jueves, 3 de diciembre de 2009

LEER. ANTOLOGÍA DE LA POESÍA PRIMITIVA. Prólogo de Ernesto Cardenal



En la anterior entrada, la poeta Olvido García Valdés comentaba esta Antología de la poesía primitiva, de Ernesto Cardenal. Ahora podemos leer su prólogo:

Adán en el paraíso hablaba en verso, según una antigua tradición islámica. En realidad el verso es el primer lenguaje de la humanidad. Siempre ha aparecido primero el verso, y después la prosa; y ésta es como una especie de corrupción del verso. En la antigua Grecia todo estaba escrito en verso, aun las leyes: y en muchos pueblos primitivos no existe más que el verso. El verso parece que es la forma más natural del lenguaje.
"Todo indio es un poeta en potencia", dice Grave Day, y podía haber dicho que todo indio es poeta; y lo mismo puede decirse de todos los pueblos primitivos. Jacob Drachler cuenta que en Dahomey la poesía es una ocupación cotidiana, tanto de la gente ordinaria como de los versificadores profesionales. En las islas Andaman todo el mundo compone cantos, aun los niños, dice M. V. Portman. Se dice que todo esquimal sabe danzar, cantar y componer poemas. El padre Charles de Foucauld escribió que entre los tuaregs todo el mundo hace versos. Y también R. F. Fortune nos cuenta que en la isla de Dobu todos componen canciones. Para cada acontecimiento hay una canción, y hay muy pocas imitaciones entre ellos, dice. "Toda mi vida es canto, y canto como respiro", le dijo un esquimal a Knud Rasmussen. En muchas tribus de los Estados Unidos, cualquier hombre o mujer puede componer versos, y muchas veces los poemas han sido improvisados durante la guerra, o en cacerías, o en ceremonias religiosas. El poema La llevada de la estatua fue improvisado por una anciana de la isla de Pascua a Alfred Métraux.
Así como se puede decir que todo primitivo es poeta, también se puede decir que todo primitivo es religioso. Y mucha de la poesía primitiva es religiosa. Según René Guénon, la palabra latina carmen (canto) viene de la palabra sánscrita karma (rito). Y además de la poesía claramente religiosa, existe entre los primitivos otra aparentemente profana y que puede tener, sin embargo, como el Cantar de los Cantares, un sentido místico. La investigadora y traductora de poesía indígena norteamericana, Mary Austin, dice que hay una clase de poesía común a todas las tribus, y que siempre ha sido considerada equivocadamente poesía de amor profano, pero es en realidad poesía mística: cantos del alma a Dios en la forma del lamento de una muchacha abandonada. Y hablando de los campas del Perú, el antropólogo Stefano Varese ha dicho que muchas veces un canto de invitación amorosa no se limita, en las intenciones del cantor, a una simple declaración sentimental sino que pretende también ser un encantamiento ...
"El indio puede oír el alma", dicen los motilones que andan casi desnudos en las selvas de Colombia. Y los maidu de California del Norte acostumbran a hablar mucho de la "luz interior", y dicen: "No se necesita la luz de las hogueras porque se tiene la luz interior."
Para los indios omahas los cantos penetran en el mundo invisible. Hay cantos que son revelaciones muy personales que ha dado Wakanda (Dios) en la soledad. y según Kenneth Rexroth, la poesía para los indios norteamericanos era algo parecido a los sacramentos o los sacramentales de los cristianos. Los antiguos nahuas de México consideraban a la poesía como la manifestación de Dios en la tierra. La oración de los taraumaras del México actual es la danza y la música ("oramos por medio del baile y la calabaza", ha dicho uno de ellos). Y su danza dura hasta dos noches. Un indio de la tribu Fox, de Estados Unidos, ha dicho que cuando cantan a Manitú (Dios) él los oye, no puede dejar de oírlos, "es como si estuviéramos cantando en su propia casa". Los pawnees cuentan de un jefe que solía hablar a Tirawa (Dios) en la tormenta, y Tirawa le contestaba tras de las nubes (éste es el autor del poema Los cielos hablan). En cambio, tos amazules del Africa del Sur dicen: "De Unkulunkulu (Dios) ya no sabemos nada. El fue el primer ser; él brotó al comienzo. Nosotros no conocemos a su esposa. Y los antiguos no nos dijeron si tenía esposa." Los pigmeos tienen muchos poemas en que se lamentan porque Dios los ha abandonado. Dicen que Dios al principio vivía con ellos, y los animales eran amigos del hombre. El paraíso en que estaban era la selva. Un día quebrantaron un mandato y Dios dejó de ser amigo de ellos, y se fue río arriba. Este es el relato más antiguo del África, según P. Schebesta, que lo recogió.
Los indios sioux dicen que sus poemas los han recibido en sueños. Igualmente los yumas dicen que sus cantos los han recibido en sueños y que se necesita el poder de los sueños para cantarlos. Los guaraníes dicen que sus cantos más sagrados fueron obtenidos en sueños. En las islas Fiji se dice que los poemas son recibidos durante el sueño, en el mundo de los espíritus. En Australia a veces se piensa que los cantos se deben a los antepasados que se les han aparecido en sueños. (De la misma manera, los indios omahas dicen que los dibujos que ellos pintan en sus trajes y en sus tiendas son representaciones que ellos han tenido en sueños, y un pies-negro, al ver un fonógrafo, pensó que su inventor habría soñado ese instrumento.) Los indios arapajos componían sus poemas en trances hipnóticos durante sus Danzas del Espíritu, y también bajo el efecto del peyote. Según los esquimales, los cantos son inspirados por las almas que están en la región de los muertos.
Entre los yaquis, las llamadas "Danzas del Venado" son poemas que constan de dos estrofas: en la primera se describe un suceso del mundo natural; en la segunda, el mismo suceso se repite en un mundo místico, la Tierra Florida, mundo que está debajo del amanecer. Por la poesía y la danza se establece una relación o enlace entre los dos mundos, el mundo natural del acontecer diario y el sobrenatural. Y el mundo natural es presentado como una manifestación del mundo sobrenatural, dice Edward H. Spicer.
En algunas tribus de Estados Unidos, el canto es una propiedad personal y nadie puede cantarlo sin el permiso del autor. Dice Mary Austin: "Uno puede regalar un canto a un amigo, o legarlo a la tribu al morir; o uno puede morir sin haberlo cantado a nadie más que a su Dios." También existe entre ellos el Canto de Muerte, que sólo se canta al morir. La misma Mary Austin oyó a un anciano de la tribu yokut cantar su Canto de Muerte:


