
Llamaré dolor a esta sensación
de sentirme sola cuanta más gente hay.
No pediré perdón,
otra vez,
porque no sé por dónde empezar
y qué bochornos callarme.
He cometido tantos errores
que no fui capaz de reconocer la cordura.
A veces resulta más fácil
instalarse en la derrota.
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