martes, 30 de noviembre de 2010

POESÍA. "Largo se le hace el día...", de Claudio Rodríguez (1934-1999)

Claudio Rodríguez
Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.

CÓMIC. INGLÉS. RECURSOS DIDÁCTICOS. "Tarzán" (16), de Edgar Rice Burroughs, por Hal Foster (1892-1982)

Para ampliar texto e imagen, pulsar con el ratón.
Tiras diarias, 1929 (16)

LA COMPRENSIÓN LECTORA (y 4), por Emilio Sánchez Miguel. Del Informe "La lectura en España, 2008". Coordinador: José Antonio Millán

La comprensión lectora (y 4)

¿Estamos fracasando?

Esta pregunta nos lleva inevitablemente a esta otra: ¿somos conscientes de que nunca antes nos habíamos propuesto que toda la población se involucrara en un exigente aprendizaje acumulativo que dura como mínimo diez años? Dicho en otros términos, quizás hayamos minusvalorado la magnitud de la tarea de universalizar competencias lectoras; y si así fuera, correríamos el riesgo de no entender cabalmente la tarea a la que se enfrentan los profesores y nos enfrentamos todos nosotros. Una fuente inapreciable de datos para avanzar en la respuesta a esta pregunta viene de la mano de los datos de informes como PISA.
En rigor, sólo un 10% de los sujetos se muestran capaces de confrontar activamente, y por sí mismos, lo que obtienen de la lectura de un texto con lo que ya saben o con otras fuentes de información. Un 10% no parece tampoco mucho, aunque en la práctica, un porcentaje mucho mayor pueda participar en intercambios que producirán igualmente resultados de alto nivel.
Mas, ¿qué significan estas cifras y conclusiones? Siempre cabrá pensar que es muy poco lo conseguido en relación con lo mucho que se invierte en educación.
Por supuesto, los finlandeses pueden consolarse viéndose en primera fila, pero incluso en su caso, un porcentaje apreciable de los alumnos muestra unos niveles bajos en el uso de la información escrita ¿Por qué aceptar esos resultados? ¿Por qué no aspirar a que todos alcancen la pericia mayor?
Hay dos figuras históricas que encarnan los ideales sobre la alfabetización que pueden ayudarnos a entender nuestras pretensiones educativas. La primera de ellas es San Ambrosio Milán, obispo de Milán en la segunda mitad del siglo IV (dC). A él se refiere en sus Confesiones San Agustín resaltando el asombro que causaba por ser capaz de leer sirviéndose únicamente del movimiento de sus ojos, prescindiendo —como era entonces lo habitual— de los gestos articulatorios que acompañan la oralización. El segundo personaje es el filósofo hispano-musulmán Averroes, que se ganó ocho siglos después el respeto de varias generaciones de estudiosos occidentales por su talento «para hacer suyos» los textos —en aquel período poco conocidos y entendidos— de Aristóteles y recibió por ello el nombre, especialmente gráfico para los propósitos de este artículo, de «El comentador». Llegados a nuestros días, lo excepcional es que alguien no haya logrado reunir las dos competencias encarnadas en tan renombrados personajes. ¡Quién se lo iba a decir a quienes les admiraron! Y así, quienes hoy día no pueden recorrer la página impresa a la velocidad de un rayo pueden ser considerados «enfermos» y quienes no pueden encarar el aprendizaje de nuevos conceptos («comentar») a través de la lectura engrosan las filas del denominado fracaso escolar.
Es indudablemente hermoso que con la educación hayamos querido universalizar un logro inicialmente excepcional, pero asumido este ideal, debemos de inmediato admitir que esa pretensión también es «excepcional», pues en ningún otro caso (en ninguna otra competencia) hemos querido llegar tan lejos. Esta es la reflexión sobre la que queremos llamar la atención.
Estamos ante un experimento cultural, ante algo que nunca se ha intentado.
Paradójicamente, algo que en realidad debería enorgullecernos, suscita más bien, decepción (¿cómo es que después de diez años de escolarización algunos alumnos no lo consiguen?) y recelos (¿qué está pasando con las «nuevas ideas educativas»?).
Una medida preventiva al desaliento que suele experimentarse al considerar estas cuestiones la proporciona saber que el proceso de adquisición de competencias complejas, como tocar el violín, dominar el tenis o el ajedrez, se encuentra con problemas parecidos. Por ejemplo, los trabajos de Ericsson [1996] sobre la trayectoria de los que acaban siendo expertos nos dan tres pistas muy relevantes sobre las condiciones que suelen darse. A saber:
1. La regla de los diez años. Para llegar a ser expertos en esos dominios se requiere una experiencia de formación muy prolongada en el tiempo.
2. Un proceso muy selectivo. Cuando se eleva el nivel de exigencia en el dominio de una habilidad se constata un descenso en el número de personas que la practican.
3. La práctica deliberada. Los aprendices deben comprometerse con la tarea de tal manera que busquen alcanzar la mejor ejecución posible.
En pocas palabras, llegar a dominar una competencia compleja requiere habitualmente «mucho tiempo, apoyo cognitivo y emocional y un compromiso sostenido con la tarea».
La cuestión no es, sobra decirlo, renunciar a universalizar el dominio de la lengua escrita, sino tomar nota de la extraordinaria novedad de semejante empresa.
Y de aquí se desprende una consecuencia de cierta importancia: habrá que descartar la posibilidad de que el camino a seguir pueda determinarse de antemano. Contamos, sí, con un proyecto cultural y político irrenunciable, pero no con todos los elementos necesarios para desarrollarlo.

Referencias
Alegría, Jesús, «Por un enfoque psicolingüístico del aprendizaje de la lectura y sus dificultades –20 años después», Infancia y Aprendizaje, 29 (2006), págs. 93-11.

Ericsson, Karl Aanders y Lehmann, Arthur, «Expert and exceptional performance: Evidence on maximal adaptation on task constraints», Annual Review of Psychology, 47 (1996), págs. 273-305.

Glenberg, Arthur; Meyer, Marion y Lindem, Karen, «Mental Models Contribute to Foregrounding during Text Comprehension», Journal of Memory and Language, 26 (1987), págs. 69-83.

Graesser, A. C.; Singer, Murray y Traba sso, Tom, «Constructing inferences during narrative text comprehension», Psychological Review, 101 (1994), págs. 371-95.

Gough, P. B. y Tunmer, W. E., «Decoding, reading, and reading disability», Peer Reviewed Journal, 7 (1986), págs. 6-10.

Kintsch, Walter, Comprehension. A paradigm for cognition, Cambridge, MA: Cambridge University Press, 1998.

Olson, David, «From utterance to text: The bias of language in speech and writing», Harvard Educational Review, 47 (1977), págs. 257-281.

Otero, José y Campanario, José Manuel, «Comprehension evaluation and regulation in learning from science texts», Journal of Research in Science Teaching, 27 (1990), págs. 447-460.

Sánchez, Emilio, «¿Realmente somos conscientes de lo que supone alfabetizar? », Textos, 33 (2003), págs. 62-77.

Sánchez, Emilio; García, Ricardo y González, Antonio, «Can Differences in the Ability to Recognize Words Cease to Have and Effect Under Certain Reading Conditions?», Journal of Learning Disabilities, 4 (2007), págs. 290-306.

