domingo, 31 de enero de 2016

ARTE. HISTORIA. "El Holocausto a través de sus víctimas"

   En "El País":

El Holocausto a través de sus víctimas

Berlín exhibe por primera vez 100 obras realizadas por prisioneros de campos de concentración

'Golpeado (Mi hermano Gedalyahu)', 1941-44, de Jacob Lipschitz (1903-45).
'Golpeado (Mi hermano Gedalyahu)', 1941-44, de Jacob Lipschitz (1903-45).
El médico checo Pavel Fantl tenía 39 años cuando fue deportado en junio de 1942, junto con su madre, su esposa y su hijo, al campo de concentración nazi de Theresienstadt. En los siguientes dos años, Fantl arriesgó su vida pintando escenas del infierno que estaba viviendo y, gracias a la complicidad de algunos guardias, pudo enviar unos 80 de sus dibujos al exterior. En octubre de 1944, Fantl y su familia fueron enviados a Auschwitz. Su esposa y el pequeño fueron asesinados de inmediato, mientras que el médico y artista, que había logrado ilustrar la pesadilla, fue fusilado poco antes de que finalizara la II Guerra Mundial en 1945. En una de aquellos trabajos que se salvaron, Fantl muestra a Adolf Hitler disfrazado como un arlequín borracho y con los dedos manchados de sangre; su título es La canción se acabó.
El cuadro se puede contemplar a partir de hoy en el Museo de Historia de Berlín. Es una de las cien obras que conforman la exposición Kunst aus dem Holocaust (“Arte del Holocausto”), una muestra inédita y conmovedora que tiene la difícil y complicada tarea de confrontar de nuevo al público alemán, desde la óptica del arte, con el capítulo más oscuro de la historia reciente del país y de toda la humanidad: el Holocausto. La exposición fue inaugurada ayer por la canciller alemana Angela Merkel y entre hoy y el 3 de abril estará abierta al público.

Angustia y desesperación



Nelly Toll tenía ocho años cuando el ejército de Hitler invadió la localidad polaca de Lwów (Lviv, perteneciente a Ucrania, desde el final de la Segunda Guerra Mundial). La niña y su madre lograron escapar de la persecución contra los judíos y se escondieron en una pequeña habitación que solo abandonaron cuando el peligro de ser enviadas a un campo de concentración había desaparecido. La menor, dotada de una rara habilidad para la pintura, plasmó sus ansias de libertad dibujando paisajes, una visión que quedó reflejada en el cuadro Niñas paseando por el campo. Nelly tuvo suerte y logró sobrevivir al exterminio. Su trabajo también se puede apreciar en Kunst aus dem Holocaust.
Por primera vez, el público de Berlín puede asistir al sufrimiento, la angustia, la desesperación y el terror que vivieron las víctimas de la tiranía nazi que fueron enviadas a los campos de concentración a través de las pinturas y los dibujos que los prisioneros, y algunos perseguidos, pudieron realizar durante su calvario.
Las cien piezas de la exposición han sido prestadas por Yad Vashem, el memorial israelí de la Shoah. La mayoría presenta retratos de prisioneros, las humillaciones que sufrieron y la angustiosa sensación de impotencia y desesperación que imperó en los barracones de Auschwitz y de los otros campos de la muerte creados por los nazis para exterminar a la población judía de Europa y a quienes consideraban enemigos del régimen.
La fecha para inaugurar la antológica no ha sido elegida al azar. Anatoli Schapiro, un oficial judío del Primer Frente Ucraniano del Ejército Rojo, formaba parte de las tropas que liberaron Auschwitz el 27 de enero de 1945. Cuando entró al campo de la muerte, se enfrentó a una visión dantesca que le acompañó a lo largo del resto de su vida. “Lo primero que vi fue a un grupo de personas que estaban paradas sobre la nieve y que parecían esqueletos, vestidos con harapos y sin zapatos. Estaban tan débiles que no podían ni siquiera girar la cabeza. Les dijimos: ‘El Ejército Rojo ha llegado para liberarlos’. No nos podían creer y venían para tocarnos, para ver si era verdad”, recordó el veterano poco antes de morir.