Toda mi vida
yo he estado
buscando.


Entre los guaraníes, los ascetas y los místicos son los que hacen los cantos. La oración de esos indios es el canto, la danza y la música, dice Alfredo López Austin. La poesía para ellos es dada por la divinidad, y es algo muy personal e íntimo de cada uno. Algunos poseen dos o tres cantos. Los que son más santos poseen muchos más. Para ellos una vida santa está inspirada en las danzas y la música. También dice López Austin que los guaraníes viven con los ojos fijos en el mundo ultraterreno; que su vida aparentemente transcurre en la rutina, pero está cargada de emociones místicas; y que su lenguaje es más apto para el canto y la poesía que para la comunicación cotidiana. En el poema Génesis se describe cómo Ñamandu (Dios) primero creó el lenguaje humano, que participa de la divinidad, después creó el amor al prójimo y los himnos sagrados, y después creó al hombre.
Los indios peruanos escribían sus poemas con nudos de varios colores. Los cantos de los chippewas de Estados Unidos fueron escritos con figuritas grabadas en corteza de abedul. En África los ashanti deletrean sus cantos con toques de tambor. Los ekoi de Nigeria los escriben en una lengua secreta sobre hojas de palmera.
Los huitotos de Colombia tienen cantos muy arcaicos, con palabras que ellos ya no usan y cuyo significado apenas conocen. Estos cantos, dice un misionero, ellos los bailan pintados sus cuerpos de muchos colores, acompañados con tambores y flautas. Muchas canciones de los indios yaquis son tan arcaicas que ni siquiera aparecen en su lenguaje litúrgico. Y los negritos de las Filipinas tienen una liturgia nocturna en un idioma sagrado que ya no es entendido por ellos. En las canciones de la isla de Dobu, las palabras arcaicas y las palabras modernas de lenguas extranjeras están mezcladas con gran libertad. En Australia a veces un canto es adoptado por un pueblo que habla una lengua diferente y que no conoce su significado. Hay indios norteamericanos que tienen poemas compuestos en lenguas secretas. Los yumas cantan con palabras cuyos sentidos ya nadie sabe. Y a los navajos no les importa que un mismo poema tenga dos o tres sentidos diferentes. Los yamanaes de la Tierra del Fuego tienen cantos que son puramente sonidos sin ningún sentido. Esos sonidos pueden significar para ellos diferentes estados de ánimo, como sorpresa o gozo. C. M. Bowra cree que éstos pueden ser los cantos más antiguos de la humanidad.
Entre los guaraníes algunos cantos son asequibles a todo el mundo, mientras que otros sólo pueden ser revelados a los miembros de la misma tribu o a veces sólo a unas pocas personas de mucha confianza. Y además del lenguaje corriente, los guaraníes tienen otros dos: uno es el lenguaje religioso ("las palabras de los situados arriba de nosotros") usado por los ancianos y ancianas que han recibido las comunicaciones de la divinidad; y el otro es un lenguaje secreto del que sólo se han podido averiguar algunas palabras, frases y oraciones, y que se revela únicamente a los iniciados. Y hay entre ellos otra clase de cantos ("los cantos verdaderos") que son ininteligibles aun para sus cantores.
Un anciano misionero e investigador de los tunebos de Colombia, el padre Henry Rochereau, me dio hace algunos años un canto mágico de estos indios que sólo el hechicero puede cantar y nadie puede oír. El padre había oído el canto una vez, escondido detrás de un cuero de res en la choza del hechicero, mientras éste cantaba creyendo que nadie lo oía; copió las palabras, aunque no todas las logró captar bien, y después empleó dos años en su traducción, no estando seguro de haberlas traducido todas correctamente. El canto era en una lengua muy arcaica; y cuando el hechicero se dio cuenta que le habían tomado el canto, huyó al monte y no se le volvió a ver más.
Entre los pieles rojas, los poemas pertenecían a un individuo, clan o tribu. Uno debía pagar si quería cantar un poema ajeno. Entre los chippewas los cantos eran comprados por considerables sumas de dinero. Un indio fiavajo dijo: "Yo siempre he sido pobre. No conozco ninguna canción." En la isla de Dobu el autor de una canción conserva sobre ella sus derechos y no puede usarse para el baile sin su permiso; aunque después de que se ha danzado esa canción, puede extenderse hasta lugares lejanos llevada en canoas; muchas de esas canciones son de amor y fueron improvisadas por amantes.
