domingo, 16 de mayo de 2010

PRENSA. CÓMIC. Frank Frazetta, "in memoriam".

En "El País":
Frank Frazetta, dibujante, el canon de la fantasía


ÁLVARO PONS 16/05/2010

El dibujante Frank Frazetta (Nueva York, 1928) falleció el pasado lunes, 10 de mayo, a los 82 años de edad, víctima de un derrame cerebral.
Un talento inusual para la ilustración le llevó a la Brooklyn School of Fine Arts con apenas ocho años, iniciando una formación que se vería truncada con la muerte de su tutor en la escuela, Michele Falanga, y le obligaría a ponerse a trabajar con tan sólo 16 años. Sus primeros trabajos fueron en el mundo del cómic, como ayudante de dibujantes entonces consagrados como Graham Ingels, que pronto se daría cuenta de las posibilidades del joven Frazetta e impulsaría su carrera dentro de Standard. En apenas unos años, el joven Frazetta pasó por varias editoriales como EC Comics o National Comics (la precursora de la actual DC Comics), hasta conseguir una serie regular en prensa, Johnny Comet, que le abriría las puertas de ser contratado por el estudio del entonces influyente Al Capp para trabajar en su famosísima serie Li'L Abner. Un trabajo oscuro, en el que su nombre no aparecía acreditado, pero que era evidente en los niveles de calidad de acabado que alcanzó la serie. Por desgracia, una mala relación con Capp tuvo como consecuencia que se prolongase su labor de negro de lujo, y su preciso y elegante trazo seguía quedando anónimo en otras famosas series de la época, como el Flash Gordon, de Dan Barry, o Little Annie Fanny, de Harvey Kurtzman.
El anonimato terminaría a partir de los años sesenta, cuando el encargo de realizar las portadas de las novelas de Edgard Rice Borroughs y otros libros de fantasía cambió radicalmente la vida del dibujante. Los espectaculares óleos de Frazetta se convirtieron entonces en el reclamo más eficaz para la compra de las novelas, y pronto el editor James Warren le contrataría para ilustrar las portadas de sus recién nacidas revistas Creepy y Eerie. El éxito fue instantáneo: las espectaculares ilustraciones de Frazetta, basadas en sencillas pero impactantes composiciones y un barroco acabado, abrieron una nueva concepción de la fantasía y crearon una escuela que aún hoy sigue vigente en el género. Su visión de Conan se convirtió casi en el canon del personaje, y pronto su labor se trasladó también a la ilustración de carteles de cine. Convertido ya en una leyenda, en los ochenta intentó el salto a la animación de la mano del directo Ralph Baski con la película Tygra, hielo y fuego, que resultó un fracaso comercial que no afectó al prestigio de Frazetta: en 1985 inauguró un museo dedicado a su obra, todo un hito para un autor vivo.
Pero, a partir de ese año, comenzó también todo un largo reguero de problemas de salud (que le llevaron incluso a tener que aprender a dibujar con la mano izquierda, en una nueva demostración de su increíble talento y carácter) y de enfrentamientos familiares por una obra que ya cotizaba millonariamente en las subastas.
Con su fallecimiento, desaparece el artista más influyente que ha tenido la ilustración de fantasía.

Algunas de sus composiciones:




Autorretrato










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