lunes, 30 de septiembre de 2013

POESÍA. "La derrota". Isla Correyero (Miajadas, Cáceres, 1957)

Isla Correyero

LA DERROTA

Está sentado al fondo del salón
y su carne despide frías llamas.
Sorbo tras sorbo bebe lame la copa vagan los dedos
con intenso placer mira y se inclina.
El hocico de mármol lentamente aplastado
contra el cristal
tiñe de rojo el líquido
los cubos transparentes
la cereza.
Locura son los ojos bajo el cabello negro
ojos de vengador
ojos rasgados
indescriptibles ojos de piedra curva y verde.
Caín salvaje corzo sorprendido
sostiene un cigarrillo
donde el labio flotante deja inmóvil la sonrisa.
Insondable palpita el corazón
lo aprieta
amargo témpano
resbala
desgarrador el fuego de la nieve.
Exhala el humo
brilla la dentadura bajo la lila lámpara
huracanes de luz vapor y polvo.
Así la lengua esconde desdeñoso el mohín
huyentes los oídos
en el rincón su imagen se refleja en un plato
de porcelana azul.
Mancha la perla de los gemelos con la saliva
muerde los nácares gira los dientes
y grácil pósase la mano sobre el muslo.
Músculos tensos punzantes astas
el ropaje no impide la vibración secreta
de las brasas en él.
Piernas abiertas
potentes venas
cruzan la orilla de la epidermis
sedienta y rosa.
Oye el adagio de Albinoni en la orquesta
melancólico agita los pies y las pestañas
e intensamente le sube hasta el rostro
un verdino color de sufrimiento.
De los ojos las lágrimas tibias caen a la mesa
a la copa al reloj.
Son las tres y las dalias se deshojan dejando
uno a uno
lo pétalos
sobre una bandejita de plata y un mensaje:
“Llegaré hacia las doce.
No estoy serena hoy. Tuya, tu Isla.”
Un camarero
de blanquísimo delantal hasta el tobillo
sumisamente enhiesta la cabeza
se acerca a él y sirve
otra copa de lima con ginebra.
Y al volverse
las ruedas
del botellero crujen
y un gesto de desorden a los dos hombres une.
-“Mozo, estrújame la mano y siéntate a beber.”-
Huele el ambiente a tabaco y a invierno.
Con las dos manos juntas y un murmullo de cera
mi presencia anotaba
en este cuadernillo
tal historia de amor.
La noche se ha parado. Mi corazón también.

PRENSA CULTURAL. Sobre Val McDermid, escritora de novela negra

   En "blogs.elpais":

Una mañana con Val McDermid, gran dama de la novela negra anglosajona

Por:  28 de septiembre de 2013
ValMcDermid
“No quería romper ninguna norma con El alambre en las venas. Salió así. Pero si vas a romper las reglas tiene que funcionar”. Minuto dos de mi conversación con Val McDermid(Fife, Escocia, 1955), casi sin presentarnos, en la recepción de un hotel de Segovia, donde su hiperactividad le ha llevado a protagonizar dos actos en el Hay Festival. Afable, mordaz y divertidísima, la gran dama de la ficción criminal británica charla conmigo camino su conversación dentro del programa del Festival con la también escritora Tiffany Murray.
McDermid ha escrito 30 novelas y ha vendido 12 millones de ejemplares pero accede, sin pensarlo ni un segundo, a responder a todo lo que se le pregunte en este encuentro improvisado en la misma mañana del viernes. Se ríe, mucho, y hace reír. Es brillante y no para. Hablamos de novela negra, de Segovia (donde ya estuvo hace tiempo como simple turista), de sus inicios, de las almohadas de los hoteles (tal cual) y de las películas que los niños ven 700 veces. “Es increíble. Veo por tu cara de dolor que eres un hombre que comprende lo que estoy diciendo”, me asegura. Ah, y de Harrogate, el encuentro anual más importante del mundo de la novela negra y del que es parte esencial desde 11 años. Todo un personaje.


