martes, 2 de septiembre de 2014

PRENSA CULTURAL. "Varios autores responden cuáles son los libros de nuestro tiempo" (8)


   En la revista "Letras Libres":

Encuesta

Por La redacción


Juan Carlos Romero Puga

Yoani Sánchez
Recorro los anaqueles, desempolvo mi memoria libresca de estas últimas décadas en busca de esos títulos que debo conservar, a toda costa, del fuego del olvido. No es tarea fácil. Cada autor, cada texto elegido... es un acto de traición al resto. Realizar una lista con los imprescindibles se convierte en algo tan personal como elegir el nombre de un hijo o seleccionar esa pareja que nos acompañará en los momentos más íntimos. Porque las buenas obras terminan siendo –una vez leídas– como seres con los que compartiremos el resto de nuestras vidas. Les hemos otorgado un lugar destacado en nuestra evocaciones, porque llevan parte de nosotros mismos, de nuestras dudas, pasiones, desencantos y esperanzas. Si intentamos un decálogo de los mejores libros de las últimas décadas, más bien nos saldrá un inventario de aquellos que nos impactaron y nos dejaron sin aliento. Una enumeración de los que lograron cambiarnos, de manera profunda e irreversible. Aquí van los míos:

Enrique Serna
Elijo únicamente libros de narrativa, el género que mejor conozco, pero sé que hay obras de igual o mayor valía en otros campos de las letras y las humanidades. Las novelas y las colecciones de cuentos que incluyo han tenido un público amplio, es decir, no solo fueron éxitos de crítica. La repercusión es un factor importante para determinar si una obra se perfila ya como un clásico moderno pues yo creo, como Boileau, que la gran literatura debe contener “cierto encanto y cierta sal que pueda picar el gusto general de los hombres”. A veces la crítica repara injusticias cuando rescata del olvido a escritores valiosos, pero confío más en el jurado plural que acepta o rechaza sus dictámenes. No puedo resistirme a enaltecer la propia lengua (y una lengua hermana: el catalán), pero en todo caso, mi selección es menos etnocéntrica que el discutido “canon occidental” de Harold Bloom. Hay una ausencia notable: Jorge Luis Borges. Yo lo incluiría, sin duda, entre los autores más importantes del siglo XX, pero Borges publicó sus mejores obras antes de 1963. En cuanto a Julio Cortázar, lo excluyo deliberadamente porque a mi juicio, su obra dependía demasiado de una atmósfera cultural extinta y no ha resistido la prueba del tiempo. En cambio, la portentosa imaginación de Mercé Rodoreda se agiganta con los años, y como en América Latina todavía se le conoce poco fuera de los círculos intelectuales, creo que sus fieles devotos deberíamos hacerle más ruido. Por supuesto, en todo juicio de valor hay un ingrediente subjetivo, porque el gusto es un rasgo de carácter tan personal como el adn. Seguramente dejé fuera muchas obras importantes del mundo oriental por lagunas culturales que espero subsanar con el tiempo. 

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