miércoles, 4 de marzo de 2015

PRENSA. "¿Debe haber una asignatura de religión en la escuela pública?". José Antonio Marina

José Antonio Marina

   En "elconfidencial.com":

¿Debe haber una asignatura de religión en la escuela pública?
José Antonio Marina. 3 marzo 2015

Este es un tema ideológico y, como he dicho muchas veces, “la ideología es a la educación lo que la mixomatosis al conejo”. Por eso, les ruego varias cosas. (1) Que no contesten a la pregunta antes de haber leído el artículo. (2) Que expongan su opinión en el foro. (3) Que su opinión sea argumentada y poco “ideológica”. Vamos a ello.
El día 24 de febrero se publicaron los currículos de la asignatura de religión católica en la educación primaria, secundaria y bachillerato. Según la legislación vigente, los currículos de las diferentes confesiones religiosas con las que el Estado español ha establecido convenios de cooperación educativa son de competencia exclusiva de las respectivas autoridades eclesiásticas. Estas confesiones son la católica, la evangélica, la judía y la islámica. El currículo de la asignatura de religión islámica fue publicado el 26 de noviembre del 2014, el único que conozco de religión evangélica fue publicado en el BOE el 6 de julio de 1993, y no tengo conocimiento de ningún currículo de la confesión judía.
La primera dificultad de este pantanoso problema es que el título de “confesión” resulta ofensivo a todas ellas, porque todas consideran que son “la verdadera” religión, y todas las demás “sectas heréticas”. En España, alguna de ellas se considera discriminada. Según el “Estudio de la población musulmana” publicado por la Comunidad islámica de España, en nuestra nación hay más de doscientos mil musulmanes en edad de escolarización, de los cuales sólo 10.000 reciben clases de religión islámica en nuestras aulas.
Este es un tema ideológico y, como he dicho muchas veces, “la ideología es a la educación lo que la mixomatosis al conejo”. Por eso, les ruego varias cosas. (1) Que no contesten a la pregunta antes de haber leído el artículo. (2) Que expongan su opinión en el foro. (3) Que su opinión sea argumentada y poco “ideológica”. Vamos a ello.
El día 24 de febrero se publicaron los currículos de la asignatura de religión católica en la educación primaria, secundaria y bachillerato. Según la legislación vigente, los currículos de las diferentes confesiones religiosas con las que el Estado español ha establecido convenios de cooperación educativa son de competencia exclusiva de las respectivas autoridades eclesiásticas. Estas confesiones son la católica, la evangélica, la judía y la islámica. El currículo de la asignatura de religión islámica fue publicado el 26 de noviembre del 2014, el único que conozco de religión evangélica fue publicado en el BOE el 6 de julio de 1993, y no tengo conocimiento de ningún currículo de la confesión judía.
La primera dificultad de este pantanoso problema es que el título de “confesión” resulta ofensivo a todas ellas, porque todas consideran que son “la verdadera” religión, y todas las demás “sectas heréticas”. En España, alguna de ellas se considera discriminada. Según el “Estudio de la población musulmana” publicado por la Comunidad islámica de España, en nuestra nación hay más de doscientos mil musulmanes en edad de escolarización, de los cuales sólo 10.000 reciben clases de religión islámica en nuestras aulas.
El currículo de religión católica decretado por la Conferencia Episcopal, y aceptado por el Ministerio de Educación de acuerdo con la legislación vigente, es contradictorio. Parece que la introducción está escrita por una mano distinta al cuerpo del currículo. Este es absolutamente dogmático y adoctrinador. Admite la teología más arcaica, fundada en la idea del pecado original y de la necesidad del sacrificio divino para que los descendientes de Adán Eva pudieran ser perdonados. Ese es el papel cruel que se hace jugar a la figura maravillosa y destrozada de Jesús de Nazaret, víctima de una falsa interpretación del cristianismo, que en Por qué soy cristiano he denominado “triunfo de la gnosis”. Lo importante de los seguidores del verdadero Jesús era imitarle, seguir un modo de vida basado en el amor a los demás. Pero después de los grandes concilios cristológicos el cristianismo se convirtió en la aceptación de un credo, basado en sospechosas metafísicas. En este currículo se habla mucho de teología, de la importancia de la Iglesia, de la historia sagrada, de Abraham, de Moisés, pero poquísimo de la caridad. El reino de los cielos predicado por Jesús se remite a la otra vida, no a una actividad transformadora en esta.  
Pero vayamos al núcleo del asunto. ¿Qué debemos hacer con la religión en el sistema educativo? Es una pregunta compleja sobre la que hay que volver, porque está en la agenda política actual. La respuesta de los países es muy diversa.
En trece Estados de la Unión Europea, la Religión es asignatura obligatoria. España está dentro de los otros catorce donde es materia optativa. Dentro de este grupo, Bélgica, Holanda e Irlanda, entre otros, destacan por el valor que dan a la asignatura en cuestión. Todos los Estados europeos sufragan la asignatura de la Religión en las escuelas, excepto Francia. Pero esta nación está replanteándose el tema tras los asesinatos de Charlie Hebdo. Cuatro días después, la ministra de educación convocó una reunión de los agentes sociales educativos para convencerlos de la necesidad de introducir en la escuela un tratamiento laico del hecho religioso. Cuando en España pensábamos que el conflicto era con la Iglesia católica, ahora resulta que va a ser con la religión musulmana. Eso, posiblemente, nos va a permitir situar mejor el debate. Supongamos que la población musulmana en España aumenta y exige que su religión se integre en el sistema educativo, según programas diseñados por sus autoridades religiosas. ¿Debemos pagar profesores musulmanes, como pagamos profesores católicos?
El preámbulo del currículo de la enseñanza católica recién publicado da la solución, aunque me extraña que haya sido aceptado por la Conferencia Episcopal. Creo que se ha colado de matute. Como les decía antes, parece que está escrito por una mano diferente al resto del currículo. Justifica la enseñanza de la religión católica no como una verdad absoluta, ni siquiera como una verdad, sino como una hipótesis que se presenta a los alumnos para que comprueben si ilumina la realidad. No les miento. Textualmente, lo justifica “por la necesidad de respetar y tener en  cuenta el conjunto de valores y significados en los que la persona ha nacido como hipótesis explicativa de la realidad y que se denomina tradición”. Presenta la experiencia religiosa y, en concreto, la católica, como un modo de interpretar la realidad, de acuerdo con la experiencia de la humanidad. Esta me parece una propuesta humilde, completamente negada por el currículo, que puede admitirse sensatamente.
La experiencia religiosa ha sido una de las grandes fuerzas que humanizó nuestra salvaje especie. No se fijen en las noticias de los periódicos, sino en el esfuerzo de unos primates por separarse de su pobre origen. La idea de Dios o de la transcendencia fue fundamental para sacarnos de la selva. Los problemas surgieron cuando las religiones se aliaron con el poder.
Ahora es el momento de pedirles que contesten a la pregunta del comienzo: ¿piensan que debe haber una asignatura de religión confesional en la escuela pública? ¿Piensan que no se debe mencionar la religión en la escuela? ¿Piensan que debería haber una asignatura que explicara el fenómeno religioso, pero no desde un enfoque confesional? Ojalá comencemos un fructífero y luminoso debate.

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