“Me aburro fácilmente, así que no puedo escribir varios libros con los mismos personajes. Me apena ver a escritores que se aferran a un personaje  y eso es todo lo que pueden hacer”, suelta poco después de ser presentada por Murray ante un auditorio compuesto básicamente por adolescentes del British Council. Y lo hace en un inglés indefinido, con restos del acento escocés, con algo pegado de Manchester, donde ha vivido 12 años. Algunos se ríen, pocos, otros pasan, otros se distraen, pero todos estallan en aplausos y carcajadas cuando McDermid cuenta que en su anterior vida, antes de ser una escritora que podía vivir de ello, trabajó como periodista con el padre de uno de los profesores de aquellos chavales. Y ahí se los lleva en el bolsillo. Es así.
Antes del acto, en el que las dos escritoras han hablado básicamente de la obra de McDermid, he podido pasear por la nublada Segovia con la autora, que ponía el toque de color a un viernes gris con su espectacular camisa (se puede ver en la foto, gentileza del gran Aurelio Martín, al que no puedo dejar de dar las gracias). Hablamos de su último libro publicado en España, El alambre en las venas (RBA, traducción de V.M García de Isusi), una novela psicológica donde muestra la identidad del asesino en serie (un famoso presentador de televisión) en las primeras páginas. Y funciona. Y muy bien. A partir de ahí, el psicólogo criminal Tony Hill y la detective Carol Jordan tienen que encontrar al asesino. ¿La gracia? El riesgo del planteamiento, el que el argumento parezca trillado y sea magnífica, los personajes, reales, duros... “Me encanta que la gente disfrute con novelas que he escrito hace tiempo. Cuando la leyó mi nieto me preguntó que por qué los personajes no usaban teléfonos móviles, pero es que no había cuando la escribí. Los jóvenes no llegan a comprender que hubo un tiempo en que no había esa tecnología. Si aún así envejece bien, me alegra”.
¿Qué tal fue este año Harrogate?, le pregunto muerto de ganas por que me invite a la cuna mundial de la ficción criminal, en la ciudad inglesa del mismo nombre. “Genial, espectacular. Hace 11 años, cuando me impliqué, era un festival de danza y teatro. Ahora van los grandes del género. Lo pasamos genial y tiene mucha repercusión. Es impresionante la cantidad de gente que va, sobre todo el fin de semana”.
Vuelta a la abarrotada sala donde ha fascinado a más de un imberbe. “Leyendo algunos libros de muy joven me di cuenta de dos cosas. Una, que los actos tienen que tener consecuencias para los personajes, no como Miss Marple, que no cambia nunca, pase lo que pase. Y dos: que me podía ganar la vida con ello”.
McDermid cuenta que escribió tres libros mientras era periodista. “Trabajaba para la edición dominical así que escribía los lunes de dos a siete de la tarde. Todos mis amigos trabajaban ese día así que no tenía tentaciones”. Luego, con el cuarto, se dio cuenta de que podía pagar todas las facturas y se dedicó de pleno a ello. Y lo dejó todo: su trabajo de periodista, su gran sueldo, su coche de empresa. “Todo el mundo me decía que si estaba loca, pero lo que estaba haciendo era lo que quería hacer”. El plan: escribir 10 novelas en cinco años. “Fallé, sólo escribí nueve”, asegura con una sonrisa.
¿Qué se necesita para triunfar? “Mucho talento, trabajo y suerte. Esto es fundamental, porque conozco escritores con tanto a más talento que yo y que no han estado en el lugar adecuado en el momento preciso y no han triunfado. Yo he estado en ese lugar varias veces”.
A esta excelente guitarrista y cantante le cuesta ajustarse a los 45 minutos de tiempo máximo y riguroso en el Hay. Luego, 15 minutos de preguntas. Y más risas. Firma de libros, catarata de entrevistas y fotos. Por la tarde, todavía con energía, tuitea: “Hay Festival no es un festival de novela negra. Casi no hay nadie en la hora feliz de degustación de vino”. Imparable, genial.

PRENSA. Viñeta de Forges

   En "El País" (29 septiembre 2013):

PRENSA. Entrevista a Josep Ramoneda

Josep Ramoneda

   En "Público.es":
ENTREVISTA A JOSEP RAMONEDA

"La izquierda ha regalado su bandera de una forma asombrosa"

El periodista catalán lanza ‘La Maleta de Portbou', publicación bimestral que, sirviéndose de la economía y las humanidades, busca fomentar una mirada crítica y cosmopolita del mundo actual.

