Javier Salvago
La juventud pasó.
Bien está lo que acaba.
No volvería a ser joven
ni aunque me lo pagaran.
¿Echar a andar de nuevo
por la senda trillada
de los sueños ilusos
y las verdades vagas?
¿Empezar otra vez
con las viejas batallas
y sus viejas heridas?
¿Volver a las andadas,
a la noche, al infierno,
al gusto por la mala
vida? ¿Hacer de todo,
lo que es comedia, un drama?
¿Volver a alimentarme
de mitos y falacias,
de modas y movidas,
de palabras gastadas?
¿Llevar sobre los hombros
la fastidiosa carga
de ser interesante,
original?... ¡Qué lata!
¿Confiar, como ayer,
en la vana esperanza
de que todo será
mejor en el mañana?
¿Tener toda la vida
por delante -tan larga-,
con lo que uno ha pasado
para ir medio pasándola?
La juventud se fue.
Bien está lo que acaba.
No volveré a ser joven,
a Dios gracias.
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