'Una primavera' (1941), de Karl Bodek (1905-1942) y Kurt Löw (1914-1980).




La fecha de la liberación quedó grabada en la memoria colectiva germana. A partir de 1995, Alemania abre las puertas del Bundestag (la Cámara baja de su Parlamento), cada 27 de enero para rendir un emotivo homenaje a las víctimas del Holocausto. Mañana no será una excepción, pero esta vez, la solemne ceremonia oficial cobrará una nueva dimensión gracias a la exposición del Museo de Historia de la ciudad.

Alemania frente al espejo

Los organizadores justificaron la muestra como el último acto oficial para recordar el 50 aniversario del inicio de las relaciones entre Israel y Alemania. “Es muy importante para nosotros que esta exposición se presente en Berlín, porque aquí nació el Holocausto”, dijo Kai Diekmann, el editor del periódico Bild que tuvo la idea de traer la muestra a la capital alemana en 2012. “Hay que insistir una y otra vez en lo que se hizo hace ya más de 70 años en nuestro país. Esa es la importancia que tiene esta muestra”, añadió el periodista, que recibió el apoyo de Daimler Benz y del Deutsche Bank para poder mostrarle a sus compatriotas una visión hasta ahora desconocida de la tragedia.
Kunst aus dem Holocaust tiene también otro valor añadido, en el cual han insistido los organizadores, y que fue resumido por Walter Smerling, presidente de la Fundación del arte y la Cultura de Bonn, otro co-patrocinador: “Nos muestra que el arte es más poderoso que la violencia. Aunque la gran mayoría de los artistas murieron en los campos, ellos siguen vivos gracias a sus obras”.


UN CUADRO Y TRES HISTORIAS PARALELAS

'La canción es de...' (1942), de Fantl (1903-45). 

Cada uno de los cien cuadros, dibujos y gráficos que componen la exposición Arte del Holocausto, ocultan tres historias paralelas. Según Eliad Moreh-Roseberg, directora artística del memorial Yad Vashem, que contiene unas 10.000 piezas, y comisaria de la muestra que será exhibida hasta el próximo 3 de abril en Berlín, los motivos de cada obra conforman la primera historia. La segunda historia es la tragedia personal de cada artista y la última tiene que ver con la obra en sí.
“Todos los cuadros y dibujos fueron realizados entre 1939 y 1945 y 24 artistas fueron asesinados por los nazis”, dijo la curadora en Berlín. “Pero lo más importante es que todas obras están unidas por el espíritu humano. Sólo el acto de pintar era un signo de resistencia. "Cómo consiguieron los materiales para pintarlas, qué les llevó a hacerlo en esa situación, y cómo finalmente cada uno de esos cuadros sobrevivió hasta llegar a nosotros, son algunas de las preguntas que nos sugiere la exposición”, añadió la comisaria.

sábado, 30 de enero de 2016

Viñeta de Forges

   En "El País" (23 enero 2016):
Forges

LITERATURA. "El Cela que se buscaba la vida"

   En "El País":

El Cela que se buscaba la vida

‘La forja de un escritor’ rastrea mediante una serie de artículos escritos por el Nobel, la primera etapa del autor