J. LOSA Madrid 29/09/2013 08:44

El periodista y filósofo Josep Ramoneda (Cervera, 1949) dirige La Maleta de Portbou, una nueva revista de humanidades y economía con periodicidad bimestral que pretende contribuir al debate sobre el mundo actual y su sentido a partir de dos disciplinas aparentemente muy alejadas, la filosofía —y las humanidades, en general— y la economía. Una relación no siempre bien avenida desde la que tomar distancia para así, explica el filósofo, "mirar con otra mirada lo cotidiano".
Una revista sobre pensamiento crítico en tiempos de Twitter, ¿no le parece osado?
Sí, es evidente que es una revista que va a contracorriente, porque, para empezar, requiere de tiempos largos, de una lectura pausada, sobre todo en un momento en el que los mensajes son cada vez más cortos y se nos exige este mito de la competitividad que consiste en hacer muchas cosas en muy poco tiempo. Esta publicación trata de recuperar la idea de que la cosas tienen su tiempo; el tiempo del crear, del pensar, el tiempo de amar o de leer, parece que la gente incluso estas cosas las hace con agenda.
¿Están reñidas la tecnología y la reflexión?
Es evidente que hay una crisis económica que además ha producido una enorme crisis social, pero con esta explicación no basta, es decir, estas crisis son la consecuencia de un gran impacto tecnológico. Los grandes cambios de la humanidad siempre han venido precedidos de un cambio tecnológico que tiene consecuencias antropológicas que terminan por modificar al ser humano; es posible que dentro de varias generaciones el hombre sea capaz de pensar y de leer al ritmo de Twitter, hoy todavía no.
Cada vez es más evidente la incapacidad de los medios a la hora de hacer inteligible la realidad. ¿Es 'La Maleta de Portbou' un intento de explicar lo que acontece?
Buscamos sobre todo invitar al lector a tomar la distancia suficiente como para ver lo que el bosque no le deja ver, tomar la distancia suficiente como para darse cuenta de los cambios estructurales profundos que hay en el mundo, mirar con otra mirada incluso problemas que tienen que ver con la vida cotidiana, no sólo en el ámbito de la política y la economía, sino también sobre cosas que han ido cambiando y que apenas nos hemos preguntado por qué. La familia actual poco tiene que ver con la familia de cuando yo era pequeño, el trabajo no hace falta decirlo, la religión ha pasado del monopolio religioso de la época a una lucha a muerte por el mercado de las almas, estas cosas merecen ser pensadas y esta es un poco la idea de fondo.
¿Cómo surge el nombre?
Sale de una manera muy fortuita, creo que es un título que cuadra mucho con la intención del proyecto; un mundo en movimiento en el que la maleta es a la vez símbolo de la frustración del que se tiene que ir a trabajar a otra parte y de la ilusión del que se quiere ir a dar la vuelta al mundo. Creo que es una buena imagen que representa esa movilidad permanente de un capitalismo volátil y veloz. El acompañamiento de Portbou hace referencia a Walter Benjamin, un personaje que se suicida huyendo de la persecución nazi, que deja en Portbou una maleta cargada de misterio y que tenía entre sus proyectos crear una revista.
"Sería bueno que la economía se humanizara un poco" 
¿A que público va destinado?
Esto es muy difícil de saber, el objetivo es crear un espacio público que permita el encuentro entre el mundo más académico e intelectual y una ciudadanía curiosa y con intereses en el pensamiento y en la cultura.
En el editorial hace especial hincapié en la necesidad de unir economía y humanidades...
Esta es una de las ideas que hay de trasfondo en la revista; recuperar la economía para las humanidades. Creo que la economía, fascinada por las ciencias puras, ha querido demostrar que los comportamientos humanos también se pueden analizar en los mismos términos que las llamadas ciencias naturales, lo que ha convertido al ser humano en un dato susceptible de ser puesto en un sistema de cálculo. No todo se explica de modo que sea reductible a términos de interés económico privado contante y sonante, creo que sería bueno que la economía volviera un poco al mundo de las humanidades, que se humanizara un poco.
¿Cuál debe ser en un marco como el actual el papel de la izquierda?, ¿por qué cree que los valores tradicionales de la izquierda se están perdiendo?
Hay una enorme confusión en la izquierda en este momento, la izquierda oficial ha regalado su bandera, que era el Estado de bienestar, con una facilidad asombrosa y se ha dejado arrastrar de una manera en parte sorprendente a los postulados del gran cambio, de la gran revolución conservadora que empezó en los años 80 y que nos ha llevado a este desastre. El problema es que ahora es muy difícil de reconstruir, en este momento en el horizonte europeo la izquierda está totalmente desdibujada, se ha de reconstruir probablemente sobre otras bases y repensar muchas cosas.
"En el horizonte europeo la izquierda está totalmente desdibujada" 
¿Por qué pese al aumento de las desigualdades y de la pobreza no bullen las calles?
Este es uno de los grandes misterios, creo que hay muchos factores. Uno, que venimos de un periodo largo de cultura de la indiferencia. Durante los años de la euforia, se fue instalando un proceso de desocialización muy radical, que supuso una ruptura considerable de las redes de proximidad, de ahí la indiferencia y la apolítica. Segundo, las políticas de comunicación de los gobiernos fueron muy alarmantes casi desde un primer momento, quizá con la excepción de Zapatero, de forma casi unánime salieron a decir que la situación era dramática y esto puso a la gente en una situación de miedo y el miedo nunca es movilizador. Y tercero, la falta de un proyecto de izquierda, no hay un horizonte de enganche. Así y todo, me cuesta entender que no haya pasado algo más.
¿Cree que la vía sobernista puede ser una alternativa para salir de la crisis?
En Catalunya he criticado algunas veces que se planteee la independencia como una panacea económica porque, en cierto modo, es una manera de engañar a la gente. Me parece que, como en todo combate político, cada cual intenta pintar su película lo más bella posible, pero creo que hay que ir con cuidado porque sea cual sea el resultado, este es un proceso complicadísimo y en el que, si no acabar por claudicar todos, habrá que tener mucha capacidad de cintura de negociación, entre otras cosas porque no sabemos cuál es el destino, ya que no tenemos una evaluación real de las relaciones de fuerzas y hasta que no tengamos eso, es muy difícil saber el resultado. Por tanto, es un proceso complicado, el factor económico puede haber sido un catalizador pero para mí no es la base principial del éxito del proyecto independentista, creo que hay muchas otras muchas razones que lo explican
¿Qué opina de la postura tan tajante del Gobierno?
El problema del Gobierno es la incapacidad de haber sabido o prevenido antes el problema. Mi opinión es que si un gobierno de este país hubiese jugado sus cartas mejor y aceptado un referéndum en un primer momento probablemente ya lo habría ganado.

PRENSA CULTURAL. "Vargas Llosa canta a la literatura como ingrediente de la libertad"

Mario Vargas Llosa

En "El País" (ALGUNOS FRAGMENTOS DEL ARTÍCULO, REFERENTES A LA LITERATURA):
 Segovia 29 SEP 2013

A sus 77 años, el Premio Nobel Mario Vargas Llosa confiesa que le queda poco tiempo, mucho menos de lo que le falta por escribir, y al hablar de proyectos relata la adaptación que está haciendo para el teatro de El Decamerón, de Bocaccio, lo que le hace profundizar en la necesidad de la literatura, entendida como motor del desarrollo, del espíritu crítico del ser humano e ingrediente de la libertad.
 (...)
La fuerza del mensaje fue creciendo en el diálogo con un público entregado, que guardó colas para entrar a la sala y para luego recoger la firma de su autor favorito, hasta llegar a su trabajo en torno al Decamerón. El autor de La ciudad y los perros ve en esta obra la esencia de la literatura, impresionado por la situación original de la historia en torno a la llegada de la peste a Florencia, en el siglo XIV, con la ciudad llena de enfermos y cadáveres, cuando un grupo decide escapar hacia el imaginario.
Con esta adaptación, el Nobel de Literatura 2010 ve claro que, cuando todo parece imposible, siempre hay un recurso para la fantasía y para la imaginación. “Por eso hay literatura, para hacernos vivir aquello que no podemos en la vida real”, añadió, mientras hacía un canto al arte de escribir: “La literatura nos permite vivir otras vidas, salir de una cosa reducida, mediocre e identificarnos con destinos extraordinarios, que rompen la normalidad, que nos hacen vivir pasiones incandescentes, que nos convierten en seres aventureros, que nos hacen vivir la grandeza, el heroísmo, la maldad a veces…”.
Y esa “magia” de convertir la realidad en ficción, para vivir mejor, más intensamente, más de lo que podemos vivir como personas, ha sido el gran motor del progreso y del desarrollo humano, y sin ella nunca hubiéramos salido de las cavernas, concluyó Vargas Llosa, después de subrayar: “La ficción nos hace presentir que hay vidas muy superiores a las que podemos vivir en la realidad, crea un malestar frente al mundo tal y como es, lo que se llama el espíritu crítico”. Y con la literatura, según el autor peruano, no solo nos divertimos, mantenemos vivo el mecanismo que impide que la sociedad se congele y se vuelva un mundo de seres resignados; es un ingrediente inseparable de la libertad humana.
(...)

