Javier Lostalé
AZULEn la madrugada
todos los trenes tienen los ojos azules
y la memoria de un cuerpo es azul relente.
Entre dos desnudos
hay una sombra azul soledad
como un pájaro a la deriva
que rompe el cristal de los sueños.
Por un pecho pasa sus ramos
la niebla azul de una muchacha
y todo se arrodilla en su espera.
La ausencia riela sus rostros
como un crucero azul hacia imposible beso,
y es que sola baja la que sube sola
y en su aire mueve aurora
que nunca a nadie alcanza.
En la madrugada las camas vacías
no soportan la luz de los faros
mientras sus dueños vagan por la hora azul del deseo.
Y los solitarios regresan envueltos
en invisibles relámpagos azules
que desvanecen cuanto a su playa arriba.
En la madrugada hay charcos de luz
que convierten la mirada de los amantes
en un escalofrío azul.
Las lámparas que se apagan en la madrugada
mantienen una lengua azul
llena de mareas y lunas de armarios.
Cuando en la mesa el árbol se destempla es que llama el amanecer.
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