Camilo José Cela, protagonista de la película 'El sotano' en 1949

Las épocas de balbuceos y primeros pasos en un escritor, suelen estar llenas de arenas movedizas, despistes y palos de ciego. A pesar de que Camilo José Cela pareciera haber nacido convencido de que ganaría el Premio Nobel, no se libró de aquel periodo, donde se toma conciencia y se busca una voz. La forja de un escritor (Fundación Banco Santander), nos desvela todo eso con una selección de artículos escritos entre 1943 y 1952, seleccionados por Adolfo Sotelo Vázquez, gran experto en el autor de La colmena.
“Refleja la época en la que Cela se buscaba la vida”, asegura. Los años en que escribía a destajo y por unos duros colaboraciones en todo tipo de prensa. Con la perspectiva que da el tiempo, compilados, debidamente seleccionados para esta colección de Cuadernos de Obra Fundamental en el año de su centenario, nos hablan de un periodo fundamental, ya publicados los trallazos de La familia de Pascual Duarte y La colmena, aunque esta última no superara la censura y apareciera en Buenos Aires. “Hablan de la obsesión del joven Cela por encontrar una voz propia apoyada en dos pilares: la mirada y la memoria, esa fuente del dolor, como él la calificaba”, afirma Sotelo Vázquez.
Sobre esas dos columnas, Cela edificó su obra hasta el final. “Si desde la primera frase de La colmena –“No deberíamos perder la perspectiva”- hallamos toda una estructura en la primera, en Madera de boj, su última obra, encontramos, aparte de una enorme preocupación por el tema familiar, la segunda. Son temas que siempre han marcado el paso de los grandes autores y, en eso, Cela prueba ser muy deudor de dos fundamentales, como son Faulkner y Flaubert”.

Hablan de la obsesión del joven Cela por encontrar una voz propia apoyada en dos pilares: la mirada y la memoria"

Los artículos reunidos en La forja de un escritor han sido estructurados en tres partes: “Una que refleja experiencias vitales, otra sobre el oficio de la escritura y otra sobre la pintura y otras artes”. El último apartado se justifica,  además, por sus propios escarceos con la pintura. “Coqueteó con la idea de convertirse en artista plástico aquellos años”.
Una obsesión que reflejó a lo largo de toda su obra y de su faceta de animador cultural. “La revista Papeles de Son Armadans, aparte de ser una gran iniciativa en la que, además de publicar textos en gallego o catalán y acoger a los autores del exilio en pleno franquismo, aborda la relación de la literatura con otras artes, y concretamente, en gran medida, con la pintura”.
Muchos jóvenes escritores acudían a él en sus últimos años en busca de consejo. Se mostraba esquivo e incómodo para darlos. A veces soltaba: Lo mejor es que se equivoquen solos. Otras daba guías así cuando le pedían que planteara el argumento de una buena novela: “Un hombre y una mujer se aman. Punto final. Con talento le sale a usted La cartuja de Parma”. La forja de un escritor bien puede ser, a juicio de Sotelo Vázquez, un excelente manual para echar a andar vocaciones.

viernes, 29 de enero de 2016

POESÍA. "Ya lo advertiste...". Carmen Juan (Alicante, 1990)


Carmen Juan

“Ya lo advertiste.
Yo duermo en un lecho de flores secas. Nada
puede
cultivarse en esta tierra. Es por la humedad. Las
raíces se confían, crecen ya podridas. Esa es la
condena, está en el
origen. Si las semillas germinan, teme, porque
nadie
podrá salvar este campo.
Yo duermo
en un lecho de flores secas que crujen cuando
respiro.
Si vas a quedarte
no sonaremos.
Si vas a quedarte
este lecho será el silencio y el huerto yermo.
Ya lo advertiste.
Volarán proféticas golondrinas hasta tu cuarto,
se desintegrarán pronunciándome y sabrás, es
el castigo, es el castigo por lucir mi nombre en
el pecho.
Los valientes son los malditos.
La indiscreción se paga con plasma infectado.
La imprudencia se paga habitando el virus.
De modo que la escena es la siguiente:
ella (yo) armada como se arman los idiotas, ya
saben,
un papel
algo con lo que arruinarlo
una coraza de viento
la boca, eso sí, la boca
cubierta por una cinta para que calle
cubierta por una cinta porosa para que entre el
aire.
Ella (yo) dice
de acuerdo
asumo
silencio.
Vendrán la enfermedad y el castigo.
Ya lo advertiste.
De modo que el discurso es el siguiente:
soy demasiado joven para agitarme en el aire
pañuelo de despedida blanco como las palmas
de las niñas blanco
soy
demasiado joven para no ser valiente
demasiado joven para no ser estúpida
demasiado joven para no estar maldita
soy
demasiado joven
para no dar de comer a la bestia
para no alimentar desde estas manos blancas la
psicopatía
Vendrán la enfermedad y el castigo.
Ella (yo) estará esperando.”