Sánchez, E.; García, J. R.; De Sixte, R.; Castellano, N. y Rosales, J., «El análisis de la práctica educativa y las propuestas instruccionales: integración y enriquecimiento mutuo», Infancia y aprendizaje, 2 (2008), págs. 233-258.

c Del texto, los autores, 2008
c De la edición, 'Fundación Germán Sánchez Ruipérez' y Federación de Gremios de Editores de España, 2008
ISBN 978-84-89384-75-0
Depósito legal: M-56753-2008
Impreso en España. Printed in Spain

PRENSA. "Microbios que empaquetan 200 gigas", por Javier Sampedro

El grupo de investigadores de la Universidad de Hong-Kong que trabaja con las bacterias informáticas.
("El País")


En "El País":
Microbios que empaquetan 200 gigas

Investigadores chinos logran que las bacterias almacenen y descifren los datos

JAVIER SAMPEDRO - Madrid - 27/11/2010

   Las bases de datos de la próxima generación se podrán cultivar en placas de Petri. Científicos de la Universidad China de Hong Kong han creado un sistema para encriptar, almacenar y descifrar datos cuyo soporte no es un disco duro, sino secuencias de ADN (aggatcctg...) introducidas en una población de bacterias. Un gramo de estos microbios puede almacenar 200 gigas (gigabytes). Los discos duros no pasan de 4 gigas por gramo.
   El sistema aprovecha que el ADN es, literalmente, un texto: una ristra de letras (bases, en la jerga) cuyo significado depende del orden exacto que ocupan en la ristra, como el significado de una novela depende del orden exacto de las letras en el texto.
   Para almacenar el mensaje (una frase, por ejemplo, o una enciclopedia entera), los científicos empiezan por traducirlo a un lenguaje genético arbitrario. El ADN solo usa cuatro bases (a, g, c y t, por las iniciales de sus nombres químicos). Usando palabras de dos bases, solo salen 16 (4 elevado a 2) palabras distintas. Con palabras de tres bases, salen 64 (4 elevado a 3) palabras distintas: esta es justo la estructura del código genético real, donde cada palabra de tres bases significa un aminoácido (los bloques con que se construyen las proteínas).
   Chan King Ming y sus colaboradores de la Universidad China de Hong Kong han usado palabras de cuatro bases, con lo que disponen de 256 (4 elevado a 4) palabras distintas. Han asignado cada una a una letra, signo de puntuación u otro símbolo de la escritura humana mediante un código convencional, como las tablas ASCII que se usan en los ordenadores.
   Esta frase, que tiene 66 caracteres, ocuparía 264 bases en el ADN. Este artículo completo, de unos 4.000 caracteres, ocuparía 16.000 bases. La frase está en el límite de lo que puede almacenarse en una sola bacteria. El factor limitante no es el espacio disponible en la bacteria -cuyo genoma natural tiene millones de bases-, sino las limitaciones actuales de la técnica para sintetizar ristras artificiales de ADN, que no pasa de 200 o 300 bases.
   Por esta razón, para almacenar el artículo completo -incluso después de comprimir el texto con los algoritmos convencionales que se usan en los pdf, jpg o mp3- se necesitarían seis bacterias. Y para almacenar 200 gigas haría falta un gramo de bacterias. Eso es un pequeño cultivo a nuestras escalas de tamaño, pero contiene cerca de un billón de microbios.
   Los 200 gigas no son ningún límite de la técnica: basta aumentar el tamaño del cultivo bacteriano para incrementar el número de gigas que se pueden almacenar. Incluso a gran escala, la base de datos microbiana seguirá ocupando entre 50 y 100 veces menos que su equivalente en un disco duro.
   Pero el sistema de Chan y sus colegas no se limita a almacenar la información. También se ocupa de encriptarla, esto es, de convertirla en un mensaje secreto que solo su propietario puede luego descifrar, o desencriptar. El encriptado consiste en una especie de barajado molecular que invierte de orientación y desordena el texto de ADN. Es el análogo de arrancar las páginas de un libro y barajarlas, o mejor, de cortar cada página en trocitos y arrojar al aire el confeti resultante.
   Los científicos han aprovechado para esto una trituradora de libros que también existe en la naturaleza. Se trata de una enzima (recombinasa; las enzimas son proteínas que catalizan reacciones químicas) que reconoce ciertos pares de secuencias de ADN, las corta y las vuelve a pegar en la orientación inversa. Estas enzimas son las que usan los virus y otros elementos móviles, como los trasposones, o segmentos de ADN que se mueven por el genoma. Los investigadores han domesticado la enzima para que sirva a sus propósitos, pero la actividad no es nada insólito en la naturaleza.
   Ese tipo de recombinasas son también el fundamento de un sistema ideado por estudiantes de la Universidad de Tokio que es capaz de resolver sudokus. Usa 16 tipos de una bacteria, cada uno con una identidad genética y un color distinto dependiendo del cuadradito que ocupe en la cuadrícula del sudoku (cuatro por cuatro). El intercambio de ADN entre unas cuadrículas y otras, mediado por la recombinasa, computa la solución con facilidad.
   La adaptación de los microbios del mundo real a las nuevas condiciones del entorno utiliza rutinariamente mecanismos parecidos.

PRENSA. CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO. "Los hombres que odian a las mujeres", por Salvador Gutiérrez Solís

Salvador Gutiérrez Solís

En "El Día de Córdoba":
Los hombres que odian a las mujeres

Salvador Gutiérrez Solís
Actualizado 29.11.2010

   La  violencia de género es la mayor lacra social con la que contamos en nuestro país. Desgraciadamente, no es un fenómeno exclusivamente español, y es que la globalización de la tragedia es la más rápida en extenderse sin esquivar un solo lugar. Aquí, en España, al menos, sí está identificado y catalogado el delito, tiene nombre propio. En buena parte del mundo sigue sucediendo lo mismo que antaño nos sucedía a nosotros y escapa de las estadísticas, al considerarse un delito que forma parte de la privacidad de la familia. No me cabe duda de que la violencia de género es el crimen más complejo al que se enfrenta la Ley, ya que siempre existe entre agresor/asesino y agredida/asesinada un vínculo que tal vez algún día fue supuestamente afectivo, o se comparten hijos o se convive en el mismo domicilio, con hipoteca a nombre de ambos, etc., etc. A diferencia de lo que piensan muchos, no creo en esa vieja y bárbara teoría que nos dice aquello de que el amor y el odio conviven en una franja muy estrecha de los sentimientos y que los asesinos alguna vez amaron a las mujeres que después asesinan. No, nunca las amaron y siempre las odiaron. El amor no te conduce al insulto, a la vejación, a la humillación, a la amenaza, a la violación, al asesinato. El amor no empuja las manos que agarran esa navaja, no ordena al dedo que apriete el gatillo, el amor no estrangula, no golpea. No. El amor es otra cosa, completamente diferente. No citemos al amor cuando nos refiramos a un caso de violencia de género. No es un "crimen pasional", esa célebre y mentirosa apostilla cuando aún camuflábamos en la privacidad de la pareja este horrendo crimen. Hablemos de asesinos, de asesinatos y de asesinadas, a secas.
   No me cabe duda de que los medios de comunicación han jugado un papel fundamental a la hora de mostrarnos la violencia de género en su exacta y trágica magnitud. Gracias a ellos los números, las estadísticas, tienen nombre y apellidos, cuentan con unos ojos, con un pasado, con una realidad. Esa mujer muerta de ayer en extrañas circunstancias ha pasado a llamarse Lola, Marta o Victoria, y tiene hijos, y hermanos y una vida por delante que ya no será tal. Gracias a los medios de comunicación, a su complicidad con las organizaciones de mujeres y con las instituciones, también hemos sabido que la violencia de género no entiende de clases sociales o económicas, que no la podemos adjudicar a un determinado grupo o colectivo, que no entiende de religiones ni de razas, que no sólo se produce en determinados tramos de edad. Esta visibilización de la violencia de género ha conseguido que muchas mujeres entendiesen y asimilasen que su realidad no formaba parte de la realidad colectiva, que no todos los hombres odian a las mujeres, que las relaciones de pareja no se sostienen sobre la sumisión y el dolor.
   Porque hay hombres que odian a las mujeres, que sólo las contemplan como personas a las que controlar, dirigir y dominar. La violencia de género es la expresión más mezquina que existe de la desigualdad entre géneros, y no por repetida deja de ser una afirmación categórica, que representa y define esta cruel realidad. La violencia de género no es un problema privado, afecta a la sociedad en su conjunto, ya que la infecta, la hace más frágil, turbia, la hiere. Y la sociedad como tal debe actuar, ya que en muchos casos esas mujeres que no se atreven a dar el paso y denunciar a sus agresores, que sigue siendo la única manera de poder ofrecerles protección e información, conviven con vecinos, compañeros de trabajo o familiares que conocen su tragedia.
   Si denunciamos a ese ladrón que descubrimos desde la ventana, si no dudamos a la hora de notificar la destrucción del mobiliario urbano o del coche de un conocido, no podemos quedarnos cruzados de brazos cuando seamos conscientes de un caso de violencia de género. Porque, insisto, no es una interferencia en el ámbito privado, no nos inmiscuimos en los asuntos de una pareja, no, alertamos de un delito. El 25 de noviembre es un día con altavoz, y lo debería ser cada día que una mujer muere asesinada a manos del que es o fue su pareja. Ojalá llegue un día en el que los hombres que odian a las mujeres no existan o, al menos, no estén cerca de ellas. Porque no las merecen, y porque tampoco nosotros merecemos que formen parte de nuestra sociedad.