domingo, 29 de septiembre de 2013

PRENSA CULTURAL. Sobre el libro 'El látigo y la pluma", de Fernando Olmeda

  En "El Confidencial":

DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA A LOS HOMOSEXUALES AL MATRIMONIO AMPARADO POR LA CONSTITUCIÓN

La pluma que sobrevivió al Franquismo y la Transición


“En el calabozo me llamaban maricón, me preguntaban qué policía me gustaba más, me pedían que diera nombres. Estando en la celda un policía me dijo: Ya tenía ganas de cogerte. […] Poco después fui violado por un detenido, delincuente común, incitado por ese agente”. Los calabozos de la Transición eran tan temidos como los de Franquismo para el colectivo homosexual. En 1976, 698 varones estaban en la cárcel por “peligrosidad”. La represión contra los gays no descansó una vez muerto Franco, que practicó una persecución de este colectivo desde su llegada al poder hasta su muerte, amparándose en la conocida Ley de Vagos y Maleantes al comienzo y en la Ley de peligrosidad posteriormente. 
Desde aquellos tiempos hasta hoy la situación del colectivo homosexual en España se ha transformado hasta el punto de pasar del castigo en la cárcel a que el Constitucional acogiera el matrimonio homosexual. Una evolución que recoge el periodista Fernando Olmeda en El látigo y la pluma (Leer-e), un libro publicado en 2004 y que ahora reedita en formato digital actualizando los cambios al respecto en nuestro país desde aquellos años.
“Todo afeminado o invertido que lance alguna infamia sobre este Movimiento, os digo que lo matéis como a un perro”. Las palabras de Gonzalo Queipo de Llano, militar que dirigió en Sevilla el golpe de Estado de 1936, da comienzo al recorrido histórico de El látigo y la Pluma. Más de cien testimonios recogidos por el periodista, que describe la persecución legal a la que fueron sometidos miles de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales entre 1939 y 1980.
Multitud de historias de entre las que Olmeda destaca la Transición como “el periodo de desgobierno” que se prolongó hasta la promulgación de la Constitución. Su autor pone especial relevancia en los casos “supervivencia” como el mencionado deAntonio Ruiz en los calabozos, uno de tantos que sufrieron el castigo por su condición sexual. Un libro que, lejos de mostrar al colectivo desde una visión victimista, visibiliza a “mucha gente que supo resistir, ya fuera llevando una doble vida o plantando cara”. Una consecución de historias agridulce, que en esta visión ampliada de la historia deja un mejor sabor de boca acerca de la progresión de la sociedad y la política española, en este asunto.   
Delatar es de patriotas
La familia o los vecinos podían convertirse en el peor enemigo durante la época franquista. Delatar a alguien por rojo, aunque por las venas de la otra persona corriese la misma sangre, era un acto de patriotismo, avalado por el régimen y que practicado también para denunciar a los homosexuales. Todo valía en un contexto general “de rapiña”, explica Olmeda, donde lo bueno era eliminar a un pecador, desviado, o cualquiera de los perfiles contrarios a los preceptos de la España única, grande y libre. 

Fernando Olmeda
El libro recoge la historia un recluso apellidado Soler, que tenía un negocio en el que daba empleo a varios trabajadores homosexuales como él. La competencia le denunció a las autoridades, “y su condición sexual fue motivo suficiente para enviarle a prisión, dejando expedito el camino a los comerciantes de la ciudad”.
El relato de la España homofóbica por ley hace un repaso también por las dificultades añadidas que vivían las lesbianas, estigmatizadas de por sí por una sociedad machista y que además tenían que sumar ese terror al de las represalias derivadas de su condición sexual.
El látigo y la pluma cuenta también las historias de experiencias homosexuales en el ejército y en las cárceles, lugares de convivencia entre hombres y donde Franco se había ocupado de remediar de alguna forma su preocupación: “En 1942, durante una visita a la Academia Militar de Zaragoza, pidió a los mandos que colocasen una cama adicional en las habitaciones dobles con el objetivo de evitar tentaciones”. Todo con tal de evitar lo inevitable. 
De las cárceles a la Constitución
La ley que modificó el Código Civil para permitir el matrimonio homosexual en 2005 (que también reconocía otros derechos como la adopción conjunta, la herencia y la pensión) y la Ley de Identidad de Género de 2007 han sido las grandes impulsoras del reconocimiento institucionalizado de la diferencia sexual en España. Esta última, que permite a las personas transexuales modificar su nombre y sexo en sus documentos de identidad sin necesidad de someterse a una operación genital y sin procedimiento judicial, fue la norma que cubrió el hueco que faltaba para reconocer al completo al colectivo LGTB (Gays, Lesbianas, Transexuales  y Bisexuales) .
Aun así, la ley de 2004 ha necesitado su tiempo para aferrarse a la Constitución. El Partido Popular presentó recurso ante el Tribunal Constitucional, que lo admitió a trámite en octubre. El recurso afirmaba que la Ley vulneraba el artículo 32 de la Constitución y que se estaba dando a la palabra matrimonio “un significado distinto al que tuvo siempre”. El 6 de noviembre de 2012 el pleno del alto tribunal desestimó el recurso del PP. Habían pasado siete años desde su aprobación, 22.000 bodas entre personas del mismo sexo y multitud de manifestaciones a favor y en contra de dicha norma.El obispo de Alcalá de Henares asoció homosexualidad con prostitución y con ideologías que, en su opinión, corrompen a las personas
La sociedad actual ha progresado en este ámbito y España ha enterrado finalmente el látigo, pero aún arrastra multitud de gestos propios de aquellos años, que Olmeda atribuye a una cuestión generacional: “Los que ahora somos padres fuimos educados de una manera determinada que viene del Franquismo, han heredado el mismo esquema de homofobia y lo repiten con sus hijos”.
En el camino ha ido transformándose poco a poco esa educación, aun todavía hay que “seguir trabajando”, según el autor. Sobre todo, según su punto de vista, porque asuntos como la supresión de la  asignatura de Educación para la ciudadanía supone una regresión, ya que esta ponía especial empeño en la tolerancia.
Tampoco ayuda a esta normalización la influencia de la Iglesia Católica, que siempre ha mantenido una posición contraria a la homosexualidad, que compartía y que incluso en los últimos años ha protagonizado declaraciones polémicas. Olmeda recoge las declaraciones del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla: “En su homilía de Viernes Santo, uno de los actos centrales de la Semana Santa de 2012, y retransmitido además por TVE, asoció homosexualidad con prostitución y con determinadas ideologías que, en su opinión, corrompen a las personas”. Ese caldo de cultivo, expresa el periodista “es realmente pernicioso para el futuro”.
 
