jueves, 6 de mayo de 2010

LECTURA. "¿Qué hacemos con la lectura?", artículo de Víctor Moreno, en CLIJ

                                                                                                                               Víctor Moreno
                  
En la revista CLIJ, aparece este artículo de Víctor Moreno (reproducimos el principio; puede leerse completo en el enlace):

¿Qué hacemos con la lectura?

Ignoro si la situación actual es la que nos merecemos. Si el pesimismo más o menos reinante es lo que, después de más de veinte años dedicándonos con absoluto entusiasmo a la creación de lectores, obtenemos como resultado de dicha entrega. Pero sería bueno que no cayéramos en cierta ingenuidad masoquista.
Si hemos aceptado desde hace años que la escuela y el sistema educativo no transforman la realidad social, ¿por qué hemos de esperar que desde la escuela o el instituto se vayan a fabricar lectores en serie? ¡Como si tal producción fuera posible y natural! Semejante mecanicismo explicativo no es convincente. Lo único que se consigue con él es responsabilizarnos de un hecho en el que, contra todas las apariencias, apenas tenemos una incidencia decisiva. Los lectores, caso de que se hagan, se hacen en casa, no en la escuela, ni en el instituto. En la escuela y, sobre todo, en el instituto, más bien se deshacen.
De cualquier modo, si estamos abonados al método mecanicista como discurso explicativo, habría que convenir en que si algo ha fallado no ha sido precisamente el entusiasmo del profesorado, sino, con toda probabilidad, los medios empleados, tanto teóricos como prácticos. A mayor abundamiento hay que consignar que las distancias insalvables entre el discurso teórico y la práctica curricular se han vuelto endémicas. Muy poco de lo que se discurre en laboratorios o en universidades, ámbitos que en su mayoría son ajenos a la práctica docente, llega al aula en condiciones de hacerse realidad.
Lo paradójico de esta situación es que seguimos lamentando los niveles bajos de lectores -como si nos fuera en ello todo nuestro prestigio y profesionalidad-, pero citamos como causas de tales índices vergonzosos las mismas razones que tradicionalmente se invocan. [ 1 ]

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