PRENSA. 30 noviembre 2010

En "El País":

1. "No enseño mis libros a mi marido. Me deprime". Entrevista a la escritora nicaragüense Gioconda Belli. Por Maribel Marín.

2. No parece. Columna de Rosa Montero.

3. ¿Es tan potente el español? Reportaje de Juan Cruz y Pablo ordaz. Escritores debaten el futuro del idioma en un diálogo de EL PAÍS en la Feria de Guadalajara - La fuerza de la lengua vendrá de "su diversidad", dice Millás.

4. Así se salvó la i griega y guion perdió su tilde para siempre. Por Juan Cruz y Pablo Ordaz. El deseo de evitar polémicas suavizó las reformas de la nueva 'Ortografía'.

5. Otro celta soñador. Por Fernando Savater.

6. España, estancada en el aprobado. Reportaje de J. A. Aunión. Un estudio sitúa al sistema educativo entre los que no han avanzado en una década - Los consejos: hacer atractiva la docencia y más autonomía del centro.

7. El clima ya no es lo que era. Artículo de Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía, investigador 'Ikerbasque' en la Universidad del País Vasco y director del 'Instituto de Gobernanza Democrática' (http://www.globernance.com/).

8. Un festín de secretos. Artículo de Timothy Garton Ash, catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la 'Hoover Institution' de la Universidad de Stanford. Su último libro es Facts are Subversive: Political Writing from a Decade Without a Name. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. Los documentos de Wikileaks muestran lo graves que son las amenazas y el escaso control que tiene Occidente. Pero queda por responder una pregunta: ¿Cómo ejercer la labor diplomática en estas condiciones?

lunes, 29 de noviembre de 2010

IES "MAIMÓNIDES". Contra la violencia de género. CONVOCATORIA GENERAL

   Como sabemos, el 25 de noviembre  se ha celebrado el "Día Internacional contra la Violencia de Género". Pero, como también todos sabemos, acabar con esta clase de terrorismo no es cuestión de un día, sino de todos los días. No vale sólo una acción: valen todas las acciones que podamos llevar a cabo.
   Una de ellas es la ESCRITURA. Nuestro instituto ha participado en el "Concurso de literatura ilustrada hiperbreve contra la violencia de género", convocado por el CEP "Luisa Revuelta", y una de nuestras alumnas, Marina Romero Ruiz, de 3º de ESO, ha obtenido el segundo premio de microrrelato en la categoría de Enseñanza Secundaria.
  Algunos relatos y poemas de nuestros alumnos y alumnas podéis leerlos en este blog (http:leereluniverso.blogspot.com), en las últimas entradas.
   Y, como no es cuestión de un día, desde COEDUCACIÓN y desde el PROYECTO LECTOR os animamos a que, desde ahora, hasta mediados de febrero, con vuestra ESCRITURA (poemas, cuentos, microrrelatos, artículos, frases, fotografías, dibujos...), hagáis que esta VIOLENCIA MACHISTA desaparezca.
  
   PRETENDEMOS MONTAR UNA GRAN EXPOSICIÓN CON LOS MATERIALES DEL ALUMNADO, DEL PROFESORADO Y DE LOS PADRES Y MADRES DEL IES "MAIMÓNIDES".

ESPERAMOS VUESTROS TRABAJOS: PODÉIS ENVIARLOS A LAS SIGUIENTES DIRECCIONES:
marisadiaz@iesmaimonides.com
bernardorios@iesmaimonides.com
INDICANDO COMO ASUNTO LO SIGUIENTE: PARA EXPOSICIÓN CONTRA VIOLENCIA DE GÉNERO.

POESÍA. "El herido", de Rafael Alberti (1902-1999)

Rafael Alberti
El herido

-Dame tu pañuelo, hermana,
que vengo muy mal herido.

-Dime qué pañuelo quieres,
si el rosa o color de olivo.

-Quiero un pañuelo bordado,
que tenga en sus cuatro picos
tu corazón dibujado.

CUENTO. "El viajero", de Emilia Pardo Bazán (1851-1921)