Pero además de la política, otros colectivos han ayudado también a la transformación social con respecto a la homosexualidad. Olmeda destaca las librerías Berkana (Madrid) y Antinous (Barcelona), quienes “han desempeñado un papel fundamental en la visibilización de la realidad LGTB”, así como la editorial Egales. También engloba en este campo a la revista Zero, que publicó algunos de los hitos clave de la lucha LGTB, como las “salidas del armario” del militar José María Sánchez Silva o del cura José ManteroZero ha colocado en sus portadas también figuras de la vida pública como a Miguel BoséNacho DuatoJorge Javier Vázquez, Alejandro Amenábar, el guardia civil Joan Miquel Perpinyá o el político José María Mendiluce, entre otros.
El autor menciona también la muestra de apoyo que dieron cien profesores de Derecho Constitucional, “que se adhirieron a la iniciativa del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid en defensa de la plena constitucionalidad de la Ley”.
Con la versión electrónica, Olmeda pretende hacer llegar su obra a los lectores hispanoparlantes de América y Estados Unidos, según explica a El Confidencial: “Creo que el lector se sentirá reflejado sea de donde sea, por muchas de las cosas que pasan y por la evolución reciente. Ahora se están produciendo en América procesos similares”, comenta, poniendo como ejemplo la reciente aprobación del matrimonio gay en Uruguay y en el Estado de California.
   VERÓNICA RAMÍREZ

PRENSA. Viñeta de Forges

   En "El País" (21 septiembre 2013):

viernes, 27 de septiembre de 2013

POESÍA. Poemas inéditos X. José Bergamín (1895-1983)

José Bergamín

No es un sueño la muerte,
ni es un sueño la vida.
El sueño está en los ojos
con que tú las miras.
              ωωω
Como la luz de la tarde
tu alma se va apagando.
Tu pensamiento en tu alma
se va crepusculizando. 
   Fuente: "El País"

PRENSA CULTURAL. Con Stephen Hawking

Hawking en el ‘Potter room’, punto neurálgico del departamento de matemática aplicada y física teórica del Centro de Ciencias Matemáticas de Cambridge. / JAIME TRAVEZÁN ("El país")

   En "El País":

“Nunca he querido sentir pena de mí mismo”

Stephen Hawking, el científico más famoso del mundo, nos recibe en su territorio

La enfermedad que sufre avanza y aumenta la dificultad para comunicarse. Pero nada le impide charlar con el planeta

Acaba de presentar sus memorias y el Festival de Cine de Cambridge ha proyectado un ‘biopic’ sobre su vida

 26 SEP 2013

En el primer piso del Centro para las Ciencias Matemáticas de Cambridge, una puerta sobresale en la confusa coreografía del sinfín de oficinas idénticas. Aún se aprecian en ella cuatro pequeños agujeros en los que, hasta hace poco, otros tantos tornillos sostenían una discreta placa dorada con caracteres negros grabados en tipografía clásica que decían “Lucasian Professor”. El mismo rótulo había sido atornillado, en 1669, en la entrada del despacho de un veinteañero llamado Isaac Newton. Desde entonces, ser el titular de la Cátedra Lucasiana se ha convertido en una distinción legendaria que han compartido gigantes de la ciencia como quien me espera al otro lado de la puerta, Stephen Hawking.
Al entrar en su despacho lo encontré frente a su escritorio, recién llegado. El primer contacto visual tuvo un ingrediente inesperado. El científico más célebre de nuestro tiempo tenía enfundadas unas gafas muy oscuras. Ante mi inocultable extrañeza, Jonathan Wood, el asistente técnico que custodia con celo su sistema de comunicación, señalando la cegadora claridad que se colaba por los amplios ventanales, se apresuró a aclarar: “Las necesita para poder utilizar el sistema de comunicación”.

