lunes, 22 de abril de 2013

PRENSA CULTURAL. "Los poderes científicos de Superman"

   En "blogs.elpais":

Los poderes científicos de Superman

Por:  21 de abril de 2013
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Christopher Reeve en Superman (1978). Cortesía de Warner Bros.
Confieso que Superman no es mi héroe favorito, precisamente porque es demasiadosúper: un tipo prácticamente indestructible, capaz de volar como un rayo, con una superfuerza de no te menees. Además, no sólo posee visión de rayos X, sino que escupe rayos láser por los ojos. Y superaliento puede ser abrasador o lo suficientemente gélido como para congelar un lago. Por no tener además un superoído capaz de escuchar el más mínimo susurro.
Pero hay una serie de aspectos fascinantes que ilustran los 75 años desde su creación por Jerome Siegel y el dibujante Joe Shuster: los poderes de Superman, que se han ido añadiendo al personaje desde su creación en 1933 (por lo visto, en la primera historia original, Superman era un villano telepático con el aspecto de Lex Luthor). En las primeras viñetas, el héroe pegaba unos brincos impresionantes, pero no volaba.Y posteriormente, en los años sesenta, Superman desarrolló visión láser en los ojos.
Incluso en la ultima revisión cinematográfica de Bryan Singer (que personalmente me encantó, aunque fue un semifiasco de taquilla), nuestro héroe era capaz de vitaminarse absorbiendo toda la energía posible del Sol, subiendo hasta la estratosfera.
¿Puede la ciencia explicar estos poderes?