Emilia Pardo Bazán
El viajero

   Fría, glacial era la noche. El viento silbaba medroso y airado, la lluvia caía tenaz, ya en ráfagas, ya en fuertes chaparrones; y las dos o tres veces que Marta se había atrevido a acercarse a su ventana por ver si aplacaba la tempestad, la deslumbró la cárdena luz de un relámpago y la horrorizó el rimbombar del trueno, tan encima de su cabeza, que parecía echar abajo la casa.
   Al punto en que con más furia se desencadenaban los elementos, oyó Marta distintamente que llamaban a su puerta, y percibió un acento plañidero y apremiante que la instaba a abrir. Sin duda que la prudencia aconsejaba a Marta desoírlo, pues en noche tan espantosa, cuando ningún vecino honrado se atreve a echarse a la calle, sólo los malhechores y los perdidos libertinos son capaces de arrostrar viento y lluvia en busca de aventuras y presa. Marta debió de haber reflexionado que el que posee un hogar, fuego en él, y a su lado una madre, una hermana, una esposa que le consuele, no sale en el mes de enero y con una tormenta desatada, ni llama a puertas ajenas, ni turba la tranquilidad de las doncellas honestas y recogidas. Mas la reflexión, persona dignísima y muy señora mía, tiene el maldito vicio de llegar retrasada, por lo cual sólo sirve para amargar gustos y adobar remordimientos. La reflexión de Marta se había quedado zaguera, según costumbre, y el impulso de la piedad, el primero que salta en el corazón de la mujer, hizo que la doncella, al través del postigo, preguntase compadecida:
   -¿Quién llama?
   Voz de tenor dulce y vibrante respondió en tono persuasivo:
   -Un viajero.
   Y la bienaventurada de Marta, sin meterse en más averiguaciones, quitó la tranca, descorrió el cerrojo y dio vuelta a la llave, movida por el encanto de aquella voz tan vibrante y tan dulce.
   Entró el viajero, saludando cortésmente; y sacudiendo con gentil desembarazo el chambergo, cuyas plumas goteaban, y desembozándose la capa, empapada por la lluvia, agradeció la hospitalidad y tomó asiento cerca de la lumbre, bien encendida por Marta. Esta apenas se atrevía a mirarle, porque en aquel punto la consabida tardía reflexión empezaba a hacer de las suyas, y Marta comprendía que dar asilo al primero que llama es ligereza notoria. Con todo, aun sin decidirse a levantar los ojos, vio de soslayo que su huésped era mozo y de buen talle, descolorido, rubio, cara linda y triste, aire de señor, acostumbrado al mando y a ocupar alto puesto. Sintióse Marta encogida y llena de confusión, aunque el viajero se mostraba reconocido y le decía cosas halagüeñas, que por el hechizo de la voz lo parecían más; y a fin de disimular su turbación, se dio prisa a servir la cena y ofrecer al viajero el mejor cuarto de la casa, donde se recogiese a dormir.
   Asustada de su propia indiscreta conducta, Marta no pudo conciliar el sueño en toda la noche, esperando con impaciencia que rayase el alba para que se ausentase el huésped. Y sucedió que éste, cuando bajó, ya descansado y sonriente, a tomar el desayuno, nada habló de marcharse, ni tampoco a la hora de comer, ni menos por la tarde; y Marta, entretenida y embelesada con su labia y sus paliques, no tuvo valor para decirle que ella no era mesonera de oficio.
   Corrieron semanas, pasaron meses, y en casa de Marta no había más dueño ni más amo que aquel viajero a quien en una noche tempestuosa tuvo la imprevisión de acoger. Él mandaba, y Marta obedecía, sumisa, muda, veloz como el pensamiento.
   No creáis por eso que Marta era propiamente feliz. Al contrario, vivía en continua zozobra y pena. He calificado de amo al viajero, y tirano debí llamarle, pues sus caprichos despóticos y su inconstante humor traían a Marta medio loca. Al principio, el viajero parecía obediente, afectuoso, zalamero, humilde; pero fue creciéndose y tomando fueros, hasta no haber quien le soportase. Lo peor de todo era que nunca podía Marta adivinarle el deseo ni precaverle la desazón: sin motivo ni causa, cuando menos debía temerse o esperarse, estaba frenético o contentísimo, pasando, en menos que se dice, del enojo al halago y de la risa a la rabia. Padecía arrebatos de furor y berrinches injustos e insensatos, que a los dos minutos se convertían en transportes de cariño y en placideces angelicales; ya se emperraba como un chico, ya se desesperaba como un hombre; ya hartaba a Marta de improperios, ya le prodigaba los nombres más dulces y las ternezas más rendidas.
   Sus extravagancias eran a veces tan insufribles, que Marta, con los nervios de punta, el alma de través y el corazón a dos dedos de la boca, maldecía el fatal momento en que dio acogida a su terrible huésped. Lo malo es que cuando justamente Marta, apurada la paciencia, iba a saltar y a sacudir el yugo, no parece sino que él lo adivinaba, y pedía perdón con una sinceridad y una gracia de chiquillo, por lo cual Marta no sólo olvidaba instantáneamente sus agravios, sino que, por el exquisito goce de perdonar, sufriría tres veces las pasadas desazones.
   ¡Que en olvido las tenía puestas.... cuando el huésped, a medias palabras y con precauciones y rodeos, anunció que "ya" había llegado la ocasión de su partida! Marta se quedó de mármol, y las lágrimas lentas que le arrancó la desesperación cayeron sobre las manos del viajero, que sonreía tristemente y murmuraba en voz baja frasecitas consoladoras, promesas de escribir, de volver, de recordar. Y como Marta, en su amargura, balbucía reproches, el huésped, con aquella voz de tenor dulce y vibrante, alegó por vía de disculpa:
   -Bien te dije, niña que soy un viajero. Me detengo, pero no me estaciono; me poso, no me fijo.
   Y habéis de saber que sólo al oír esta declaración franca, sólo al sentir que se desgarraban las fibras más íntimas de su ser, conoció la inocentona de Marta que aquel fatal viajero era el Amor, y que había abierto la puerta, sin pensarlo, al dictador cruelísimo del orbe.
   Sin hacer caso del llanto de Marta (¡para atender a lagrimitas está él!), sin cuidarse del rastro de pena inextinguible que dejaba en pos de sí, el Amor se fue, embozado en su capa, ladeado el chambergo -cuyas plumas, secas ya, se rizaban y flotaban al viento bizarramente- en busca de nuevos horizontes, a llamar a otras puertas mejor trancadas y defendidas. Y Marta quedó tranquila, dueña de su hogar, libre de sustos, de temores, de alarmas, y entregada a la compañía de la grave y excelente reflexión, que tan bien aconseja, aunque un poquillo tarde. No sabemos lo que habrán platicado; sólo tenemos noticias ciertas de que las noches de tempestad furiosa, cuando el viento silba y la lluvia se estrella contra los vidrios, Marta, apoyando la mano sobre su corazón, que le duele a fuerza de latir apresurado, no cesa de prestar oído, por si llama a la puerta el huésped.

PRENSA. "Vicens Vives va a la guerra", reportaje de Carles Geli

Jaume Vicens Vives
En "El País":


