Octavio Paz
Fluye el tiempo inmortal y en su latido
Sólo palpita estéril insistencia,
Sorda avidez de nada, indiferencia,
Pulso de arena, azogue sin sentido.
Resuelto al fin en fechas lo vivido
Veo, ya edad, el sueño y la inocencia,
Puñado de aridez en mi conciencia,
Sílabas que disperso sin ruido.
Vuelvo el rostro: no soy sino la estela
De mí mismo, la ausencia que deserto,
El eco del silencio de mi grito.
Mirada que al mirarse se congela,
Haz de reflejos, simulacro incierto:
Al penetrar en mí me deshabito.
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