“Esta es mi voz”, sostiene. No quiere mejorar el sonido del sintetizador que habla por él
Mucho se ha escrito sobre su vida y llegó el momento de hacerlo él mismo. La semana pasada presentó sus memorias, My brief history (Mi breve historia), editadas por Random House, y el jueves se le esperaba en el Festival de Cine de Cambridge para la proyección de Hawking, un biopic sobre su vida que cuenta con su colaboración en el guion, estrenado al día siguiente en todo Reino Unido. Dos proyectos autobiográficos que lo devuelven al centro de la escena. ¿Hace falta mejor excusa para hablar con él?
Hawking padece desde los 21 años una esclerosis lateral amiotrófica que le ha inmovilizado progresivamente casi todo el cuerpo. A pesar de ello, sus hallazgos le colocan entre los más grandes físicos teóricos de la segunda mitad del siglo XX. Los aspectos teóricos más importantes que conocemos sobre el origen del universo y los agujeros negros han sido obra suya. Desolado ante el pronóstico de dos años de vida con el que se encontró al llegar a Cambridge, se apoyó en tres pilares: el amor de Jane Wilde, el incentivo intelectual de Roger Penrose y, no menos importante, su indómita y obstinada rebeldía, que le llevó a enfrentarse a la autoridad académica del momento, Fred Hoyle, principal crítico de la entonces denostada hipótesis del Big Bang. En un ar­­tícu­­lo escrito con Penrose casi íntegramente por teléfono demostraron matemáticamente que eventos en los que el espacio y el tiempo nacen o mueren son sencillamente inevitables en la teoría de la relatividad general. Poco tiempo antes, Penzias y Wilson habían descubierto accidentalmente que el universo emitía radiación térmica, indicio de que en el pasado debía haber sido cada vez más pequeño y caliente.


Stephen Hawking en su despacho, durante la conversación con el autor del texto, el también físico teórico José Edelstein. / JAIME TRAVEZÁN
El Big Bang, como fruto de este teorema y estas observaciones, se convirtió en una teoría científica. Pero sus contribuciones más características tienen que ver con los agujeros negros, criaturas fantásticas del bestiario universal cuya atracción gravitatoria es tan intensa que ni la luz puede escapar. Ya confinado en una silla de ruedas, Hawking descubrió que estos debían tener entropía, un concepto estadístico asociado a sistemas compuestos. Pero, a diferencia de todos los sistemas conocidos, esta residía en su frontera, como si la información de la materia engullida por este monstruo voraz quedara registrada en una superficie imaginaria que lo rodea. Dedujo que los agujeros negros deben tener temperatura y, como todo sistema caliente, emitir radiación. Las aportaciones teóricas de Hawking dieron entidad a estas criaturas que, al radiar, eventualmente se evaporarían, llevándose consigo todo lo deglutido. Esto lleva a problemas conceptuales que aún tienen a mal traer a los físicos y que parecen encerrar la clave de una comprensión más profunda de la naturaleza.
Ninguna de sus predicciones ha podido ser comprobada. Más fríos que el espacio exterior, es imposible detectar la emisión térmica de los agujeros negros. Esto no quiere decir que no haya sólidas evidencias de su existencia: las estrellas que habitan en las inmediaciones del centro de la Vía Láctea, por ejemplo, describen órbitas muy pronunciadas alrededor de un punto en el que los telescopios no ven nada. Esta es la razón por la que no ha ganado el Nobel. Ha sido galardonado, no obstante, con una distinción más prestigiosa, la Medalla Copley, el premio científico más antiguo. Mientras que el Nobel premia cada año a entre seis y nueve científicos, la Copley se concede a una sola persona. La han ganado Darwin, Franklin, Einstein o Pasteur. Cuando fue difícil inclinarse por un candidato, como en 1838, la compartieron Faraday y Gauss. Hawking la recibió en 2006.

“Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”
Hace tres décadas se propuso escribir un libro que explicara la física de frontera al gran público. Habituado al uso de un lenguaje metafórico y cargado de imágenes en sus charlas, se sentía preparado para solventar la enorme distancia que separa la física moderna del ciudadano de a pie. El proceso de escritura fue lento y se vio dificultado por una neumonía que lo puso al borde de la muerte. Fue necesaria una traqueotomía para salvarlo. Desde entonces quedó mudo. A pesar de ello, en 1988 salió Una breve historia del tiempo, que catapultó la divulgación científica a la categoría de best seller. El impacto que tuvo sobre la vocación de miles de jóvenes es incalculable.
Lo saludé, me senté a su lado y me observó con atención. El efecto que producen sus ojos claros al posarse sobre los nuestros, realzado por la quietud del resto de su cuerpo, es sobrecogedor. En ese momento, uno tiene la certeza de que él está con uno. Es un breve instante de comunión, de conexión intensa. Hawking se comunica a través de un ordenador integrado a su silla de ruedas y un programa especial con el que arma frases finalmente emitidas por un sintetizador, con una distintiva voz metálica y acento estadounidense. No ha querido saber nada con la posibilidad de mejorar la calidad del sintetizador o modificar el acento. “Esta es mi voz”, sostiene con lógica aplastante.
Hasta comienzos de la década pasada podía mover los dedos con suficiente agilidad como para manipular un ratón. Pero al perder movilidad hubo que recurrir al reconocimiento facial. Su anterior asistente, Sam Blackburn, diseñó un detector que sobresale de sus gafas como un minúsculo flexo, registrando el movimiento de su mejilla. Al depender de una única acción, el nuevo sistema le impedía navegar en la pantalla como lo hacía hasta entonces. La velocidad de escritura cayó en picado, hasta la palabra por minuto. Han explorado sin éxito toda clase de alternativas, desde el escaneo cerebral hasta el seguimiento ocular, pasando por un sofisticado monitoreo de su rostro que aproveche toda su gestualidad.
En el ángulo superior derecho de la pantalla hay dos cuadrados pequeños. En el superior tiene las letras del alfabeto, en cuatro grupos de siete. En el inferior, los números y algunas teclas de función. Un cursor pestañea realizando una danza perpetua sobre esos cuadrados. Cuando el flexo detecta un movimiento del maxilar que repercute en su mejilla, activa un clic. El cursor se queda en el cuadrado seleccionado y empieza a recorrer acompasadamente las distintas líneas. Una vez elegida una, recorre cada letra o signo. Cuando comienza a escribir, se abre una ventana, pegada a las anteriores, con diez palabras sugeridas, numeradas. Si se equivoca, debe esperar a que el cursor reinicie su danza imperecedera para dirigirlo hacia el icono de borrado.