Vicens Vives va a la guerra

Hallado en Italia un texto de 1954 en el que el historiador critica a la Iglesia

CARLES GELI - Barcelona - 27/11/2010

   Intuía que nunca más podría volver a escribir sobre la historia de España en esas condiciones; o sea, que lo hizo sin tapujos. Así que parte de la culpa que llevó a la crisis de 1936 la tuvieron los "grupos católicos (...) cada vez más intransigentes"; también constata que se dio "un militarismo hispánico que se situó en el campo de la reacción conservadora gracias a su estrecha colaboración con la Iglesia". Y ya al analizar la posguerra recoge "un fenómeno de gran subversión moral": el mercado negro o estraperlo, que "enriqueció a los potentados de la agricultura y la industria, rellenó las cajas de los grandes bancos y empobreció al conjunto del país".
   Quien se expresaba así era Jaume Vicens Vives en 1954, en un texto destinado a ser publicado en el extranjero, claro: en francés y para una editorial italiana, en el marco de una voluminosa historia contemporánea de Europa. Se sabía de esa colaboración, si bien se creía que era solo de una veintena de folios y sobre la segunda mitad del siglo XIX. Pero resultaron ser 140 páginas, y entre esas, un hallazgo: 60 dedicadas a los años 1917-1953, donde desmenuza aspectos de la construcción de la nueva España franquista. Ese Vicens Vives inédito y crítico es la gran aportación que deja la conmemoración de centenario del nacimiento del influyente historiador, gracias a la labor investigadora de Miquel Marín Gelabert, del Grupo de Historia de la Historiografía de la Universidad de Zaragoza.
   La génesis intelectual y la evolución del historiador hasta llegar a esos 60 folios es apasionante. Ese Vicens Vives de 1935, "catalanista y socialista", se planta en 1948 en Barcelona como catedrático "habiendo pagado al régimen todo lo que tenía que pagar"; es decir, habiendo escrito un libro de planteamientos próximos a la geoestrategia nazi como Geopolítica de España y del Imperio (1940) o elogios al papel imperialista español en Rumbos oceánicos (1946). Su proyecto es ahora "recuperar el espíritu de la historiografía española y catalana de los años veinte y treinta, que entonces se homologaba con la de Europa".
   Astuto, empieza a crear una estructura que le permita "controlar desde la investigación a la publicación". Y, además, aprovecha los congresos internacionales. Uno en Mantua, en 1952, será la puerta de acceso a su texto inédito. Ante la consulta de la editorial Mazorati, y a pesar de ser medievalista, se ofrece él mismo para hacer un texto sobre el XIX y el XX español para una ambiciosa obra en siete volúmenes. Lo termina en ocho meses, en abril de 1954. De él solo trascenderá, en un homenaje de 1967 y gracias a Miquel Batllori, una veintena de páginas sobre el XIX. "Es un trabajo nunca citado y no se encuentra en ninguna biblioteca ni universidad española", contextualiza Marín, que mantiene que se ha investigado "muy poco" a Vicens Vives.
   La Iglesia como uno de los responsables del conflicto fratricida, lo poco nacionalista que se muestra, las dialécticas arrastradas desde la Guerra Civil y las referencias bibliográficas es lo que llama la atención a Marín. "El nivel de información es altísimo y esos libros no los usó dentro de España; además, no estaban ni en su biblioteca privada ni en la universidad", apunta el investigador. Que de la publicación solo se hiciera una edición y que Vicens Vives no hablara nunca de unos textos que escribió en castellano y cuyos originales están perdidos ("solo lo comenta una vez y por carta a Pierre Vilar y a Ferrater Mora, y a este último, consciente de lo que ha escrito, le pide que le busque editor en EE UU") explicarían el desconocimiento de este "nuevo Vicens Vives", que aquí "no ha de negociar y dice lo que quiere decir; porque meses antes, en su Aproximación a la Historia de España, pasa de puntillas sobre las causas de la Guerra Civil y habla de ella como 'la hora decisiva'; desgraciadamente, nunca más escribió como en aquel capítulo". Pero ahora se sabe que al menos pudo hacerlo una vez.

PRENSA. 29 noviembre 2010

En "El País":

1. La be sigue siendo be. Por Pablo Ordaz y Juan Cruz. Las academias del español acuerdan en Guadalajara mantener la ortografía con nuevas recomendaciones de uso - La Feria está dedicada este año a Castilla y León.

2. Duermen bajo las olas. Reportaje de Jacinto Antón. El danés Carsten Jensen revive una gran saga marinera en 'Nosotros los ahogados' - Viaje con el escritor al pueblo de Marstal, escenario de su novela.

3. No falla la mente, sino el cerebro. Reportaje de Mónica López Ferrado. Los expertos modifican el enfoque de la esquizofrenia, que cambia de dolencia psiquiátrica a neurológica - La enfermedad podría detectarse en estadios precoces.

4. "Hay chicos que leen bien, pero en lo digital se pierden al tercer clic". Entrevista a Andreas Schleicher, responsable del Informe PISA de la OCDE.  

5. Solo Alemania puede salvar esta situación. Artículo de Timothy Garton Ash, catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la 'Hoover Institution' de la Universidad de Stanford. Su último libro es Facts are Subversive: Political Writing from a Decade Without a Name. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

6. Aplausos. Artículo del escritor Rafael Sánchez Ferlosio.

7. Maquiavelo, Churchill y Monnet. Artículo de Santiago Petschen, catedrático emérito de la UCM y Jorge Tuñón, profesor de la Universidad Carlos III. Jean Monnet es un desconocido para muchos. Habría que editar un compendio asequible de sus 'Memorias' para que su pensamiento forme parte del tejido social y político, como ya pasa con Maquiavelo y Churchill.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LECTURA. Recomendación de lectura: "Anatomía de un instante", de Javier Cercas

   Como se dice en la contracubierta, Este libro es un ensayo en forma de crónica o una crónica en forma de ensayo. Este libro no es una ficción. Este libro es la anatomía de un instante: el instante en que Adolfo Suárez permaneció sentado en la tarde del 23 de febrero de 1981, mientras las balas de los golpistas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo del Congreso de los Diputados...

Ahora, unos fragmentos de las primeras páginas:
En cuanto al presidente Suárez, regresa con lentitud a su escaño, se sienta, se recuesta contra el respaldo y se queda ahí, ligeramente escorado a la derecha, solo, estatuario y espectral en un desierto de escaños vacíos.

CAPÍTULO 1

Ésa es la imagen; ése es el gesto: un gesto diáfano que contiene muchos gestos.

A finales de 1989, cuando la carrera política de Adolfo Suárez tocaba a su fin, Hans Magnus Enzensberger celebró en un ensayo el nacimiento de una nueva clase de héroes: los héroes de la retirada. Según Enzensberger, frente al héroe clásico, que es el héroe del triunfo y la conquista, las dictaduras del siglo XX han alumbrado el héroe moderno, que es el héroe de la renuncia, el derribo y el desmontaje: el primero es un idealista de principios nítidos e inamovibles; el segundo, un dudoso profesional del apaño y la negociación; el primero alcanza su plenitud imponiendo sus posiciones; el segundo, abandonándolas, socavándose a sí mismo. Por eso el héroe de la retirada no es sólo un héroe político: también es un héroe moral. Tres ejemplos de esta figura novísima aducía Enzensberger: uno era Mijaíl Gorbachov, que por aquellas fechas trataba de desmontar la Unión Soviética; otro, Wojciech Jaruzelski, que en 1981 había impedido la invasión soviética de Polonia; otro, Adolfo Suárez, que había desmontado el franquismo. ¿Adolfo Suárez un héroe? ¿Y un héroe moral, y no sólo político? Tanto para la derecha como para la izquierda era un sapo difícil de tragar: la izquierda no olvidaba -no tenía por qué olvidar que, aunque a partir de determinado momento quiso ser un político progresista, y hasta cierto punto lo consiguió, Suárez fue durante muchos años un colaborador leal del franquismo y un prototipo perfecto del arribista que la corrupción institucionalizada del franquismo propició; la derecha no olvidaba -no debería olvidar- que Suárez nunca aceptó su adscripción a la derecha, que muchas políticas que aplicó o propugnó no eran de derechas y que ningún político español de la segunda mitad del siglo XX ha exasperado tanto a la derecha como él. ¿Era entonces Suárez un héroe del centro, esa quimera política que él mismo acuñó con el fin de cosechar votos a derecha e izquierda? Imposible, porque la quimera se desvaneció en cuanto Suárez abandonó la política, o incluso antes, igual que la magia se desvanece en cuanto el mago abandona el escenario. Ahora, veinte años después del dictamen de Enzensberger, cuando la enfermedad ha anulado a Suárez y su figura es elogiada por todos, quizá porque ya no puede molestar a nadie, hay entre la clase dirigente española un acuerdo en concederle un papel destacado en la fundación de la democracia; pero una cosa es haber participado en la fundación de la democracia y otra ser el héroe de la democracia. ¿Lo fue? ¿Tiene razón Enzensberger? Y, si olvidásemos por un momento que nadie es un héroe para sus contemporáneos y aceptásemos como hipótesis que Enzensberger tiene razón, ¿no adquiriría el gesto de Suárez en la tarde del 23 de febrero el valor de un gesto fundacional de la democracia? ¿No se convertiría entonces el gesto de Suárez en el emblema de Suárez como héroe de la retirada?