LITERATURA. Sobre "Don Quijote": "Un libro divertido y sencillo". Francisco Rico

   En "El País":

Un libro divertido y sencillo

El éxito editorial del Quijote no tiene parangón en la historia de las letras europeas

Ilustración de Gustave Doré para 'El Quijote'.
Ilustración de Gustave Doré para 'El Quijote'.
El éxito editorial del Quijote no tiene parangón en la historia de las letras europeas. La colección canónica del teatro de Shakespeare, el First Folio de 1623, se reimprime nueve años después y no reaparece hasta 1663; en el ínterin, tampoco se publican sino tres obras sueltas, contempladas ya como antiguallas del “old Shakespeare”. En todo el siglo XVII, el escritor ‘nacional’, el poeta italiano por excelencia, es todavía Petrarca, y la Commedia dantesca se asoma a las prensas sólo tres veces.
El Quijote no ha conocido eclipses similares. En sus dos primeros decenios rozó la veintena de ediciones; entre 1625 y 1635 sufrió en Castilla el veto general de estampar novelas y comedias, pero siguió viendo la luz en las traducciones, y desde entonces apenas ha pasado año sin ser impreso, una o muchas veces, en español o en otras lenguas y sin que su valoración dejara de caminar in crescendo. Si Lope de Vega lo juzgaba indigno de merecer unos versos de elogio, con el tiempo se ha vuelto común, casi trivial, otorgarle la etiqueta que Cervantes asignó a otra novela española: “el mejor libro del mundo”. Así lo saludan ya en nuestro milenio encuestas de The New York Times y EL PAÍS, el Club del Libro noruego o The Guardian, avalados por escritores y críticos del máximo prestigio
Cuál es la clave de tan buena estrella no creo que nadie pueda averiguarlo con certeza. El aprecio para una obra de ficción lo consigue el autor con procedimientos literarios, pero la regla general es que el lector no lo conceda por razones literarias, sino, digamos, humanas, del mismo género de las que lo mueven a estimar otras realidades no literarias. Quizá va por ahí la pista más segura para explicar la fortuna universal del Quijote: la fascinación que produce la figura del protagonista (con la silueta de Cervantes al trasluz), siempre radicalmente inverosímil y absolutamente natural. Según la temprana descripción de Guillén de Castro, el héroe despierta inevitable e inseparablemente “lástima y amistad”. El caballero andante loco, desaforado, grotesco, y el Alonso Quijano lúcido, sensato e irreprochable, suscitan idéntica simpatía, y el deleite que provoca la novela consiste notablemente en el ir y venir del uno al otro, entre las acciones nacidas de la locura y las palabras inspiradas por la lucidez. Otro tanto cabría decir de Sancho, y también glosarlo indefinidamente.

El Quijote no ha conocido eclipses en su divulgación. La clave de su estrella no se sabe a ciencia cierta

