Javier Salvago
Que la vida dolía
yo lo aprendí muy pronto.
Quizá por eso anduve tantos años
huyendo de la vida, como loco;
ciego, para no ver lo que sabía
que iba a ver nada más abrir los ojos;
borracho, para no mirar de frente
su impenetrable rostro.
Para poder vivir en paz, sin miedo,
para animarme, me lo bebí todo.
-Sólo así conseguí, en algún momento,
ser feliz y gozar la vida a fondo-.
Pero el sueño de la razón es sueño
y engendra monstruos.
2 comentarios:
un poco o un mucho de Jaime Gil de Biedma.
No te equivocas. Sigue premeditadamente el modelo del poema de Jaime No volveré a ser joven. Es una variación, pero yo creo que no desmerece del modelo. Es un excelente poema por sí mismo.
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