Lo primero que hay que decir de ese gesto es que no es un gesto gratuito; el gesto de Suárez es un gesto que significa, aunque no sepamos exactamente lo que significa, igual que significa y no es gratuito el gesto de todos los demás parlamentarios -todos salvo Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo-, que en vez de permanecer sentados durante el tiroteo obedecieron las órdenes de los golpistas y buscaron refugio bajo sus escaños: el de los demás parlamentarios es, para qué engañarse, un gesto poco airoso, sobre el que con razón ninguno de los interesados ha querido volver mucho, aunque uno de ellos -alguien tan frío y ponderado como Leopoldo Calvo Sotelo- no dudara en atribuir el descrédito del Parlamento a aquel desierto de escaños vacíos. El gesto más obvio que contiene el gesto de Suárez es un gesto de coraje; un coraje notable: quienes vivieron aquel instante en el Congreso recuerdan con unanimidad el estruendo apocalíptico de las ráfagas de subfusil en el espacio clausurado del hemiciclo, el pánico a una muerte inmediata, la certidumbre de que aquel Armagedón -como lo describe Alfonso Guerra, número dos socialista, que se hallaba sentado frente a Suárez- no podía saldarse sin una escabechina, que es la misma certidumbre que abrumó a los técnicos y directivos de televisión que vieron la escena en directo desde los estudios de Prado del Rey. Aquel día llenaban el hemiciclo alrededor de trescientos cincuenta parlamentarios, algunos de los cuales -Simón Sánchez Montero, por ejemplo, o Gregorio López Raimundo- habían demostrado su valor en la clandestinidad y en las cárceles del franquismo; no sé si hay mucho que reprocharles: se mire por donde se mire, permanecer sentado en medio de la refriega constituía una temeridad lindante con el deseo de martirio. En tiempo de guerra, en el calor irreflexivo del combate, no es una temeridad insólita; sí lo es en tiempo de paz y en el tedio solemne y consuetudinario de una sesión parlamentaria. Añadiré que, a juzgar por las imágenes, la de Suárez no es una temeridad dictada por el instinto sino por la razón: al sonar el primer disparo Suárez está de pie; al sonar el segundo intenta devolver a su escaño al general Gutiérrez Mellado; al sonar el tercero y desatarse el tiroteo se sienta, se arrellana en su escaño y se recuesta en el respaldo aguardando que termine el tiroteo, o que una bala lo mate. Es un gesto moroso, reflexivo; parece un gesto ensayado, y quizá en cierto modo lo fue: quienes frecuentaron a Suárez en aquella época aseguran que llevaba mucho tiempo tratando de prepararse para un final violento, como si una oscura premonición lo acosase (desde hacía varios meses cargaba con una pequeña pistola en el bolsillo; durante el otoño Y el invierno anteriores más de un visitante de la Moncloa le oyó decir: De aquí sólo van a sacarme ganándome en unas elecciones o con los pies por delante); puede ser, pero en cualquier caso no es fácil prepararse para una muerte así, y sobre todo no es fácil no flaquear cuando llega el momento.

Editado por DEBOLS!LLO, tiene 462 páginas.
Javier Cercas

POESÍA. "Castilla", de Manuel Machado (1874-1947)

Manuel Machado
Castilla
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

"¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal ¡oh Cid! No ganáis nada".

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: "¡En marcha!".

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.

LITERATURA ESPAÑOLA Y UNIVERSAL (fragmentos). "Romeo y Julieta", de Shakespeare

"Romeo y Julieta", por Frank Dicksee (1884)

Acto II, Escena III:

[Romeo va a visitar a fray Lorenzo para que lo case con Julieta; éste se extraña de que haya ya olvidado a Rosalina]

FRAY LORENZO

Oh, san Francisco bendito, el cambio es grande.
¿Y qué hay de Rosalina, ésa que tanto amabas?
¿Ya la olvidaste? El amor de los jóvenes
no habita el corazón sino los ojos.
¡Jesús, María! Cuánto y cuán copioso fue el llanto
por Rosalina, y cómo lavó tus pálidas mejillas.
¡Cuánta agua salada vertida inútilmente
para sazonar un amor que ya no sabe a nada!
El sol aún no ha limpiado el cielo de suspiros.
En mi gastado oído aún resuenan tus antiguos lamentos.
Contemplo en tus mejillas las antiguas señales
de una lágrima que aún no se ha secado.
Si alguna vez fuiste tú mismo, si los suspiros eran tuyos,
tú y tus suspiros erais para Rosalina.
¡Y ahora has cambiado! Repite esta sentencia:
"Jamás sucumbe la mujer si no sucumbe el hombre!".

Ed. Cátedra. Letras Universales. Traducción del 'Instituto Shakespeare', dirigida por Manuel Ángel Conejero. Pág. 221

ARTE. EL MUSEO 'REINA SOFÍA' CUMPLE 20 AÑOS


Guernica (1937), de Picasso
El sueño viaja (1936), de Ángel Planells

CUENTO. "Al buen callar...", de Emilia Pardo Bazán (1851-1921)