El Quijote es muchas cosas, que cada época ha valorado en diversa medida. El lector moderno tal vez se impacienta con la novelita pastoral de Cardenio, pero no otro fue el episodio que Shakespeare se complació en escenificar en un drama ¿perdido? No obstante, por encima de contener todas las posibilidades de la futura narrativa, es en primer término una historia cómica, un libro que siempre se ha juzgado enormemente divertido. No faltan la ironía y el gracejo apacible, pero no nos engañemos: el suyo es principalmente un humor de sal gruesa, de slapstick, bromas pesadas, garrotazo y tente tieso. En tal elementalidad, como de dibujos animados, radica considerablemente la excepcional acogida que se le ha dado a lo largo de cuatro siglos. Vale la pena recordar, con el gran Leo Spitzer, que “en Europa Don Quijote es ante todo un libro para niños”.
En línea con esa comicidad primaria está la evidencia de que la novela “es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella”, nada que no se comprenda en seguida: “los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran” (II, 3). El testimonio de Sansón Carrasco parece convincente: si la obra de Cervantes ha sido “tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes”, tiene que ser muy transparente y muy sencilla. En la acción, ni raras enseñanzas ni mensajes trascendentes. Las moralejas y las disquisiciones teóricas son uniformemente las de un sentido común que nadie en sus cabales puede rechazar y a nadie disgustar.
Et pourtant... Sin embargo, en ningún otro libro se ha hallado, como apuntaba Ortega, “tan grande poder de alusiones simbólicas al sentido de la vida”. Conviene aquí tener presente que el Quijote es un texto y es un mito, independiente del texto, no sujeto a él, y que hoy resulta casi imposible abordarlo sin falsillas previas. Las más pertinaces las fijó el romanticismo alemán: el tema de la obra, definía Schelling, es “la lucha de lo real con lo ideal”. ¿Por qué no? A mí me gusta lucubrar que El Quijote ilustra en grado soberano un aspecto esencial de la condición humana: vivir contándonos a todo propósito historias sobre nosotros mismos que se enfrentan con las limitaciones y condicionamientos de las circunstancias. Refútelo quien quiera. Porque, como fuere, la invitación a ir más allá de la letra, y aun a postergarla, forma parte de la grandeza y la vigencia del Quijote.

CENTENARIO DE LA MUERTE DE CERVANTES. Opiniones sobre la celebración

   En "El País":

“Que los ingleses se queden a Cervantes; lo tratarán mejor”

Los escritores y académicos critican la inacción del Gobierno ante la conmemoración el IV centenario del autor del 'Quijote'

Fernando Rey como Don Quijote en la serie de televisión homónima.
Fernando Rey como Don Quijote en la serie de televisión homónima
El retraso en el anuncio de estrategia y programa respecto al año Miguel de Cervantes ha provocado una catarata de reacciones de indignación. Escritores y miembros de la Real Academia Española (RAE) se muestran decepcionados, escandalizados y dolidos ante la falta de información, los retrasos y la escasa ambición de miras respecto al autor del Quijote. La Comisión del Año Cervantes, es decir, 2016, cuando se cumplen 400 años de su muerte, no ha anunciado ninguna iniciativa, lo que ha levantado protestas en el ámbito de la creación y el mundo académico.

Javier Marías, escritor y miembro de la RAE:

“Hace algunas semanas escribí un artículo titulado Reino de los muertos. En él denunciaba el olvido e ingratitud con el que en España hemos tratado a nuestras mejores figuras y particularmente a los que han muerto. No me extraña. En los últimos tiempos, a ninguno de los partidos políticos que han concurrido a las elecciones se les ha escuchado hablar de cultura. Este olvido respecto a Cervantes puede deberse a que en los últimos años se han celebrado sucesivas conmemoraciones, aunque hayan pasado sin pena ni gloria. Durante los años ochenta y los noventa pareció que íbamos a prestar más atención a estas cosas, pero compruebo que hemos vuelto al desdén, al olvido, a la injuria y en estos últimos cuatro años a una hostilidad equiparable a la que existió hacia el mundo de la cultura en la época del franquismo. No me lo acabo de explicar”.
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Arturo Pérez Reverte, escritor y miembro de la RAE:

“Todos los últimos Gobiernos españoles han despreciado la cultura; pero el actual la agrede directamente”.


