domingo, 31 de mayo de 2009

POESÍA, FÚTBOL, PRENSA. Sobre Pep Guardiola

Hoy, en "El País", columna de Manuel Vicent dedicada a Guardiola.

En 2002, el poeta Narcís Comadira dedicó esta oda al entrenador del Barcelona (en traducción de José María Ricarte, aparece en Poesía a patadas, antología de poemas sobre el fútbol, editada por el Ayuntamiento de Córdoba, con motivo de Cosmopoética 2009):


¡Salve, hermano de los potros
de pezuña de trueno!
Para ti,
la alfombra de césped recortado
se vuelve universo de planetas que giran
a tu alrededor.
Tú te alzas y relinchas
y con ojos penetrantes escrutas
el estentóreo horizonte.
Sacudes la melena
de tu espalda, el espinazo
se arquea, mueves las piernas esbeltas y frágiles
y con los brazos abiertos
devanas la madeja invisible del juego.
¡Salve, hermano de los potros
de pezuña de trueno!

¡Salve, hijo de la gracia
y del viento!
Araña cerebral,
que controlas los hilos
eléctricos de la tarde.
Tejes jugadas,
del tejido haces velas que se hinchan
y sostienes su entramado.

El césped se hace mar azul de sueños.
Entonces, mientras resbala la quilla,
tú vigilas de lejos y estás cerca.
Árbol central, palo mayor
y, al mismo tiempo, delfín enjabonado
que sigue al barco entre las olas.
¡Salve, hijo de la gracia
y del viento!

¡Salve, constructor de caminos,
geómetra carnal, arquitecto
de torres de victoria!
Tú derribas ruinas antiguas,
trazas los cimientos del edificio nuevo.
Excavas con los ojos
negros de voluntad
un haz de fértiles surcos
y, con el compás de los brazos,
mides, y estableces el pilar poderoso
de donde surgirán los nervios de la magia.
Y si el lápiz de un dedo dice: "aquí",
es aquí donde la danza comienza,
bajo la espléndida bóveda
que has edificado paralela al cielo.
¡Salve, constructor de caminos,
geómetra carnal, arquitecto!

¡Salve, oh payés radical!
Labrador impenitente, arado, espiga,
retoño vigoroso que te has alzado y granas,
feliz, cuadribarrado, en las tardes de gloria.
¡Tú, que cubres la gloria
que has dado al compañero,
con un beso en la mejilla!
Dices: "aquí". Y es aquí.
Y entre los pelos de la cara
nace una rosa macho.
Y ríen, conmovidas, las madres catalanas.
¡Salve, hijo eterno,
adolescente perpetuo de carita barbada!

¡Salve, símbolo del gozo mental
de las ciencias exactas!
¡Salve, cachorro sudoroso,
soldado juguetón
y sutil estratega de las batallas!
Tú, el héroe del presente,
por mucho que los siglos pasen,
no pasarás con ellos.
Permanecerás, cuando tú y yo seamos ceniza,
viviendo en la leyenda de la fama
y en esta corona modesta que ahora trenzo,
con verso balbuceante,
para no entorpecer el maravilloso resplandor
de los versos certeros de tus pases.
¡Salve, símbolo del gozo mental
de las ciencias exactas!

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