Emilia Pardo Bazán

Al buen callar...
   No tenían más hijo que aquel los duques de Toledo, pero era un niño como unas flores; sano, apuesto, intrépido, y, en la edad tierna, de condición tan angelical y noble, que le amaban sus servidores punto menos que sus padres. Traíale su madre vestido de terciopelo que guarnecían encajes de Holanda, luciendo guantes de olorosa gamuza y brincos y joyeles de pedrería en el cintillo del birrete; y al mirarle pasar por la calle, bizarro y galán cual un caballero en miniatura, las mujeres le echaban besos con la punta de los dedos, las vejezuelas reían guiñando el ojo para significar "¡Quién te verá a los veinte!", y los graves beneficiados y los frailes austeros, sacando la cabeza de la capucha y las manos de las mangas, le enviaban al paso una bendición.
   Sin embargo, el duque de Toledo, aunque muy orgulloso de su vástago, observaba con inquietud creciente una mala cualidad que tenía, y que según avanzaba en edad el niño don Sancho iba en aumento. Consistía el defecto en una especie de manía tenacísima de cantar la verdad a troche y moche, viniese a cuento o no viniese, en cualquier asunto y delante de cualquier persona. Cortesano viejo ya el duque de Toledo, ducho en saber que en la corte todo es disfraz, adivinaba con terror que su hijo, por más alentado, generoso, listo y agudo que se mostrase, jamás obtendría el alto puesto que le era debido en el mundo, si no corregía tan funesta propensión.
   -Reñida está la discreción con la verdad: como que la verdad es a menudo la indiscreción misma -advertía a su hijo el duque-. Por la boca solemos morir como los simples peces, y no es muerte propia de hombre avisado, sino de animal bruto, frío y torpe -solía añadir.
   Corríase y afligíase el rapaz de tales reprensiones y advertencias, y persuadido de que erraba al ser tan sincero, proponía en su corazón enmendarse; pero su natural no lo consentía: una fuerza extraña le traía la verdad a los labios, no dándole punto de reposo hasta que la soltaba por fin, con gran aflicción del duque, que se mataba en repetir:
   -Hijo Sancho, mira que lo que haces... La verdad es un veneno de los más activos; pero en vez de tomarse por la boca, sale de ella. Esparcida en el aire, es cuando mata. Si tan atractiva te parece la fatal verdad, guárdala en ti y para ti; no la repartas con nadie, y a nadie envenenarás.
   Acaeció, pues, que frisando en los trece años y siendo cada vez más lindo, dispuesto y gentil el hijo de los duques de Toledo, un día que la reina salió a oír misa de parida a la catedral, hubo de verle al paso, y prendada de su apostura y de la buena gracia con que le hizo una reverencia profundísima, quiso informarse de quién era, y apenas lo supo, llamó al duque y con grandes instancias le pidió a don Sancho para paje de su real persona. Más aterrado que lisonjeado, participó el duque a su hijo el honor que les dispensaba la reina.
   -Aquí de mis recelos, aquí del peligro, Sancho... Tu funesto achaque de veracidad ahora es cuando va a perderte y perdernos. Si la reserva y el arte de bien callar son siempre provechosas, en la cámara de los reyes son indispensables, te lo juro.
   -Antes pienso, padre -replicó el precoz don Sancho-, que al lado de los reyes, por ser ellos figura e imagen de Dios, alentará la verdad misma. No cabrá en ellos mentira ni acción que deba ser oculta o reservada.
   Confuso y perplejo dejó la respuesta al duque, pues le escarabajeaban en la memoria ciertas murmuraciones cortesanas referentes a liviandades y amoríos regios; pero tomando aliento:
   -No, hijo -exclamó por fin-, no es así como tú supones... Cuando seas mayor y tu razón madure, entenderás estos enigmas. Por ahora sólo te diré que si vas a la corte resuelto a decir verdades, mejor será que tomes ya mi cabeza y se la entregues al verdugo.
   Cabizbajo y melancólico se quedó algún tiempo don Sancho, hasta que, como el que promete, extendió la mano con extraña gravedad, impropia de su juventud.
   -Yo sé el remedio -afirmó. Mentir me es imposible, pero no así guardar silencio. Haced vos, padre, correr la voz de que un accidente me ha privado del habla, y yo os prometo, por dispensaros favor, ser mudo hasta el último día de mi vida si es preciso.
   Pareció bien el arbitrio al duque y divulgó lo de la mudez; siendo lo notable del caso que la reina, sabedora de que el bello rapaz era mudo, mostró alegría suma y mayor empeño en tenerle a su servicio y órdenes. En efecto, desde aquel día asistió don Sancho como paje en la cámara de la reina, sellados los labios por el candado de la voluntad, viendo y oyendo todo cuanto ocurría, pero sin medios de propalarlo. Poco a poco la reina iba cobrándole extremado cariño. Sancho se pasaba las horas muertas echado en cojines de terciopelo al pie del sillón de su ama y recostando la cabeza en sus faldas, mientras ella con la fina mano cargada de sortijas le acariciaba maternalmente los oscuros y sedosos bucles. Las primeras veces que don Sancho fue encargado de abrir la puerta secreta a cierto magnate, y le vio penetrar furtivamente y a deshora en el camarín, y a la reina echarle al cuello los brazos, el pajecillo se dolió, se indignó, y, a poder soltar la lengua, Dios sabe la tragedia que en el palacio se arma. Por fortuna, Sancho era mudo; oía, eso sí, y las pláticas de los dos enamorados le pusieron al corriente de cosas harto graves, de secretos de Estado y familia; entre otros, de que el rey, a su vez, salía todas las noches con maravilloso recato a visitar a cierta judía muy hermosa, por quien olvidaba sus obligaciones de esposo y de monarca, y merced a cuyo influjo protegía desmedidamente a los hebreos, con perjuicio de sus reinos y mengua de sus tesoros. Envuelta en el misterio esta intriga, no la sabían más que el magnate y la reina; y don Sancho, trasladando su indignación del delito de la mujer al del marido, celebró nuevamente no haber tenido voz, porque así no se veía en riesgo de revelar verdad tan infame. Pasado algún tiempo, la confianza con que se hablaban delante del mudo pajecillo instruyó a éste de varias maldades gordas que se tramaban en la corte: supo cómo el privado, disimuladamente, hacía mangas y capirotes de la hacienda pública, y cómo el tío del rey conspiraba para destronarle, con otras infinitas tunantadas y bellaquerías que a cada momento soliviantaban y encrespaban la cólera y la virtuosa impaciencia de don Sancho, poniendo a prueba su constancia, en el mutismo absoluto a que se había comprometido.
   Sucedía entretanto que le amaban todos mucho, porque aquel lindo paje silencioso, tan hidalgo y tan obediente, jamás había causado daño alguno a nadie. No hay para qué decir si le favorecían las damas, viéndole tan gentil y estando ciertas de su discreción; y desde el rey hasta el último criado, todos le deseaban bienes. Tanto aumentó su crédito y favor, que al cumplir los veinte años y tener que dejar su oficio de paje por el noble empleo de las armas, colmáronle de mercedes a porfía el rey, la reina, el privado y el infante, acrecentando los honores y preeminencias de su casa y haciéndole donación de alcaldías, fortalezas, villas y castillos. Y cuando, húmedas las mejillas de beso empapado de lágrimas con que le despidió la reina, que le quería como a otro hijo; oprimido el cuello con el peso de la cadena de oro que acababa de ceñirle el rey, salió don Sancho del alcázar y cabalgó en el fogoso andaluz de que el infante le había hecho presente; al ver cuántos males había evitado y cuántas prosperidades había traído su extraña determinación, tentóse la lengua con los dientes, y, meditabundo, dijo para sí (pues para los demás estaba bien determinado a no decir oxte ni moxte): "A la primera palabra que sueltes al aire, lengua mía, con estos dientes o con mi puñal te corto y te echo a los canes".  
   Hay eruditos que sostienen la opinión de que de esta historia procede la frase vulgar, sin otra explicación plausible: "Al buen callar llaman Sancho".

PRENSA. "Opio del pueblo", columna de Manuel Rivas

Manuel Rivas
En "El País":
Opio del pueblo

MANUEL RIVAS 27/11/2010

   Las teorías de Keynes, que inspiraron el New Deal del presidente Roosevelt (el tío Franklin), ayudaron a salir de la Gran Depresión que siguió al crack de 1929 y a poner en Occidente los cimientos de la sociedad del bienestar, el mayor esfuerzo igualitario en un marco de libertad. Conviene no olvidar que al tío Franklin le llamaron de todo, como a Obama, incluido "cerdo comunista". En realidad, el Tea Party es muy antiguo: la "hiel sempiterna", que diría Luis Cernuda.
   Y al tío Keynes tampoco pararon de darle la vara los fanáticos del money o monetaristas, empezando por el pelma de Von Hayek. En su día, Keynes tuvo que recordarles que en el planeta Tierra existía una curiosa especie, la humana, capaz de ser solidaria y de controlar los instintos depredadores. El keynesianismo es sinónimo de prosperidad y humanismo. Por el contrario, cada vez que se han aplicado literalmente las teorías de Von Hayek lo que ha quedado detrás es una estela de destrozos, desigualdad social e inseguridad. Véase el mea culpa de los ex jefes del FMI que, con sus cómplices interiores, hundieron a Argentina en 2001.
   Lo asombroso es que los depredadores vuelven a las andadas, esta vez para arrasar a Europa. Son muy ingenuos los que piensan que la caza se limitará a la periferia. Si cae España, irán a por Francia... De Keynes ya sólo se habla para recordar una frase: "A largo plazo todos estaremos muertos". En este totalitarismo transgénico, se busca que no haya lugar para la semilla solidaria ni una oportunidad más para el polen de un socialismo democrático. Curioso liberalismo este de medicamento único y obligatorio, donde ya nadie se atreve a hablar de mayor fiscalidad e inversión pública. Sí, este capitalismo fúnebre se ha cargado al viejo Keynes, pero nos queda el fútbol, tíos. ¡Me voy a poner morado de opio del pueblo!

