya no era caballo, era una niña pequeña, encantadora, y le explicó al niño que un diablo muy malvado la había embrujado, y, cuando un niño pequeño le diera su amistad, ella volvería a ser humana.
Los padres del niño aceptaron a la niña y fueron las mejores navidades y ninguno de ellos las podrá olvidar.
Esa familia siguió celebrando la Navidad y celebrando que, a partir de ese momento, una niña pequeña se unió a ellos y fueron muy felices.
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