Todavía mi deseo no perdió la esperanza de tu beso,
esperanza siempre viva y que me hace vivir.
En la noche aromada de tu pelo
perdí mi corazón.
¿Qué sería de mí si este amor mío
debiera terminar?
Un día mi nombre subió a los labios de mi amada
y creía descubrir todos los goces de la vida.
El sol hace bailar el reflejo de tu rostro
en las blancas paredes de mi cuarto
y ese reflejo brilla hasta en la sombra de la terraza.
Tu boca escanciadora
me ha vertido un vino que me quema.
¡Qué importa! Escáncialo, puesto que soy
extraño entre quienes poseen la ciencia del amor.
Me dijiste una vez: "Deja tu vida
en mis manos y te daré la paz".
Y mi vida te di sin pesadumbre,
mas la paz no me llegó.
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