PRENSA. "La corrupción, ¿bien de interés cultural?", por Rosa María Artal

Rosa María Artal

En "El País":
La corrupción ¿bien de interés cultural?


ROSA MARÍA ARTAL 27/11/2010

   España fortalece sus tradiciones. A su vanguardia, el PP libra denodada batalla para que los toros sean declarados bien de interés cultural, patrimonio protegido por la UNESCO y anticonstitucional su prohibición. En consecuencia, ampara la fiesta en algunas de las comunidades que gobierna. Y no está solo, políticos de otros partidos y sectores de la cultura lo secundan.
   En tales circunstancias, tal vez tenga sentido esta modesta proposición: ¿y si nos planteamos consagrar la corrupción como "bien de interés cultural"? ¿No les parece a ustedes lamentable que españoles de bien sean detenidos y hasta encausados basándose tan solo en indicios y pruebas? Piénsenlo, declarar la corrupción bien de interés cultural, también de interés turístico y hasta patrimonio nacional a proteger, no tendría sino ventajas. Se pueden esgrimir sólidos argumentos que fundamenten la propuesta.
   La tradición, en primer lugar. Desde El Lazarillo de Tormes en el siglo XVI, sabemos que la corrupción es una de nuestras más arraigadas costumbres. Nobles y villanos, reyes y presidentes, han saqueado las arcas públicas y privadas durante centurias. España puede acreditar una gran tradición en esta práctica, y es sabido que nuestro país tiene un amor por sus tradiciones sin parangón. La corrupción es, pues, "un signo identitario del pueblo español".
   Nacidos para la gloria. Los corruptos, como los toros de lidia y como los toreros, gozan de una vida singular, muy superior a la de sus congéneres. Reciben un trato exquisito. Y, a diferencia de los astados que mueren ensangrentados y de los diestros que pueden salir malparados, nuestros corruptos a gran escala suelen salir casi indemnes de las cogidas. Para ello existen expertos y caros abogados prestos al quite, el reglamento con sus lagunas y humana aplicación, la cuadrilla en apoyo solidario, la afición que les admira. De hecho, muchos españoles llevan un corrupto dentro, tanto o más que un torero.
   Valores estéticos. La corrupción española también es una mezcla de danza, arte y virilidad. A lomos de coches de lujo y embutidos en trabillas italianas, oro y gualda perpetuos, presuntos corruptos bailan ante nuestros ojos, marcando sus soberanos genitales. Sus capoteos mediáticos nos embelesan, nos turban.
   La trascendencia. Contemplar la corrupción sirve para descargar colectivamente sentimientos positivos y negativos que relajan el espíritu. Y en esa lucha, casi religiosa, entre el bien y el mal, vemos -irritados algunos, complacientes otros- el triunfo del mal y aprendemos la realidad de la vida.
   Así que, una vez declarada la corrupción de interés cultural, turístico y patriótico, habría que aplicarse en su explotación económica. Convertir España en un gran parque temático y registrar la franquicia para exportarla a tantos países que nos siguen los pasos daría trabajo a incontables guías que llevarían a los turistas a contemplar los ladrillos del litoral que han edificado millonarias fortunas particulares, el cemento que embellece el interior, los campos de golf allí donde de natural no hay agua, los vertederos de basuras y escombros por doquier, un castillo con subvenciones fantasma, la noria de los eventos con comisiones dudosas, la montaña rusa del blanqueo de dinero negro o las administraciones de lotería donde se compran boletos premiados para eludir impuestos. Además de las infraestructuras necesarias -que reactivarían el sector de la construcción-, se crearía una industria del souvenir: talonarios, sobres bajo mano, material de espionaje, camisetas, jarras y llaveros con la efigie de las estrellas de la corrupción.
   Apuntemos también la posibilidad de levantar escuelas y universidades de corrupción con todas sus materias específicas (cohecho, prevaricación, soborno, tráfico de influencias, fraude fiscal, oratoria demagógica). Y academias o seminarios para quienes solo desean aprender los mecanismos de la "economía sumergida", como cobrar facturas sin IVA y otras menudencias que detraen para el bien común casi el 25% de los ingresos del Estado.
   Si consiguiéramos que hasta fuera protegida como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, la corrupción española homologaría a los grandes malversadores y especuladores mundiales. Agradecidos, dejarían de atacarnos.
   Así que supongo que estarán de acuerdo en que se impone subvencionar -más aún- a los artistas de nuestra corrupción, no dejar que la fiesta muera. Sin apoyos, estos bravos ejemplares desaparecerían. España sería otra: honesta, responsable, culta. Irreconocible, en una palabra.
   Cierto es que casi todos los organismos internacionales han constatado la correlación entre corrupción y deterioro de la democracia, y han llamado a atajar lo que, dicen, no puede contemplarse en ningún caso como comportamientos individuales desviados, sino como putrefacción del ordenamiento social. A gran o pequeña escala, afirman esos organismos, se roba el dinero de todos. Incluso aquí hay enemigos de tradición tan acrisolada. "La corrupción es incompatible con la democracia, hiere gravemente a los propios fundamentos del sistema", afirma Carlos Jiménez Villarejo, nuestro primer fiscal anticorrupción. Pero ¿a quién le importan todas estas jeremiadas?
   En Las ciudades invisibles, Ítalo Calvino habla de un "infierno de los vivos" y sus dos formas de afrontarlo. Una, "volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo"; la otra, "buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio". En esas está España: ¿parque temático u honestidad? No me discutirán que hay razones poderosas para optar por lo primero.

Rosa María Artal es periodista y escritora.

PRENSA (2). 28 noviembre 2010

En suplementos de "El País":

1. Generación VIH. Reportaje de Lola Galán. Han luchado desde la cuna contra el virus de la inmunodeficiencia humana que les transmitieron sus padres. Son un colectivo único, un grupo aislado en la historia médica, objeto de investigación, porque ya apenas nacen niños como ellos. Esta es su historia.

2. ¿Mi hijo murió o me lo robaron? Reportaje de N. Junquera y M. Altozano. (Memoria histórica). El fiscal de la Audiencia Nacional remite de nuevo al Gobierno 300 casos de secuestro de niños.

3. "Fui un visionario y soy un fracasado". Entrevista a Josep María Castellet, premio Nacional de las Letras. Por Juan Cruz.

4. El mito Goebbels se derrumba. Reportaje de Laura Lucchini. El ministro de Propaganda de Hitler era un personaje patético, con un trastorno narcisista de la personalidad, según revela el historiador alemán Peter Longerich en una biografía.

5. Madres perfectas. Por Elvira Lindo.

6. Borges en salsa picante. Por Javier Cercas.

7. El último abrazo de Ana Frank. Entrevista. Por Montserrat Llor. Año 1945. En el campo de concentración de Bergen-Belsen, dos antiguas compañeras de colegio vuelven a verse. Nanette casi no reconoció a la autora del famoso diario. Ahora nos cuenta su emocionante reencuentro.

8. Muerte y Resurrección de la letra yeyé. Reportaje de Javier Rodríguez Marcos. La i griega, la ch, la ll, la x, la q, patas arriba. Las 22 academias de la lengua española han buscado unificar criterios en su última revisión de la ortografía. Las propuestas han generado críticas a ambos lados del océano. Los hablantes tendrán la última palabra.

9. Puritanismos primitivos. Por Javier Marías.