Hay un ensayo estupendo llamado The Science of Superman, escrito por Mike Wolverton, que dio pie además a un excelente documental para National Geographic. Es especulación científica, y fascinante. Vamos a resumir aquí algunas de las explicaciones de estos superpoderes.
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Cortesía de DC Comics.
El hombre de acero, Superman es invulnerable. Las balas rebotan en su piel. ¿Es esto posible? Una de las características de los habitantes de Krypton es su habilidad para usar las radiaciones más débiles de su estrella rojiza y regenerarse. El sol de ese planeta ficticio es rojo, una estrella ya en fase moribunda.
¿Regenerarse? No es ciencia ficción. Piensen en las plantas y en la fotosíntesis, que es lo que ha permitido que la vida explote y evolucione en nuestro planeta. Las plantas son colectoras de energía, y usan una parte de la luz –el espectro visible– para crecer y regenerarse.
Así que una vez en la Tierra, este Superman que algo tiene de planta tendría una cantidad de radiación mucho mayor a su disposición para cargarse de energía, como si fuera una pila humana. Sus heridas sanarían con mucha más rapidez gracias al formidable espectro lumínico de nuestro Sol. Pero, nos dice Wolverton, es muy posible que su piel hubiera evolucionado para hacerse mucho más dura y resistente, incorporando en sus paredes celulares elementos como el hierro, el silicio, o titanio, sin perder su transparencia para el espectro de radiaciones más energéticas.
Fíjense en un chaleco antibalas. Hay materiales durísimos capaces de resistir disparos a quemarropa. Hemos sido capaces de diseñar estos materiales. ¿Por qué no Superman?
¿Una piel que resiste explosiones? Hay coches blindados y estructuras capaces de lograrlo. Claro que aún no sabemos si esta piel científica resistiría una deflagración nuclear de 20 megatones. En realidad, no sabemos hasta qué punto Superman resulta indestructible. Veremos que sucede en la próxima versión cinematográfica de Zack Snyder. Pero ahora entendemos un poco mejor porqué nuestro héroe es capaz de regenerarse y curar más rápidamente sus heridas.
Supervuelo. Es la característica más llamativa. ¿Cómo consigue Superman remontar el vuelo? En las antiguas series de televisión, nuestro héroe necesitaba tomar un poco de carrerilla para apoderarse de los cielos. Y sabemos que en las primeras viñetas,Superman brincaba, un poco a la manera de Hulk, aunque de forma más elegante. ¿Cómo lo logra?
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Imagen conmemorativa del primer cómic de Superman. Cortesía de Action Comics
La respuesta es la magia de la gravedad. Si asumimos que Krypton es un planeta un poco más grande que la Tierra pero extraordinariamente denso, y que, por ejemplo, la gravedad allí fuera mil veces superior a la nuestra, Superman no tendría aquí un problema de peso. ¡En Krypton pesaría 90 toneladas! Pero aquí la báscula indicaría lo normal para un hombre alto y forzudo, 90 kilos. Eso le convertiría en un hombre extraordinariamente ligero. Y muy resistente.
Los astronautas de las misiones Apolo saltaban en su paseos por la Luna, un lugar con un sexto de la gravedad terrestre, con la agilidad de los tigres de Bengala. Levantaban cosas muy pesadas, habituados a una gravedad seis veces mayor. En cierto sentido, eran como superhombres. Imaginen lo que podría hacer el joven Kar-El en un mundo con una gravedad mil veces menor que el suyo natal. ¡Sería capaz de dar saltos casi kilométricos! Claro que vivir en baja gravedad tiene sus desventajas para los humanos de la estación espacial: debilitamiento a la larga de los músculos, descalcificación de los huesos.. No para los superhéroes. Superman está hecho de otra pasta.
El Superman que todos conocemos no salta. Vuela como un avión, y mucho más rápido. A velocidades supersónicas. No tiene alas ni cables. Pero el peso no es un problema. Un Jumbo 747 pesa toneladas, y Superman sólo 90 kilos. ¿Por qué no iba a volar? Si Superman no tiene alas, podría hacerlo como un cohete. Pero un ser humano no puede impulsarse como un cohete. ¿Cuál es el secreto?
Por sorprendente que parezca, Superman podría ser la explicación que están buscando todos los físicos teóricos del mundo, incluyendo a Sheldon Cooper, de The Big-Bang Theory: el hallazgo de una extraña fuerza antigravitatoria, la antigravedad, que podría explicar esa extraña energía oscura que está haciendo que el Universo se expanda cada vez más rápidamente. 
Incluso podemos ir más allá. La gravedad es una fuerza que opera a escalas inmensas, nos atrae al Sol; y nuestra estrella gira alrededor de la Vía Láctea. Usada convenientemente, puede impulsar cualquier cosa.
Piensen en los satélites que giran alrededor de la Tierra. O en las sondas espaciales lanzadas hacia Marte. No van en línea recta, como mucha gente piensa, sino que avanzan dando rodeos cada vez en órbitas circulares más alejadas de la Tierra hasta que son atrapadas por la gravedad del planeta rojo. Sus motores tienen que impulsarlas en momentos críticos, pero es la gravedad la que hace casi todo el trabajo. La gravedad, no lo olvidemos, ofrece una manera formidable de impulsarse.
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Superman, dibujado por Kenneth Rocafor.
 En el mundo del átomo, la gravedad es inexplicable. A esta escala diminuta, hay otras fuerzas mucho más importantes –la fuerza débil, que hace posible la bomba atómica, la fuerte, que mantiene unido a los protones en el núcleo atómico como pegamento, y la electromagnética. Los físicos especulan con la existencia de partículas de gravedad, los gravitones. No se han descubierto, pero quizá podrían explicar la naturaleza de esta fuerza a escalas diminutas: serían el Santo Grial de la Física.