“Intento llevar una vida plena. Soy más feliz ahora que antes de desarrollar la enfermedad”
Cuando uno habla con él, lo habitual es ponerse a su lado, viendo la pantalla del ordenador. Muchas veces, la lectura de la primera mitad de una frase preanuncia inequívocamente el final. Sin embargo, continúa su titáni­­co esfuerzo hasta acabarla. Recordamos su visita a Santiago de Compostela en 2008. A pesar de las dificultades que conlleva el momento de la comida, allí asoma su obstinada determinación. No dejó marisco sin probar y se aseguró de comer pulpo y percebes hasta el hartazgo. Mi inocultable acento argentino nos llevó a recordar su gusto por la carne y el tango, “… y el Papa. Soy miembro de la Academia Pontificia de Ciencias y espero verlo en la próxima reunión”. No sé si me sorprendió más que tuviera presente al Papa o que un agnóstico hubiera optado por esta referencia, pudiendo recurrir a otras.
Quizá por una cuestión de fatiga muscular se le entrecierran los párpados, en un movimiento involuntario que interfiere con su sistema de comunicación y le induce al error. Aprovecha su gestualidad limitada de sutiles movimientos, imperceptibles para quien no está habituado a ellos, para comunicarse con su gente. Para poder asentir o disentir rápidamente, o cuando no está en su silla de ruedas. Allí recurre también al método que utilizaba antes de disponer de un ordenador, el reconocimiento de las palabras, letra por letra, en una cartulina. La rigidez de su rostro se borra de manera explosiva cuando ríe. Quienes conocen su sentido del humor logran su carcajada con inusitada facilidad. En esos momentos, al igual que al sostener la mirada, asoma en toda su plenitud el ser humano que yace en las profundidades de su cuerpo inmóvil.
Stephen Hawking ha convertido en un hábito el apostar con sus colegas por alguna predicción científica. Con una particularidad: jamás ha ganado. La última, cuando apostó contra la existencia del bosón de Higgs. Siempre tuve la impresión de que tiene por sistema apostar contra lo que considera más probable. Como si desafiara a la naturaleza a tomar una senda inesperada, empujado por su obstinada rebeldía y su espíritu provocador. Lo comento y parece asentir con una muda carcajada.


Una imagen de 1977 del científico con sus hijos Robert y Lucy y su primera esposa, Jane Wilde.
Su espíritu lúdico es extraordinario. Parece muy orgulloso de su presencia en Los Simpson, a juzgar por los muñequitos en su despacho. También de su participación en Star Trek y The Big Bang theory. Hace pocas semanas participó por videoconferencia en la Comic-Con de San Diego, anunciando que no podía estar allí porque de camino había pinchado. Su presencia en la cultura popular es icónica. Sus charlas siempre contienen momentos llenos de gracia que él disfruta demorando el silencio propio para escuchar las risas del público.
Si su conexión con el universo abstracto de la física teórica es milagrosa, no lo es menos su preocupación por asuntos sociales que uno podría suponerle remotos. Su compromiso social y político puede apreciarse en algunas de sus declaraciones y también en sus elegidos silencios. Es un férreo defensor de la sanidad pública y de la necesidad de invertir en investigación científica. Se define ideológicamente como socialista, lo que no le impidió manifestar su firme rechazo a la guerra de Irak impulsada por Tony Blair. “El futuro de la humanidad y de la vida en la Tierra es muy incierto. Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”.
A principios de mayo se vio envuelto en una polémica. Había aceptado una invitación a participar en una conferencia organizada bajo el auspicio de Simón Peres en Jerusalén. Envió una carta a los organizadores anunciando que declinaba su participación, tras consultar a científicos palestinos que había conocido en Ramala en 2006. La carta trascendió a la prensa y la plataforma Boicot, Desinversión y Sanciones señaló que Hawking se había adherido a su causa. Las críticas arreciaron de inmediato. Nadie se detuvo a leer su declaración en el contexto que supone el pacifismo militante de alguien que, además, ha visitado Israel en diversas ocasiones, ha recibido su máxima distinción científica y mantiene estrechos vínculos con sus investigadores. Alguien que nunca se adheriría a boicoteos que representan la negación del diálogo. Hawking dedicó, con conmovedor esmero, tres cuartos de hora a explicarme su posición, que, en definitiva, busca contribuir a su restablecimiento. “Yo iba a ir a Israel con la condición de dar una conferencia en Cisjordania porque siento que las universidades palestinas necesitan contactos con el mundo exterior, pero todos los académicos palestinos me dijeron que debía respaldar el boicoteo. Sentí mucho no haber ido. Si lo hubiera hecho, habría dicho que Israel necesita hablar con los palestinos y con Hamás, como Reino Unido hizo con el IRA. No haces la paz hablando con los amigos, sino con los enemigos. Estoy feliz de que las conversaciones de paz estén ahora retomándose. Si esto hubiera ocurrido antes, yo habría ido a Israel”.

