Wislawa Szymborska
No ser un púgil, Musa, es como no ser nada.
Nos negaste un auditorio enardecido.
Hay doce personas en la sala,
es hora de empezar.
La mitad vino porque llueve,
Los demás son parientes. Musa.
Las mujeres podrían desmayarse en esta tarde de otoño,
y lo harán, pero sólo frente al ring.
Escenas dantescas sólo allí.
Y el éxtasis. Musa.
No ser un boxeador, ser un poeta,
con una condena a poemas forzados,
y a falta de músculos mostrarle al mundo
-en el mejor de los casos- una lectura escolar en el futuro.
Oh Musa. Oh Pegaso,
ángel equino.
En la primera fila un viejecito sueña dulcemente
que su difunta esposa ha vuelto de la tumba
para hornearle una tarta de ciruelas.
Con fuego, pero no muy alto, porque se quema la tarta,
comenzamos la lectura, Musa.
De "Llamando al Yeti" 1957
Versión de Gerardo Beltrán
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