jueves, 8 de abril de 2010

CINE. LITERATURA. "Las horas". "Mrs. Dalloway", novela de Virginia Woolf

Virginia Woolf

Las horas, aunque basada en una novela de Michael Cunningham, cuenta la vida de tres mujeres, conectadas entre sí por medio de Mrs. Dalloway, novela de Virginia Woolf (de hecho, una de las historias se centra en la escritora).
En el siguiente vídeo podemos ver fragmentos de la película:


(Gracias a Virginia Molina por su envío).

Como complemento, añadimos el principio de la novela:

La señora Dalloway decidió que ella misma compraría las flores. Sí, ya que Lucy tendría trabajo más que suficiente. Había que desmontar las puertas; acudirían los operarios de Rumpelmayer. Y entonces Clarissa Dalloway pensó: qué mañana diáfana, cual regalada a unos niños en la playa.
¡Qué fiesta! ¡Qué aventura! Siempre tuvo esta impresión cuando, con un leve gemido de las bisagras, que ahora le pareció oír, abría de par en par el balcón, en Bourton, y salía al aire libre. ¡Qué fresco, qué calmo, más silencioso que éste, desde luego, era el aire a primera hora de la mañana. . .!, como el golpe de una ola; como el beso de una ola; fresco y penetrante, y sin embargo (para una muchacha de dieciocho años, que eran los que entonces contaba), solemne, con la sensación que la embargaba mientras estaba en pie ante el balcón abierto, de que algo horroroso estaba a punto de ocurrir; mirando las flores mirando los árboles con el humo que sinuoso surgía de ellos, y las cornejas alzándose y descendiendo; y lo contempló, en pie, hasta que Peter Walsh dijo: ¿Meditando entre
vegetales?, ¿fue eso? Prefiero los hombres a las coliflores, ¿fue eso?
Seguramente lo dijo a la hora del desayuno, una mañana en que ella había salido a la terraza. Peter Walsh. Regresaría de la India cualquiera de estos días, en junio o julio. Clarissa Dalloway lo había olvidado debido a lo aburridas que eran sus cartas: lo que una recordaba eran sus dichos, sus ojos, su cortaplumas, su sonrisa, sus malos humores, y, cuando millones de cosas se habían desvanecido totalmente, ¡qué extraño era!, unas cuantas frases como ésta referente a las verduras.
Se detuvo un poco en la acera, para dejar pasar el camión de Durtnall. Mujer encantadora la consideraba Scrope Purvis (quien la conocía como se conoce a la gente que vive en la casa contigua en Westminster); algo de pájaro tenía, algo de grajo, azul-verde, leve, vivaz, a pesar de que había ya cumplido los cincuenta, y de que se había quedado muy blanca a raíz de su enfermedad. Y allí estaba, como posada en una rama, sin ver a Scrope Purvis, esperando el momento de cruzar, muy erguida.

No hay comentarios: