Ángel García López
No me hagas enfermar
que no me podré curar.
Si curas de tu cuidado,
cuídate de lo vedado
y lo oculto no enseñado
no me lo des a mirar,
que no me podré curar.
Pues quien pudo así gozar
en lo secreto mirado
de amor vive condenado,
poseso de aquel lugar.
Y no se podrá curar.
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