Los cunas varían sus poemas cada vez que los recitan. Según ellos, "las palabras de los cantos no tienen por qué ser siempre las mismas", y se gozan en oír las variaciones. Otros pueblos han venido repitiendo por muchos siglos sus cantos sin variación alguna. Según los araucanos, es la tradición oral la que da permanencia al canto: dicen ellos que la palabra escrita se pierde, pero la palabra oída dura para siempre. Los koguis de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia) se enorgullecen de que ellos no han tenido necesidad de inventar la grabadora como los blancos: los cantos los tienen grabados en su corazón. Pero un anciano shamán de los campas del Perú, frente a la grabadora que había grabado sus cantos, preguntó: "Cuando yo muera, ¿estos cantos van a quedar?".
En algunas tribus se considera que la poesía tiene valores curativos. Los esquimales tienen cantos para calmar la cólera y para apaciguar los vientos. Entre los guaraníes hay cantos poderosos para dominar las enfermedades de la tribu, y aun para matar a los jaguares. El largo Canto mágico para curar la locura de los indios cunas es efectivamente usado para esa curación. En el golfo de Urabá, de Colombia, yo di a un indio cuna el texto de este canto, publicado en cuna por el Museo de Gotenburgo, Suecia, y él me lo agradeció mucho, pues decía que nunca se había podido aprender el canto, que es muy largo.
El "Canto Nocturno" de los navajos dura varios días con sus noches. Pero generalmente los poemas primitivos son muy breves. Entre los chippewas hay poemas que son sólo de dos palabras. Según unos indios norteamericanos, los cantos de los blancos "hablan demasiado". Y un indio papago dijo a Ruth Underhill: "Nuestros cantos son tan cortos porque sabemos mucho." Una vez, el padre Cesáreo de Armellada, misionero e investigador, dijo a un indio venezolano que sus cantos eran monótonos, y él le contestó: "Menos tonos sabe el sapo, y se pasa las noches cantando."
La poesía primitiva, por lo general, no tiene rima consonante ni asonante. El inca Garcilaso de la Vega decía de la poesía quechua que es libre. Pero con mucha frecuencia hay una "rima" a base de paralelismo o repeticiones. En muchos casos el ritmo es muy acentuado, y entre los indios norteamericanos el ritmo del verso es el del tambor. Palabras y música muchas veces van juntas, y una vez Natalie Curtis preguntó a un poeta navajo qué componía primero, si la música o la letra, y él contestó sorprendido: "Un canto es palabra con música; las dos cosas van juntas." Muchas veces esta poesía primitiva va acompañada de instrumentos musicales. Y una característica de la poesía primitiva de todos los tiempos es que no está hecha con ideas abstractas sino con imágenes concretas.
La reunión de la presente antología es una labor de muchos años. He utilizado algunas pocas antologías que han sido hechas, pero principalmente he utilizado muchos trabajos especializados, libros, folletos y revistas de carácter científico, consultados en varias bibliotecas. Generalmente las traducciones las he tenido que retocar un poco, modificando el orden de las palabras por razón del ritmo, haciendo más fluida la sintaxis, dando más claridad o exactitud al verso según las notas u observaciones del mismo investigador, o simplemente dando corte de versos a lo que había sido recogido como prosa. Pues estas traducciones nunca se hicieron con criterio poético, sino con criterio científico. Por traducción con criterio poético no entiendo una que sea más libre o esté más alejada del original, sino una que sea más fiel a la poesía del original. En algunos cuantos casos los poemas me fueron dados por los propios investigadores. Los poemas de la tribu paez me fueron dados por un joven de esa tribu, traducidos por él. Una cantidad considerable de los poemas de esta antología fueron traducidos del inglés. El Canto de la creación de los huitotos fue traducido por Preuss al alemán, y yo utilicé una traducción al español de esa traducción, que encontré inédita y sin autor en la Biblioteca del Museo de Antropología e Historia de Bogotá, haciéndole algunas pequeñas modificaciones basándome en el texto alemán y en el original indígena que también reproduce Preuss. En el caso de dos poemas pawnees yo mismo los traduje de la lengua indígena utilizando un glosario, pues las traducciones estaban muy alejadas del original. Por todo esto resultaba muy complicado dar crédito a las fuentes. He preferido que esta antología vaya sin una sola nota y sin bibliografía. Este no es un libro científico, es un libro de poesía.

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