En "El País" (30 octubre 2014):
El paisaje (ético, humano, social, político, empresarial) que Rafael Chirbes dibuja en Crematorio, una de las grandes novelas españolas de las últimas décadas (convertida por Fernando Bovaira y Jorge Sánchez-Cabezudo en una de las mejores series de la historia de la televisión en España), "no ha cambiado". "Es lo mismo, lo que pasa es que ahora la gente ha puesto el foco sobre eso, mientras que hubo unos años en los que el foco no estaba ahí", añadió el valenciano, que considera que "el tiempo no mejora las cosas sino que las empeora" y que "el poder, cuanto más sabe, más asfixia". En las reflexiones de Chirbes, que ayer participó en la primera entrega del ciclo Conversaciones&Tweets de Eutopía, cala y aflora un prolongado lamento por el proceso de empobrecimiento ético y degeneración cívica que este país sufre.
La novela y la serie centraron un diálogo entre Chirbes y Bovaira antes de la proyección de los dos primeros capítulos. Como productor, Bovaira valoró que el escritor realizara semejante "retrato de la España que estábamos viviendo, que es algo que no se encuentra demasiado". La intención inicial era hacer una película pero las características de la novela aconsejaron como formato ideal una serie de ocho capítulos. El proceso de adaptación fue "complicado", reveló Bovaira, con momentos en los que a los responsables del proyecto les daba la sensación de que la serie estaba quedando "muy por debajo" de una novela que, observó Chirbes, "se sostiene en el puro lenguaje". "Quise hacer un libro muy literario para que no fuera un libro muy periodístico", apuntó el reciente ganador del Premio Nacional de Narrativa (con En la orilla), que huyó en Crematorio de los esquemas y las constantes más reconocibles de la novela policiaca porque hace tiempo que aprendió que "la vida no es resolver un misterio: es ir eligiendo día a día entre una cosa y otra". La "intuición" es un elemento fundamental para Chirbes, al que le costaba imaginar que Crematorio pudiera convertirse en un producto audiovisual basado en el mantenimiento de una trama y una tensión.
Pero ocurrió, a pesar de que, en palabras de Bovaira, "toda adaptación es una perversión". Y ocurrió gracias también a la implicación de Canal Plus, que estaba iniciando una línea de producción propia de ficciones. "Les encajó este proyecto y nos dieron medios y libertad creativa: si lo hubiese hecho la televisión generalista se habría desvinculado más del libro", afirmó el productor. Crematorio fue dirigida por el madrileño Jorge Sánchez-Cabezudo y protagonizada por José Sancho, Alicia Borrachero, Juana Acosta, Manuel Morón y Vicente Romero. Para Bovaira "es un milagro que se haya producido esta serie" en "un mercado tan pequeño" como el español.
"El arte es la capacidad de insinuar", deslizó Chirbes, que reivindica "la extrema libertad de la literatura" frente a la actitud plañidera de algunos escritores. "Todo lo que dices que te obliga es tu propia ambición o tu propia cobardía", aseveró el autor de Mimoun y La buena letra, que negó que tenga una mirada especialmente dura sobre la realidad. "Optimistas son los tontos", dijo, apoyado en las oscuridades de La Ilíada, La Odisea, las tragedias de Eurípides, Sófocles y Esquilo,La Celestina o Ana Karenina. La mirada lúcida es la escéptica, la que asume que la vida es contradicción.
Y frente a esto la misión del escritor debe ser "desmenuzar los mecanismos de la sociedad" para comprender (intentarlo, al menos) "cómo funciona la gran máquina del mundo". "La realidad es resbaladiza y pantanosa y lo que te salva te mata", añadió el autor antes de que Bovaira lamentara la escasa capacidad crítica del cine español, un cine "inane" que "no hace daño" y que "habla muy poco de lo que está pasando". "Los políticos", remató, "deberían estar más contentos del cine que hacemos".
La novela y la serie centraron un diálogo entre Chirbes y Bovaira antes de la proyección de los dos primeros capítulos. Como productor, Bovaira valoró que el escritor realizara semejante "retrato de la España que estábamos viviendo, que es algo que no se encuentra demasiado". La intención inicial era hacer una película pero las características de la novela aconsejaron como formato ideal una serie de ocho capítulos. El proceso de adaptación fue "complicado", reveló Bovaira, con momentos en los que a los responsables del proyecto les daba la sensación de que la serie estaba quedando "muy por debajo" de una novela que, observó Chirbes, "se sostiene en el puro lenguaje". "Quise hacer un libro muy literario para que no fuera un libro muy periodístico", apuntó el reciente ganador del Premio Nacional de Narrativa (con En la orilla), que huyó en Crematorio de los esquemas y las constantes más reconocibles de la novela policiaca porque hace tiempo que aprendió que "la vida no es resolver un misterio: es ir eligiendo día a día entre una cosa y otra". La "intuición" es un elemento fundamental para Chirbes, al que le costaba imaginar que Crematorio pudiera convertirse en un producto audiovisual basado en el mantenimiento de una trama y una tensión.
Pero ocurrió, a pesar de que, en palabras de Bovaira, "toda adaptación es una perversión". Y ocurrió gracias también a la implicación de Canal Plus, que estaba iniciando una línea de producción propia de ficciones. "Les encajó este proyecto y nos dieron medios y libertad creativa: si lo hubiese hecho la televisión generalista se habría desvinculado más del libro", afirmó el productor. Crematorio fue dirigida por el madrileño Jorge Sánchez-Cabezudo y protagonizada por José Sancho, Alicia Borrachero, Juana Acosta, Manuel Morón y Vicente Romero. Para Bovaira "es un milagro que se haya producido esta serie" en "un mercado tan pequeño" como el español.
"El arte es la capacidad de insinuar", deslizó Chirbes, que reivindica "la extrema libertad de la literatura" frente a la actitud plañidera de algunos escritores. "Todo lo que dices que te obliga es tu propia ambición o tu propia cobardía", aseveró el autor de Mimoun y La buena letra, que negó que tenga una mirada especialmente dura sobre la realidad. "Optimistas son los tontos", dijo, apoyado en las oscuridades de La Ilíada, La Odisea, las tragedias de Eurípides, Sófocles y Esquilo,La Celestina o Ana Karenina. La mirada lúcida es la escéptica, la que asume que la vida es contradicción.
Y frente a esto la misión del escritor debe ser "desmenuzar los mecanismos de la sociedad" para comprender (intentarlo, al menos) "cómo funciona la gran máquina del mundo". "La realidad es resbaladiza y pantanosa y lo que te salva te mata", añadió el autor antes de que Bovaira lamentara la escasa capacidad crítica del cine español, un cine "inane" que "no hace daño" y que "habla muy poco de lo que está pasando". "Los políticos", remató, "deberían estar más contentos del cine que hacemos".