SHAKESPEARE VIVE Y LO CELEBRA


Cuatro siglos después de su muerte, Shakespeare sigue vivo y el British Council lo va a celebrar en España con el programa Shakespeare Lives, en el que danza, cine, debates, exposiciones y, por supuesto, teatro acercarán su figura.
La Royal Opera House se ha asociado con el British para retransmitir en directo las obras de esta temporada en cerca de 100 cines. El público podrá disfrutar de clásicos como Romeo y Julieta o del estreno mundial de Frankenstein, de Liam Scarlett.
En la Biblioteca Nacional la exposición Shakespeare en toda letra mostrará ejemplares de las primeras traducciones de El Bardo al castellano, catalán, euskera y gallego.
Uno de los momentos cumbre llegará el 23 de abril con la retransmisión del montaje Hamlet, con la actriz Maxine Peake (La teoría del todo) como protagonista.

Manuel Gutiérrez Aragón, cineasta, escritor y miembro de la RAE:

Me he enterado por el EL PAÍS de que la conmemoración de Cervantes estaba en pañales. La verdad es que a estas alturas confío más en la voluntad de los maestros y profesores que en cualquier otra cosa. Así empezamos a leer el Quijote, poco a poco y con cariño, gracias a los enseñantes. En los últimos tiempos parece que ha habido una persecución a las humanidades y a la enseñanza en profundidad. ¿Qué quiere que le diga? Esto debe ser cosa de todos los días y no de unos fastos efímeros. Seguramente lo mejor es contar con la radiotelevisión pública, ¿aún existe?”.

Soledad Puértolas, escritora, miembro de la RAE:

“Es un signo de nuestra incapacidad tanto de visión y valor cultural como económica. Somos un país, primero, que no ha podido encauzar bien la educación y la cultura. Pero tampoco sacar rentabilidad en términos de valor económico a estos fastos. Hay miopía en esos asuntos. Creativamente, además, en relación a Shakespeare, si con el inglés culmina una época con el español comienza toda una era en la narración a nivel universal”.

Javier Cercas, escritor:

“Como cualquier persona, medianamente sensata, no creo que estas cosas en España sirvan para lo que tienen que servir. Si tuvieran que ser de ayuda para algo, lo que está ocurriendo respecto al retraso de la conmemoración, me parece normal: un ejemplo del desprecio que las élites de su tiempo sintieron por Cervantes y más concretamente por el Quijote. Esto me ha resuelto una duda. Me había preguntado muchas veces si los españoles nos merecíamos a Cervantes. Ahora ya sé que no. Es más: que los ingleses se queden a Cervantes; lo tratarán mejor. Lo prefiero. Fueron ellos antes que nadie quienes pusieron en valor el Quijote y lo utilizaron como referencia de lo que consideraron la primera novela moderna”.

Andrés Trapiello, escritor:

“Aparte de la indecencia de nuestros gobernantes, resulta todo un síntoma en un país que parece más entretenido en destruirse que en construirse. Pero también da cuenta de una encuesta del CIS de 2015 que revelaba que sólo dos de cada diez españoles admitían haber leído el Quijote. Las últimas grandes celebraciones en torno a esta obra datan de hace 100 años, cuando formaba parte de la vida nacional. En Reino Unido, Shakespeare está presente en los colegios, en los teatros, con un lenguaje actual, mientras que en España resulta ajeno a nuestros contemporáneos. En vez de dedicarnos a desenterrar sus huesos, los de un cuerpo muerto, deberíamos prestar atención a su obra, que es lo realmente vivo”.

jueves, 28 de enero de 2016

Viñeta de EL ROTO

   En "El País" (24 enero 2016):
Nuevas tecnologías
El Roto

POESÍA. "Vengo de un país...". Miguel Casado (Valladolid, 1954)



Vengo de un país que tiene
su corazón en ruinas, anoto
mentalmente las casas hundidas,
las placas que conmemoran
lo que no hay. No vuela la avutarda,
y alguien ordenó cubrir
con una capa de hormigón el pequeño
cementerio en un lado del claustro,
sus losas silenciosas. Caso de higiene, dijo,
y era el hilo de la vida y la muerte,
solo el verde intenso del campo
atravesó los siglos. Tampoco los nombres
se recuerdan de quienes decidían
los derribos. Una tradición
en ruinas, a cencerros tapados,
anoto los que no fueron dóciles.