¿Y si Superman fuera capaz de controlar el flujo de gravitones en su cuerpo para alterar su propia gravedad? Al saltar por una ventana, el flujo de gravitones generado empezaría a detener su caída, y lo atraería hacia los objetos que están por encima de él.
En cierta manera, Superman volaría a voluntad dejándose atraer o no por los objetos que le rodean, ejerciendo un control muy fino y aprovechándose de los infinitos campos gravitatorios de todos los tamaños e intensidades a su alcance; de una forma parecida a como las aves usan las corrientes de aire para sostenerse e impulsarse. ¡Especulativo pero divertido!
¿De donde saca Superman su extraordinaria fuerza? Observen a una hormiga. Es capaz de mover una astilla y alzarla sobre su cabeza con una facilidad pasmosa. Una persona no puede alzar con sus brazos un coche, como hace el niño Kar-El en el film de Richard Donner, salvándole la vida a Glenn Ford. ¿Es la hormiga más fuerte que nosotros? ¿Por qué?
Recuerden la tercera ley de Newton, de acción y reacción, que tan bien conoce el profesor Bacterio. Un objeto ejerce sobre nosotros una fuerza igual si tratamos de levantarlo. Aunque tengamos la fuerza necesaria para levantar una locomotora, su peso nos aplastaría.
Claro que si estuviéramos hechos de la pasta de Superman, con unas células extraordinariamente resistentes y energéticas, capaces de cargarse de toda la potencia necesaria gracias al Sol, una parte del problema estaría resuelto.
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En este fotomontaje, vemos como Clark Kent se transforma rápidamente en Superman. Cortesía de Warner Bros.
Supongamos que los kriptonianos han mejorado su raza mediante intervención genética. Los científicos de la Tierra ya saben hacer ratones que son un 60 por ciento más fuertes que los normales. Ellos podrían haberlo logrado en su raza antes que la destrucción de su planeta. De modo que Kar-El podría ser uno de los niños más fuertes de su mundo. Solo hay que imaginarlo en el nuestro, con una gravedad un millar de veces menor.
Y podemos añadir la ventaja de que Superman tiene el poder para modificar la gravedad suya y la de los objetos que levanta. ¿No sería entonces muy capaz de coger un helicóptero que cae con una mano mientras que con la otra salva a Louis Lane?
Hay otros poderes que son un poco más difíciles de explicar. Superman tiene visión de rayos X, y, a partir de los años 60, su mirada es tan poderosa que es capaz de destrozar y calentar objetos como si lanzase rayos láser.
Claro que sus ojos serían superojos. ¿Qué significa un superojo? según Wolperton, estaría más ricamente equipado de células fotoreceptoras, los conos y los bastones que forran la retina: una superretina. En realidad, los ojos de nuestro héroe fueron diseñados para interpretar la luz rojiza de la estrella alrededor de Krypton, y, una vez en la Tierra, los ojos se habrían adaptado al espectro solar de nuestro Sol. Superman vería un sol terrestre con un tono algo más azulado de lo normal.
Es más que probable que Clark Kent pudiera ver, como hacen algunos animales, el calor –la luz infrarroja– y concentrar más que generar los rayos X que generan los objetos en la naturaleza. Claro que no hay muchos lugares donde se generen grandes cantidades de rayos X para que nuestro héroe pueda aprovecharse de ellos. Piensen en el cerebro de Superman como un traductor mucho más eficaz de un amplio rango de espectros de luz– desde los infrarrojos hasta los rayos ultravioleta.
Ahora tenemos dispositivos para ver casi en total oscuridad –los intensificadores de imagen usados en documentales de la naturaleza. Si Superman es capaz de recolectar y almacenar energía del Sol, y ver en todos los espectros, ¿por qué no sería capaz de concentrar los haces infrarrojos en una especie de rayos caloríficos?
De igual manera, no es difícil concebir un superoído con un numero mayor de células pilosas para captar cualquier mínima vibración. El asunto aquí más preocupante es la posibilidad de volverse loco si uno es capaz de escuchar cualquier conversación por lejos que se esté. Claro que un supercerebro como el suyo habría aprendido a filtrar y protegerse de ese exceso de información de una manera al menos tan eficiente como el cerebro humano normal, que hace caso, escucha y ve sólo lo que le interesa.
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Christopher Reeve como Clark Kent en Superman, cortesía de Warner Bros
Hay varios aspectos que no podemos olvidar. La kryptonita no es un material que se pueda encontrar sobre la superficie de Krypton, a pesar de su nombre. Se trata más bien de un nuevo tipo de isótopo radiactivo que fue creado probablemente mientras el planeta se destruía, y que emite una radiación que para Superman es letal (aunque, por la magia del cine, los seres humanos somos inmunes). Nuestro héroe viene a la Tierra provisto de un traje especial que como él, parece indestructible. Ese traje es una creación de Krypton.
Pero el misterio más intrigante de todos se resume en las gafas de Clark Kent. Son unas gafas realmente increíbles. Superman sólo tiene que cambiar su traje por una chaqueta y una corbata, y las gafas le ocultan ante el mundo. Nadie es capaz de reconocerlo con ellas puestas. ¡Son un par de lentes asombrosas, el disfraz perfecto! Como dijo David Carradine en Kill BillSuperman no es como los demás héroes, que necesitan de un traje y una máscara para ocultar su identidad al mundo. Clark Kent se pone las gafas, pero en realidad no tiene que disfrazarse de Superman, porque es Superman.

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