José Albi (Fotografía de F. Bustamante)
Necrológica, en "El País":Muere el poeta y crítico valenciano José Albi
Ganó el premio Gabriel Miró en 1958 por su obra 'El silencio de Dios'
EL PAÍS - Valencia - 08/06/2010
El poeta, traductor y crítico literario valenciano José Albi, presidente de honor de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE), ha fallecido este lunes en Dénia tras siete décadas dedicado al mundo de las letras. Nacido en Valencia en 1922, aunque de joven residió en Sueca, cursó estudios de Derecho en Valencia y Deusto, y se licenció en Filosofía y Letras en Zaragoza, materia en la que se doctoró en la Universidad de Madrid.
Según reconoció, su afición a la poesía comenzó tras la lectura de Marinero en tierra (1925), de Rafael Alberti. Y su obra logró varios reconocimientos. Así, en 1958 ganó el premio Gabriel Miró por su obra El silencio de Dios. También ganó por dos veces el premio 'Valencia de Literatura', en 1957 por Vida de un hombre, y en 1977, por Odisea 77. Además, fue galardonado en 2002 con el 'Premio de las Letras Valencianas' de la Generalitat Valenciana.
Entre sus libros destacan Poemas del amor de siempre, Septiembre en París, Bajo palabra de amor, Elegías apasionadas, Piedra viva y Elegía atlántica, obra por la que ganó el premio 'Miguel Ángel de Argumosa' en 1978. Sus poesías han sido traducidas al francés, inglés, alemán y al hebreo moderno. Entre sus actividades literarias también destacan las recopilaciones que hizo junto a Joan Fuster, al que conoció en Sueca, como Antología del surrealismo español, Antología de la poesía de Ángel Crespo y Antología de Paul Éluard. En 1954 fundó la revista 'Cuadernos literarios', y después dirigió las publicaciones 'Verbo' y 'Cuadernos de crítica literaria'.
"Lamentamos la pérdida de un referente fundamental de la poesía valenciana y de una gran persona, gran poeta y gran impulsor de nuestra cultura y nuestras actividades literarias", ha manifestado la asociación CLAVE en un comunicado.
Uno de sus poemas:
A brazo partido
Llevo en los huesos tanto amor metido
que sólo en carne viva y a bandazos,
voy capeando el mar de estos dos brazos
entre los que me encuentro sometido.
No, no basta gritar, tomar partido,
morir hasta caerse uno a pedazos;
hay que hundir a caricias y a zarpazos
tu corazón, tu corazón vencido.
Quiero daros la vida que me sobra,
y este amor que me arranca de los huesos.
Vuestro mi corazón, vuestra mi obra
de compartir lo vuestro y nuestro y mío,
consumidos en cólera y en besos.
Sólo a mi amor vuestro dolor confío.
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