“La ciencia debe prevenir o curar las discapacidades. Nadie quiere serlo si puede evitarse”
Su relación con la discapacidad ha cambiado con los años. Durante tiempo fue reacio a que se lo identificara con ella. Desafiante, se diría, le dio la espalda y optó por ignorarla. “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”. Impresiona la dignidad y fuerza de voluntad con las que lleva adelante su vida. “Quiero hacer las cosas de la mejor manera posible. Siempre he intentado sobreponerme a las limitaciones de mi condición y llevar una vida lo más plena posible. Soy más feliz ahora que antes de desarrollar la enfermedad”. Con el correr de los años, la creciente dependencia de cuidadores y la consciencia de su privilegiada posición, se convirtió en voz de referencia en la lucha por la integración de las personas discapacitadas. Aceptó con orgullo la solicitud de participar en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Londres. “Los Juegos han mostrado que los atletas discapacitados son como cualquier otro y deberían ayudar a que la gente con alguna discapacidad sea aceptada. Creo que la ciencia debe hacer todo lo posible para prevenir o curar las discapacidades. Nadie quiere serlo, si puede evitarse. Espero que mi ejemplo dé ánimo y esperanza a otros que estén en situaciones similares para que nunca se rindan”.
Su postración le confiere cierto aire atemporal. Uno olvida con facilidad su edad. El año pasado, quien debió morir antes de los 25 celebró su cumpleaños número 70. La cena tuvo lugar en el imponente comedor del Trinity College, el más distinguido de la Universidad de Cambrid­ge, con 32 premios Nobel y figuras como lord Byron, Nabokov, Russell y Wittgenstein entre sus antiguos miembros. El único invitado al que el riguroso esmoquin le quedaba como un guante era Daniel Craig; no lucía extraño ataviado como James Bond. El principal ausente de la cena fue el agasajado, por problemas de salud. Estuvo su madre, Isobel, con quien mantuvo una relación muy cercana hasta que falleciera, hace pocos meses, a los 98 años.
Nos mudamos al Potter room, punto neurálgico del departamento de matemática aplicada y física teórica. Las lámparas están apagadas y las ventanas laterales producen un juego onírico de luces y sombras en su rostro. Hawking parece estar a gusto posando y dejándose llevar por los comentarios risueños que a menudo convocan su risa franca y su mirada atenta. Luego las voces se apagan y el científico más famoso del planeta vuelve a centrarse en la pantalla de su ordenador, señal inequívoca de que sus pensamientos transitan los pliegues de la urdimbre del tiempo y el espacio.

PRENSA CULTURAL. CIENCIA. "El origen de la cara"

'Entelognathus primordialis'. / NATURE ("El País")

   En "El País":

El origen de la cara

Un fósil chino del primer pez con mandíbulas aclara la evolución de los vertebrados

 Madrid 24 SEP 2013

Los editores de la revista Nature lo presentan como el primer ser vivo conocido con cara, o con algo parecido a una cara. El lector puede juzgar por la imagen. El fósil descubierto por Min Zhu y sus colegas de la Academia China de Ciencias es realmente antiguo, con sus 419 millones de años, y nos retrotrae a la juventud de la evolución animal, que empezó hace unos 600. Lo han llamado, con característica cacofonía taxonómica, Entelognathus primordialis, y eso viene a significar que se trata del vertebrado más primitivo que tiene una mandíbula de tipo moderno. O la primera cara de tipo antiguo.
Para seguir debemos sumergirnos en los mares silúricos, y en la jerga taxonómica. Casi todos (el 99%) de los vertebrados vivientes somos gnatóstomos: quiere decir que tenemos una boca (stoma) con mandíbulas (gnatos, como en la palabra prognato). La boca existe desde los inicios de la evolución animal, pero hasta esa fecha no tenía la mandíbula inferior abatible que ahora nos resulta tan familiar, y tan útil. La mandíbula evolucionó a partir de los arcos branquiales más delanteros, en un típico ejemplo del estilo oportunista de la creatividad biológica: aprovechar una estructura repetida que ya existía antes con otra función (la de respirar, en este caso).
Los primeros gnatóstomos fueron unos peces llamados placodermos, ya extintos, y a los que pertenece el nuevo fósil Entelognathus primordialis. No es extraño por tanto que este fósil chino tenga mandíbulas. Lo extraño es la modernidad de su mandíbula, que se parece más a la de los peces óseos actuales que a lo que cabía esperar: a una torpe y arcaica mandíbula como la de sus colegas, los primitivos y extintos placodermos. El hallazgo que los paleontólogos chinos presentan en Nature, ofrece por tanto “una nueva perspectiva en la evolución de estas criaturas”, según los editores.
El origen de los gnatóstomos es una de las grandes claves de la evolución de los vertebrados. No se trata solo de las mandíbulas: los gnatóstomos también inventaron los dientes, las aletas apareadas a uno y otro lado del cuerpo —de las que más tarde evolucionaron nuestros brazos y nuestras piernas—, el canal del oído interno, las vainas de mielina que funcionan como aislantes de los axones neuronales y el sistema inmune moderno. Esta aparente discontinuidad con los peces más primitivos es la razón del gran interés que tienen los biólogos evolutivos en aclarar el proceso.
Entelognathus primordialis tiene una mandíbula que hasta ahora se creía restringida a los peces óseos modernos. La idea dominante en el sector era que esas estructuras aparecieron por primera vez en los tiburones, o por mejor decir en los ancestros de los actuales tiburones.  obliga a los paleontólogos a hacer algunos ajustes en sus modelos, pero ante todo empieza a arrojar luz sobre uno de los episodios más enigmáticos e importantes de la evolución.
Entelognathus primordialis